Hablan los hechos

En un encuentro sostenido con empresarios, una parte de los partidos que perdieron en la contienda electoral del pasado mes de mayo, reiteraron su denuncia de una “avasallante practica antidemocrática del PLD”, que según afirman inician con la escogencia de los componentes de los próximos órganos electorales.

Repitieron en Santiago lo que hicieron en la ciudad capital, encargaron un misa en una parroquia de curas amigos y acudieron ante el monumento de las Hermanas Mirabal en Santiago con carteles en mano y discursos altisonantes, proclamando en base a consignas amenazantes, “que no aceptarán la imposición de jueces electorales que respondan al partido de gobierno”.

Es el mismo sector que reclama democracia y de forma alegre piden al Presidente de la Republica (el encargado del Poder Ejecutivo), que intervenga en la elección de los miembros de la Junta Central Electoral, una potestad constitucional del Senado de la Republica (Poder Legislativo).

Un mar de contradicciones, que en el habla popular se tipifican como gallolocadas, las que vienen repitiendo una y otra vez desde mayo, tiempo en el que realizaron múltiples intentos para que las elecciones fueran abortadas, incluyendo su férrea oposición a que se usara la tecnología para los cómputos de los sufragios, que prolongó en el tiempo los resultados finales ante un proceso electivo muy complejo porque se votaba en varios niveles electivos.

Se reclama de la mediación para el dialogo con el fin de consensuar la necesaria Ley de Partidos y Agrupaciones Políticas y la modificación al Régimen Electoral y en medio de las conversaciones se retiran, porque ese no es el tema de su interés, si no el reparto de los miembros de la Junta Central Electoral.

Reclaman una segunda mayoría y siquiera han admitido el contundente triunfo del Presidente Danilo Medina, del PLD y sus aliados, con casi un 62 por ciento de los votos válidos. Pretenden ignorar ese triunfo histórico, recurriendo a una ilegitimidad, que solo existe en sus mentes.

Con mucha razón se habla del pobre criterio político opositor como causa del insignificante aporte al debate.

Se tiene poca madurez política que es lo que ha llevado a este sector a plantear situaciones que caen en lo absurdo, como es el caso de las denuncias adelantadas sobre la conformación de la Junta Central Electoral.

Dos de los cabecillas de la fracción opositora objetan al actual presidente de la Junta Central Electoral, olvidando que ambos, siendo senadores, le escogieron para justificar el órgano que impusieron solo con sus acólitos.

No han comprendido el rol de opositor

Cuando los partidos políticos desde la oposición no son capaces de cumplir con su deber de defender a la sociedad con eficacia, se descalifican, más que un enunciado es una sentencia que se ha cumplido en nuestro litoral y en el mundo.

Son incontables las fuerzas políticas quienes han perdido influencia y aceptación en el electorado por su pobre actuación desde la oposición.

Los ataques virulentos, personales carentes de raciocinio, alejan los compromisos que pudieran asumirse. En cambio una propuesta bien canalizada se acepta con agrado.

El Partido de la Liberación Dominicana se ganó un sitial en el corazón del pueblo porque hizo una oposición basada en propuestas.

Se recuerda aquellas sugerencias del Profesor Juan Bosch para buscar las formas de procesar la caña, más allá del líquido con el que se fabrica el azúcar, sus planteamientos para traer joyeros de Europa para procesar el oro de nuestras minas y venderlo como prendas, no solo como materia prima y los mismo con los sub productos del cacao, que sugirió traer confiteros europeos para procesarlo como finos chocolates.

Fueron los congresistas del PLD que hicieron posible la reforma económica después del año 90 que finalmente permitió enfrentar una situación de crisis internacional que impactaba fuertemente en nuestro país con una superinflación y la escasez de moneda dura y de combustibles.

En política las formas son tan importantes como el fondo y la manera en que un sector de la oposición ha canalizado sus incomprensibles planteamientos, le descalifican.

Sin duda alguna estamos ante ls presencia de una oposición con comportamientos que procura deslegitimar la elección de autoridades con un triunfo en buena lid, llegando a hablar de ingobernabilidad.

El ejercicio político moderno impone la moderación en las ejecutorias de la oposición para mantener la estabilidad de los gobiernos y de los regímenes democráticos, base de la convivencia.

A la oposición se le tiene el encargo, se establece incluso en nuestras leyes, de ser un contrapeso al poder ejecutivo, lo que se realiza con un perfil propositivo propio. Se admite y comprende la divergencia pero también se procura el consenso.

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