Opinión

“Locura es hacer lo mismo una y otra vez esperando obtener resultados diferentes”

La del dengue, como epidemia que abate las poblaciones que habitan en ambientes subdesarrollados, revela las deficientes condiciones para mantener la salud de las personas en los espacios donde nacen, crecen, viven, trabajan y envejecen. Tres variables favorecen la presencia de esta enfermedad, a saber: una población susceptible, un agente transmisor y el virus que la produce.

Lo propio ocurre en el caso dominicano, de forma tal que, en los últimos seis años la enfermedad amenazó constantemente la salud de la población. A tal extremo, que desde la semana epidemiológica número cuarenta del año 2018, el número de casos aumentó sostenidamente, desde veintitrés, hasta situarse por encima de cuatrocientos afectados por semana de este año

Para contener esta situación la Organización Panamericana de la Salud recomienda una estrategia de intervención con cinco ejes transversales, marco para formular la respuesta de los países del continente.

El primer eje es la preparación y respuesta ante brotes, tiene como herramienta fundamental la construcción de la Sala de situación para el uso de la información en la toma de decisiones en la vigilancia tanto de la enfermedad como en el control de vectores, revisión planes de emergencia, involucramiento de la comunidad, entre otros.

Como segundo y tercer ejes están la atención a los pacientes, haciendo hincapié en el diagnóstico y tratamiento clínico y la organización de los servicios de salud para evitar defunciones yel Diagnostico por laboratorio para confirmar la circulación del virus, así como el serotipo.

Otros dos ejes que no deben olvidarse son la comunicación de riesgo, para acortar el impacto de los brotes, reducir criaderos domiciliarios, concienciar la población para que procuren atención oportuna con el propósito de evitar pérdida de vidas; y el Manejo integrado de vectores, tomando en cuenta tanto el control del vector propiamente dicho como la circulación del enfermo.

Con dicha estrategia, unido a la disminución de la población sensible al virus, se logran fortalecer los sistemas de salud para contener la epidemia del dengue, pero no así para erradicarla, o por lo menos para prolongar los tiempos de los ciclos de aparición de los brotes.

Esta situación ocurre porque el desarrollo de las condiciones propicias para la crianza del mosquito, vehículo de transmisión del dengue, son consecuencias directas del sistema de producción y concentración de las riquezas, que confinan a las personas a vivir en espacios carentes de los servicios básicos, por lo que se generan procesos pocos adecuados a la vida saludable para proveerse de los mismos.

Para el caso se pueden citar, acumulación del agua para uso domiciliario y la convivencia con los desechos sólidos producidos en las actividades del diario vivir, entre estos, los que por su forma, acumulan líquidos al encontrarse en lugares descubiertos. En pocas palabras, el nicho propicio para la reproducción del Aedes Aegypti es consustancial a la manera de vivir de las personas.

Llevarse del consejo de los sabios es elevarse a su estatura, hacer algo diferente, es el momento de formular una estrategia de intervención con el propósito de alargar el ciclo de surgimiento de los brotes. La misma debe tener por objetivola transformación del patrón de comportamiento de las personas, en función de las condiciones del ambiente donde habite, al proveerse de los servicios para el saneamiento básico adecuado a una vida saludable. De esta manera se tenderá a eliminar los nichos donde se reproduce el mosquito transmisor del dengue.

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