Efemérides

SANTO DOMINGO, el 24 de junio de 1883, nació en la ciudad de Santiago de los Caballeros, Juan Bautista Pérez Rancier, quien se destacó como abogado defensor de la independencia del Poder Judicial y promotor de acciones para evitar el deterioro del medio ambiente.

Juan Bautista Pérez Rancier, era hijo del licenciado Genaro Pérez Tavares y Elisa Rancier Valverde. Cursó sus estudios primarios en Santiago y los estudios secundarios en Estados Unidos y Canadá, durante el período de 1901 al 1908.

De 1909 a 1914 estudió en la facultad de derecho de la Universidad de París, donde obtuvo el título de Doctor en Derecho, y un diploma especial en la Escuela de Derecho Administrativo y Ciencias Financieras.

Durante su residencia en París, aprendió los idiomas inglés, francés, alemán y latín.

El escritor José Ulises Franco, en su obra “Perfiles y Cosas Dominicanas”, publicada en Santiago en el año 1974, refiere que por su prestigio Juan Bautista Pérez Rancier, fue propuesto como opción para ser Presidente de la República o Vicepresidente, pero siempre declinó las ofertas.

Destaca que creía en un poder judicial independiente y sostenía la idea de que “Cuando la política entra por la puerta de un tribunal, la justicia salta por la ventana”.

En el año 1915, Juan Bautista Pérez Rancier fue designado juez de la Corte de Apelación de Santiago, y en el año 1916, durante los días del 4 de julio al 24 de agosto fue designado por el Ayuntamiento de Santiago de los Caballeros, como Gobernador Civil y Militar de la provincia, como una forma de asegurar las garantías ciudadanas durante la intervención militar de Estados Unidos.

Durante el año 1916, también ejerció las funciones de presidente de la Corte de Apelación de Santiago y luego fue reelecto para el período 1920-1928. En el mismo período impartió la cátedra de Derecho Romano del Instituto Profesional de Santiago de los Caballeros.

El 26 de diciembre de 1917 contrajo matrimonio con Marién Moya Franco, oriunda de La Vega, con quien procreó a sus hijos Genaro, Carmen, Tomás, Batista, Juan y Luis.

De la vida de magistrado de Juan Bautista Pérez Rancier, José Ulises Franco refiere: “Cuéntase que en cierta ocasión, el 28 de febrero de 1920, durante la causa seguida a un ex comisario municipal de Salcedo, acusado conjuntamente con otras personas, por un delito de crimen, don Juan Bautista Pérez indignado ante las torturas a que fuera sometido injustamente Ramón Leonardo Báez, uno de los testigos, estrelló el Cristo que presidía la audiencia, con lo que expresó su enérgica protesta por tan incalificable atropello. Desde entonces a Juan Bautista Pérez se le calificó como “El hombre del Cristo”.

Además de ser un eminente abogado y hombre público, Juan Bautista Pérez Rancier cultivó el alpinismo, explorando la Cordillera Central en varias ocasiones. Se distinguió como un defensor de las riquezas forestales.

En el año 1920, en compañía del eminente Médico Lázaro Canela, levantó un estudio en el que establece lo que debe ser el “Vedado del Yaque”, como una forma de preservar su riqueza como fuente de agua. El documento quedó a la posteridad como ejemplo de lo que fue la conclusión de un científico previsor.

En su honor Valle Nuevo fue declarado Parque Nacional Juan Bautista Pérez Rancier.

Por defender la independencia del Poder Judicial ante las presiones del naciente Gobierno del General Rafael Leónidas Trujillo Molina, Juan Bautista Pérez fue dejado sin funciones en el año 1931 y luego rechazó el nombramiento como juez de la Suprema Corte de Justicia.

Como consecuencia de la nueva situación creada en el país, viajó en julio de 1931 con destino a Europa. Fijó domicilio en Las Islas Canarias, en la Ciudad Universitaria de San Cristóbal de La Laguna. Allí murió el 13 de febrero de 1968.

Parte de los ensayos sobre ciencias, derecho, sociología y geografía, fueron publicados en una recopilación que patrocinó la Academia Dominicana de Geografía, con el título de “Geografía y Sociedad” (1972).

Su labor científica y de defensa del medio ambiente también es resaltada por el maestro de la medicina dominicana, doctor Antonio Zaglul, en su última obra sobre el doctor Lázaro Canela, publicada póstumamente en el año 1998.

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