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El profesor Juan Bosch fue de los principales organizadores de la conspiración de 1947 que partiría desde Cayo Confites, en la costa cubana, para derrocar la dictadura de Trujillo, en la que Fidel Castro figuraba como uno de los soldados internacionalistas.

Ese año, manera casi fortuita, se produce el encuentro entre dos figuras llamadas a jugar roles trascendentales desde sus respectivos ámbitos de acción y que marcaría una amistad entrañable, tan fuerte, como vínculos entre República Dominicana y Cuba.

Un reportaje de Vanguardia del Pueblo Digital, a propósito del fallecimiento del líder de la Revolución Cubana, destaca la amistad entre el comandante Fidel Castro y el profesor Juan Bosch que comenzó en la Cayo Confites.

“Trujillo había sobornado al jefe del Ejército Cubano, quien dispuso desmantelar el campamento guerrillero y detener a sus integrantes, Castro escapó a nado, pero antes le solicitó a Juan Bosch que le cediera el arma que llevaba al cinto”, refiere el trabajo con la firma de Johnny Arrendel, reseñado por la Secretaría de Comunicaciones del PLD.

Relata que estando Fidel Castro en la isla, un día llegó un grupo de dominicanos y, entre ellos, Juan Bosch. “Muy pronto hicimos amistad. Entre tanta gente en el cayo a mí me gustaba conversar con él; de todos los dominicanos que conocí fue el que más me impresionó. Lo recuerdo como un hombre mayor”.

El comandante de la Revolución Cubana cumplió sus 21 años de edad en Cayo Confites. “Pienso que Bosch ya tendría unos 36 o 37 años. Su conversación realmente conmovía, la forma en que se expresaba; parecía un hombre muy sensible. Vivía muy modesto allí, al igual que todos los demás, y creo que sufría lo mismo que la gente”.

A juicios de Fidel, Bosch era allí el hombre de mayor calibre, el más destacado, relatando muchas veces que se iban para el extremo de la isla donde sostenían largas conversaciones, resaltando que sus palabras lo marcaron mucho.

“Así nos hicimos amigos. La amistad tiene un mérito por su parte, él ya era una personalidad y yo era un estudiante joven que no significaba nada entre tantos jefes, coroneles… Yo era un teniente y mandaba un pelotón. Sin embargo, Bosch me trató con mucha deferencia y consideración”, llegó a expresar Castro.

En dicho reportaje se reseña que el Gobierno del Partido de la Liberación Dominica, encabezado por el Presidente Leonel Fernández, no solo tuvo el honor y el coraje de restablecer las relaciones diplomáticas con Cuba, sino que en dos ocasiones recibió la visita de su jefe de Estado, el comandante Fidel Castro.

En una ocasión, el Comandante en Jefe fue investido con la “Orden al Mérito de Juan Pablo Duarte, Francisco del Rosario Sánchez y Ramón Mella, Gran Cruz Placa de Oro”, máxima distinción de la República Dominicana, al tiempo que Fernández recibía, de manos de Fidel, la Orden José Martí.

“Pero un momento especialmente emotivo del apretado itinerario desarrollado por Fidel fue cuando a las 9 de la mañana del domingo 23 de agosto, se dirigió a la casa de Juan Bosch, en compañía de su anfitrión Leonel Fernández”, se reseña en el escrito.

La señora Carmen Quidiello les dio la bienvenida, como antesala del ameno intercambio que sostendrían con su esposo. Luego del fuerte abrazo entre los dos amigos, el presidente cubano le manifestó sonriente “No vine en el 47 pero vengo ahora”.

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