Opinión

Referirnos a la Educación Ambiental nos abre las puertas a una diversidad de enfoques hacia los cuales podemos concentrar nuestros planteamientos y análisis, desde la definición misma que enfatiza la toma de conciencia y el desarrollo de valores, conceptos, actitudes y destrezas frente a la protección y el uso sostenible de los recursos naturales y el medio ambiente por parte de una población meta diversa en edad, formación, y cultura, hasta el contexto en el cual fue concebida para movilizar sus acciones y armonizar con otras áreas del quehacer humano vinculadas al desarrollo de los pueblos.

Dado los objetivos que persigue la educación ambiental, es necesario que podamos visualizar con claridad la diferencia entre los términos “Concepto” y “Contexto”, en especial porque el presente trabajo está orientado a enfatizar -tal como lo plantea el titulo- la contextualización de la educación ambiental conforme a sus características y la necesidad de entendimiento por parte de aquellos que están llamados a implementarla. Veamos estas definiciones:

Concepto: Idea abstracta y general; pensamiento expresado con palabras.

Contexto: Conjunto de circunstancias que rodean una situación y sin las cuales no se puede comprender correctamente.

De hecho en nuestro país el tema de cómo asumir y proyectar la educación ambiental en los diferentes escenarios que les son propios, sobre todo en la currícula formal del sector educativo, ha sido poco debatido y confuso, dada la perspectiva simple con que suele asumirse el concepto, al margen del contexto complejo en el que está llamada a aplicarse.

Partiendo de lo anterior, la Educación Ambiental nos llama a reconocer su visión integradora para la comprensión de la problemática ambiental, ya que ésta no es sólo el resultado de la dinámica del sistema natural, sino también de las interacciones entre las dinámicas de los sistemas natural y social. Para educar con respecto a un problema ambiental se requiere del diálogo permanente entre todas las especialidades, todas las perspectivas y todos los puntos de vista. Es en este diálogo en el que se dinamizan diversas aproximaciones que llevan a comprender la problemática ambiental como global y sistémica.

Recordemos el énfasis que se le adjudica a la interdisciplinariedad de este campo (ver Art. 28 de la Ley 64-00 sobre la dimensión ambiental en la planificación del desarrollo). Es por ello que he querido resaltar de manera insistente el vínculo del medio ambiente con todas nuestras acciones, el aspecto de la responsabilidad compartida para que se entienda más el término “interdisciplinario”; a fin de que no se circunscriba la educación ambiental a una materia en las escuelas como suelen sugerir muchas personas; aunque una materia obviamente puede ser un punto de apoyo importante.

Los educadores en sentido general, deben ser formados y concienciados en torno a que las situaciones ambientales resultan de las interacciones y contrastes de los diversos componentes de un sistema. No es factible encontrar toda la información ni la conceptualización (o las metodologías necesarias para la comprensión de un problema ambiental), en una sola disciplina o en una sola y particular área del conocimiento; de ahí la necesaria interdependencia de las ideas y las acciones. Esto implica un trabajo interdisciplinario de permanente análisis y síntesis.

Este es parte del desafío de una Educación que en la actualidad enfrenta la insuficiencia de los enfoques disciplinares para responder integralmente a estos “espacios de interacción y comprensión” en un contexto globalizado donde la sociedad está en permanente cambio.

Todo ello justifica aún más el que la educación ambiental no se perciba como una materia en particular, sino como un proceso de formación transversal a todas las áreas.

El término “Transversalizar” es una palabra muy usada en Pedagogía para referirse a temas que deben ser tratados en todas las asignaturas, enfocándolos cada disciplina desde su propia perspectiva; aunque es justo reconocer las dificultades y limitaciones que han presentado la mayoría de los países para poner en marcha esta metodología de aprendizaje. Es por ello, que en lo que a nuestro país se refiere, debemos generar los espacios de discusión que nos lleven al diálogo permanente entre todos los actores que intervienen en el proceso y se analicen las experiencias exitosas de otros países que puedan ser replicables en el nuestro.

El docente juega un papel protagónico en esta visión de enseñanza-aprendizaje, en donde su responsabilidad está comprometida con una actitud abierta y proactiva para su formación permanente y la adquisición de las habilidades y destrezas que les permitan superar deficiencias e introducir formas novedosas de enseñanza.

Quiero concluir con una frase de Eric Hoffer, escritor y filósofo estadounidense que reza:

“En tiempos de cambio, quienes estén abiertos al aprendizaje se adueñarán del futuro, mientras que aquellos que creen saberlo todo estarán bien equipados para un mundo que ya no existe.”

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