Opinión

El estudio de la historia y de la sociedad dominicana, el desarrollo de programas de formación política, la conducta, la moral y la disciplina de sus miembros, hicieron del Partido de la Liberación Dominicana (PLD) un modelo de organización política, la cual fue desde sus inicios una gran escuela, posiblemente la única escuela de formación política conocida durante la época democrática de nuestro país.

Hay que recordar que la práctica social y política en Republica Dominicana durante el decenio 1970, cuando surge el PLD, estuvo marcada por la influencia de los acontecimientos históricos ocurridos a raíz del ajusticiamiento del dictador Rafael Leónidas Trujillo Molina.

Para esos años, estaban presentes en la memoria del colectivo dominicano los efectos del ascenso de Bosch al poder y su derrocamiento por el golpe es Estado del 25 de septiembre de 1963, el gobierno de facto del Triunvirato, la Guerra Patria de Abril de 1965 y el gobierno surgido de las elecciones nacionales celebradas a mediados de 1966, que llevaron al doctor Balaguer a la Presidencia de la República, gobierno que se extendió hasta agosto de 1978.

En ese ambiente de prolongada crisis política y bajo la inspiración de la obra de los trinitarios y los restauradores, nació el PLD, el 15 de diciembre de 1973.

De manera preclara, el profesor Bosch se propuso la creación de un nuevo Partido, cuyo objetivo fuera completar la obra de Juan Pablo Duarte, “lograr una patria libre, soberana e independiente, en la cual impere la Justicia social y el respeto a la dignidad humana”.

Días antes de la fundación del Partido, el profesor Bosch, en ocasión de una entrevista para la desaparecida Revista ¡Ahora!, justamente el 4 de diciembre de 1973, ante una pregunta sobre cuáles características ideológicas programáticas tendría el nuevo partido, que lo diferenciaran del PRD, señaló lo siguiente:

«Un partido no es lo que sean sus masas sino lo que sean sus dirigentes, y digo esto en sentido ideológico. Los dirigentes del PRD, exceptuando desde luego los que han pasado al PLD y alguno que otro confundido que se haya quedado en el PRD, dejaron hace tiempo de pensar en la liberación nacional y se dedicaron a pensar en las posiciones públicas que pueden conquistar dentro de las estructuras del gobierno (el de Balaguer o uno futuro de unidad) o dentro de las estructuras del partido; pues no hay que olvidar que un alto cargo en un partido importante puede tener tanta categoría y rendir tantas satisfacciones como un puesto de Secretario de Estado o Embajador o diputado».

Bosch agregó:

«El PLD tendrá o deberá tener las características ideológicas y programáticas de un partido de liberación nacional. Eso quiere decir que el PLD será lo que debió ser y no pudo ser el PRD».

Consciente del contexto en que realizaba su trabajo político, Bosch, como prerrequisito de esta gran meta se impuso la tarea de llevar la educación política al pueblo dominicano a través de sus históricas alocuciones e intervenciones en los medios de comunicación, el riguroso y acertado análisis de la sociedad dominicana contenido en sus obras, y asumiendo como estrategia fundamental la puesta en marcha de los Círculos de Estudios, que inicialmente habían sido un proyecto frustrado en el Partido Revolucionario Dominicano (PRD) al que Bosch trató infructuosamente de reordenar y salvar desde 1970. Su contenido incluía lecciones sobre la historia de las ideas políticas y universal, americana y del pueblo dominicano. También tomaba en cuenta la práctica a partir del estudio de la realidad política internacional, la estructura del Partido, las funciones de sus organismos, los métodos de trabajo, la disciplina partidaria, entre otros temas.

Fundado el PLD, los Círculos de Estudios se constituyeron en una estructura educativa obligatoria, dirigida a formar políticamente a los que ingresaban al Partido, muchos de ellos procedentes de organizaciones barriales, de los comités de trabajo peledeístas, los comités patrióticos y populares, y muy especialmente entre los lectores del periódico Vanguardia del Pueblo que aspiraban a alcanzar la categoría de miembros del Partido. Con los Círculos de Estudios, “Bosch creó una verdadera escuela de formación política.

El buen desarrollo de los Círculos de Estudios convirtió al PLD, como bien lo recogió Bosch en su ensayo, en “Un Partido Único en América”, pues eran la vía que garantizaba la disciplina de la organización a partir de la práctica de la unidad de criterios y el centralismo democrático, combinado con la práctica política diaria.

Sin embargo, desde que en el VI Congreso Ordinario Profesor Juan Bosch se decidió la conversión del PLD en un partido de masas y eliminar los círculos de estudios, desapareció la educación obligatoria y, por tanto, la formación política perdió su fuerza y relevancia en el seno de la organización.

El VIII Congreso Ordinario Comandante Norge Botello, ha decidido retomar la formación política, a través de un proyecto educativo renovado y adaptado a los nuevos tiempos, para un partido de masas y al mismo tiempo de cuadros, como fuera una aspiración inicial de Bosch planteada en la Conferencia Salvador Allende, celebrada en mayo de 1974.

Esta nueva etapa del PLD, tras el VIII Congreso Ordinario Comandante Norge Botello, tiene como propósito fortalecer la formación de los nuevos cuadros peledeistas, los líderes del futuro, que son aquellos que deberán asumir los nuevos retos, tareas y compromisos, desde el seno de la organización y desde la dirección del Estado.

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