Opinión

Las principales naciones del mundo que velan en forma permanente por la protección del medio ambiente disponen de una marcada generación de energía eléctrica con plantas a carbón, y con señales de un aumento del uso del mineral por la abundancia, precios bajos con respecto a las unidades que operan con derivados del petróleo y con seguridad de manejo en relación con las centrales nucleares.

La electricidad generada a partir de carbón en el mundo ha alcanzado su mayor nivel de la historia, de acuerdo con datos de la Agencia Internacional de la Energía (AIE). Sólo en el 2013 alcanzó los 9,613 Twh, lo que representó el 41.1 por ciento de la electricidad global producida.

El crecimiento de la generación a partir del mineral fue liderado por países miembros de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE).

Esa entidad que nació cuando 20 países de América del Norte y de Europa se adhirieron a la convención de la OCDE en París el 14 de diciembre de 1960, y actualmente es uno de los foros mundiales más influyentes, en el que se analiza y se establecen orientaciones sobe economía, educación y medio ambiente. Canadá, Estados Unidos, Alemania, Reino Unido, España y Dinamarca se encuentran entre los miembros.

China, es el primer consumidor mundial del mineral, y actualmente consume la mitad de los recursos mundiales de carbón, y es precisamente, el gigante asiático, el país con mayor dependencia del carbón.

De las 10 más grandes plantas térmicas a carbón del mundo China posee seis, mientras que Taiwan dispone, en la provincia Taichung, de la mayor central de generación mundial a carbón, con una capacidad de 5,500 Mw, y la India tiene dos.

La central eléctrica de Bełchatów es una gran central de lignito 5,354 Mw situada cerca Bełchatów en Łódz, Polonia. Es la mayor central térmica de Europa y la segunda del mundo. La planta produce entre 27 y 28 Twk de electricidad al año, es decir, el 20% de la generación total de energía de esa nación. En 2011 fue encargada una nueva unidad de 858 Mw. La nueva unidad cuenta con un índice de eficiencia de aproximadamente el 42%, que está contribuyendo a la reducción de consumo de derivados de petróleo y las emisiones en comparación con las unidades existentes.

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