Opinión

En mayo del año 2017 publicamos la 3ra. edición, corregida y ampliada, de nuestros ensayos históricos, bajo el título de “Haití y la República Dominicana: Un origen y dos destinos”.

El prólogo de esa edición como las anteriores, fue escrito por Manuel Núñez, destacado intelectual, brillante, autor de una prosa hermosa y pedagógica que nos honra y distingue por los elogios que hace a esos trabajos sobre la realidad y la verdad en términos históricos, sociales, económicos y políticos de ese conglomerado humano como lo llamó Juan Bosch, que no es ni ha sido nunca Estado o República y que ahora, 200 años después, ha terminado convirtiéndose en toda la extensión de la palabra, en un peligro y una amenaza para la nación dominicana, que por encima de todos los problemas y defectos, es un Estado Republicano, organizado, con capacidad económica que lo señala como uno de los países más importantes del Caribe y Centroamérica.

Estamos celebrando el “Mes de la Patria”, en el cual además de la fecha del natalicio de Juan Pablo Duarte, fundador de la República, celebramos también la proclamación de nuestra independencia que se realizó el 27 de febrero de 1844, cuando Francisco del Rosario Sánchez y Ramón Matías Mella, bajo el lema valiente, viril y eterno de “Dios, Patria y Libertad”, enhestaron en el Baluarte de la Puerta del Conde la bandera tricolor que identifica y distingue al pueblo dominicano, “Legendario, veterano de la historia y David del Caribe”, al que hemos llamado hace muchos años, “actor solitario de su historia”.

En este mes conmemoramos también el 16 de febrero la muerte del coronel Francisco Caamaño Deñó, por ejecución de quienes lo apresaron, prócer de la Epopeya de Abril de 1965, que fue Presidente del Gobierno Constitucional de la República en Armas, que enfrentó con la tradicional valentía y decisión indeclinable, la intervención militar de las tropas estadounidenses, apoyadas por esa absurda e irresponsable Organización de Estados Americanos, (OEA).

Ahora, hoy, estamos atentos y preocupados por lo que sucede en ese vecino, que se desenvuelve en un profundo e inevitable capítulo de insurrección, desorden y muerte; en ese escenario geográfico en el que habitan más de 10 millones de seres humanos: “Otra vez Haití”, que el autor de esta columna ha descrito cuidadosamente en el libro antes mencionado, que recoge en sus páginas, como han señalado otros, la autentica e incuestionable historia de ese conglomerado, del cual se ha desprendido la Organización de las Naciones Unidas ONU” Francia, Canadá y Estados Unidos, empeñados en echar sobre los hombros del pueblo dominicano la tragedia que no tiene cura, ni recuperación de ninguna naturaleza.

El pueblo dominicano ha forjado, consolidado y defendido la República Dominicana; y es el único pueblo de América que ha enfrentado y combatido, en su largo periodo de existencia, desde sus orígenes de más de 500 años, contra los ejércitos español, inglés, francés, haitiano, español otra vez y estadounidense, en el escenario de su territorio limitado; conducta que nos distingue y honra en el escenario mundial.

¡Honor y gloria eterna a los fundadores de la República, a los próceres de la Restauración, a los héroes de la Guerra de los Seis años y a los héroes y próceres que en toda su vida han dado un ejemplo de dignidad, sacrificio y valentía a todos los pueblos del mundo: ¡Qué grande y valiente eres pueblo dominicano!

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