Editorial

Desde hace ya un buen tiempo, empresarios, trabajadores y gobierno vienen abordando el tema sobre la reforma de nuestro Código Laboral. Y debemos reconocer que lo han hecho a partir de la necesaria actualización de esa importantísima legislación, fruto de una trascendente gestión que nos permitió superar los escollos y el atraso en esa materia de lo que conocimos como Código Trujillo de Trabajo.

Sin embargo, en las últimas semanas el debate sobre la revisión y reforma del Código Laboral ha ido derivando de la mesa del diálogo y la negociación al campo de la confrontación con riesgos de conducir a las protestas callejeras que deben evitarse.

Los representantes del sector empresarial en la comisión designada para el diálogo y la negociación, han hecho propuestas que a las centrales sindicales y a sus asesores y al sector político, les han parecido inaceptables, toda vez que plantean la eliminación de valiosas conquistas laborales contempladas en la actual legislación.

Entendemos que respetando el legítimo derecho que tiene el sector empleador de plantear sugerencias en el sentido de avalar un ejercicio empresarial apegado a leyes y normas que garanticen sus intereses, no estaría demás que tomaran en cuenta situaciones que aconsejan reconsiderar algunas de sus propuestas.

En ese sentido, está claro que en el Congreso Nacional el ambiente es de rechazo a cualquier propuesta de cambio que ponga en riesgo la preservación de relevantes conquistas laborales.

Nuestros hombres y mujeres de negocios deben tener presente que el gobierno, a través del Ministerio Administrativo de la Presidencia, ha sido reiterativo al reafirmar su voluntad de garantizar el respeto a esas conquistas.

Y que además, en esa misma tesitura, se han manifestado sectores de la sociedad civil, la totalidad de los partidos políticos y más recientemente la representación local de la Organización Internacional del Trabajo.

Por todo ello entendemos que quizás sin proponérselo, la actitud de un sector del empresariado, podría retrasar o impedir la necesaria revisión de una normativa que ciertamente necesita ser actualizado y que contiene disposiciones que lesionan la estabilidad de las empresas, como lo reconoce la propia dirigencia sindical.

Pensamos que esas son buenas razones para que se acuda a una mesa de diálogo y negociación con propuestas viables que garanticen el mantenimiento del clima de paz en las empresas, estabilidad social en la nación y que en definitiva logremos un Código Laboral que marque avances para las partes sin retroceso alguno para el país.

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