Hablan los hechos

El efecto económico del cambio climático a escala planetaria fue advertido por el economista y académico británico Nicholas Stern cuando sostuvo que «no luchar contra el cambio climático será muchísimo más costoso que combatirlo», el cual se produjo en el año 2006. Criterios estos que han servido en lo delante de plataforma para estructurar el discurso económico del cambio climático, lo que ha permitido cuantificar los impactos y costes derivados del mismo y ha proporcionado las herramientas únicas y firmes para la toma de decisiones, sustentadas en la economía ambiental.

Se ha llegado a la conclusión que se necesita una inversión equivalente al 1% del PIB mundial para mitigar los efectos del cambio climático, pues de lo contrario el mercado mundial sufriría una recesión equivalente al 20% del PIB global.

Bajo ese enfoque, se tiene la precisión que el cambio climático representa un reto único para la economía, pudiéndose afirmar que las variaciones que se producirán en el mercado han de ser objeto de un análisis económico global en el que se deben abordar las consecuencias a largo plazo así como los riesgos y las incertidumbres que el cambio climático está provocando en la economía mundial, pues en tal sentido se ha llegado a la conclusión que se necesita una inversión equivalente al 1% del PIB mundial para mitigar los efectos del cambio climático, pues de lo contrario el mercado mundial sufriría una recesión equivalente al 20% del PIB global.

Pero es que la puesta en práctica de medidas para reducir el impacto del calentamiento global deberá entenderse como una inversión para evitar el riesgo de consecuencias muy graves en el futuro. Si estas inversiones se realizan acertadamente, los costes serán razonables y, al mismo tiempo, se abrirá una amplia gama de oportunidades de crecimiento y desarrollo.

En este sentido, es que las advertencias del economista Nicholas Stern adquiere una gran trascendencia cuando analiza los costes económicos del impacto del clima teniendo en cuenta tres elementos, por un lado, considerando las consecuencias del cambio climático sobre la economía, sobre la vida humana y sobre el medio ambiente, examinando los costes de las diferentes tecnologías y estrategias para reducir las emisiones de gases invernadero. En segundo lugar utilizando modelos económicos de evaluación integrada que calculen el impacto económico, así como estudiando los modelos macroeconómicos que se ocupen de los costes y consecuencias de la transición a sistemas energéticos bajos en carbono y por último comparando el coste social del carbono en las diferentes partes del mundo.

Podemos interpretar que el cambio climático es una seria amenaza para el mundo en desarrollo y un importante obstáculo para la reducción continuada de la pobreza en sus múltiples dimensiones.

Tomando en cuenta tales consideraciones, podemos interpretar que el cambio climático es una seria amenaza para el mundo en desarrollo y un importante obstáculo para la reducción continuada de la pobreza en sus múltiples dimensiones. En este sentido, el calentamiento global constituye una amenaza contra los elementos básicos de la vida humana en las distintas partes del mundo como son el acceso al suministro de agua, la producción de alimentos, la salud, el uso de las tierras y el medio ambiente.

La dinámica en la que está envuelta la economía mundial es que el PIB que hoy se exhibe como éxito económico es el fruto de la contaminación ambiental y una de las razones principales de la contaminación del aire es la combustión de diésel y carbón, el cual se calcula que 3,7 millones de muertes son atribuibles a la exposición a humos en el exterior, mientras que 4,3 millones resultan de la mala ventilación de los hogares. En más de 34 países de economía importante, el transporte motorizado ya provoca la mitad de las muertes prematuras debidas a la contaminación por partículas.

Por igual, la combustión de carbón también es la mayor fuente de dióxido de carbono, el principal gas de efecto invernadero responsable del cambio climático, que causa alrededor de 150.000 muertes prematuras por año y plantea un riesgo a gran escala para este siglo XXI y los venideros. Aunque es cierto que la industria del carbón ayudó a miles de millones de personas a salir de la pobreza, como en China, cuyo enorme crecimiento de la renta per cápita, casi 700% desde 1990, se basó en su uso como fuente de energía, sin embargo, en los países que más queman este combustible fósil, los riesgos para la salud humana son mayores.

Esta potencia económica con su abandono incrementa la exposición al riesgo medio ambiental, reduce su colaboración e incorpora un elemento de vulnerabilidad para la desaceleración de la economía global.

Para los científicos y economistas que han comenzando a investigar desde hace un tiempo, las graves consecuencias económicas y con el medioambiente, sostienen que si no somos capaces de reducir las emisiones globales de carbono de forma rápida y profunda, lo más caro que podemos hacer es no hacer nada. En tal sentido sostienen que las principales consecuencias del cambio climático, económicamente son los daños a la propiedad y la infraestructura, la pérdida de productividad, la migración masiva y amenazas en la seguridad y afrontar los costos económicos, sociales y medio ambientales.

Visto así el panorama, y sus consecuencias económicas, son esas las razones poderosas que entran en juego con el anuncio de que EE.UU como primera potencia mundial del Acuerdo de París y el segundo mayor emisor de gases contaminantes se retira del pacto. Este acuerdo, sellado en 2015 por casi 200 países, establece un calendario de reducción de las emisiones para paliar los efectos del cambio climático, por lo que esta potencia económica con su abandono incrementa la exposición al riesgo medio ambiental, reduce su colaboración e incorpora un elemento de vulnerabilidad para la desaceleración de la economía global.

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