Opinión

Ojalá que los partidos políticos tradicionales se empoderen de la formación política, para fortalecer al sistema de partidos de la República e institucionalizar estas organizaciones partidarias. El sistema de partidos necesita un relanzamiento, que le permita reconquistar confianzas perdidas a través de sus ejercicios gubernamentales. Ese debería ser el objetivo esencial de las organizaciones políticas de la nación, para que la democracia sea fortalecida, a través de las fortalezas que surjan de un proceso de cualificación estructural e ideológica.

Es tiempo de pensar en la nación y sus perspectivas de éxito dentro del conglomerado de naciones del planeta. Es preciso fortalecer el proyecto de nación que iniciaron los trinitarios, continuaron los próceres restauradores, consolidado en los últimos cincuenta años, gracias a la intervención de un sinnúmero de demócratas que han trabajo sobre un proyecto sostenido de fortalecimiento democrático y donde se destacan egregias figuras de todos los partidos del sistema. Es tiempo de pensar sobre el papel de los liderazgos actuales y el futura de la democracia e inclusive, del futuro de la nación ante los peligros que le asechan en forma sostenida.

Ganar confianza, validar acciones y legitimar procesos y formas de trabajar el servicio que prestan los partidos políticos en su conjunto a la sociedad dominicana, a través de su ejercicio organizacional y como ente socializador.

Formar sobre la nueva gerencia pública, acerca de la importancia de la formulación de proyectos sociales, sobre historia critica, y en un sinnúmero de temas básicos para el desarrollo de políticas públicas que fomenten una nueva relación entre los partidos y la sociedad.

Esta misión constituiría un verdadero aporte a la formación de una clase gobernante sustentada en la ciencia y que tanta falta hace a la nación dominicana.

La nación necesita procesos políticos sustentados sobre propuestas objetivas, un proceso político-partidario que debata ideas, como una forma de hacer de la política, un verdadero ejercicio de la decencia y la honorabilidad, tal y como lo definiera el patricio en pensamiento filosófico y la praxis de su vida.

Hoy en día la formación política es viable a través de las redes de distribución de información, que transcienden lo nacional y amplían las posibilidades de adquisición de conocimiento fresco, reeditado por vía del concierto de opiniones, análisis y reflexiones de politólogos de todas las latitudes. Estas redes telemáticas y digitales permiten ser vías de enlaces de cualquier terminal, llámese radio, televisor, celular, ordenador y otros que puedan ser anexados al arsenal de medios digitales.

Los partidos tienen múltiples oportunidades en los servicios relacionados con las nuevas formas de comunicación efectiva con que se cuenta en la actualidad, estas vías de relación abaratan costos y eliminan distancias en forma sin igual. La formación política debe aprehenderse de estas grandes y veloces autopistas de la información y dejar atrás los caminos de asfalto y de rieles de acero, que necesitan espacio físico y muchos recursos económicos para la realización de actividades formativas.

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