Opinión

El imperativo de abandonar la unilateridad que derivó en la Segunda Guerra Mundial, condujo a Estados Unidos a promover la multilateralidad, la cooperación entre todos los países, a fin de conservar la paz y la estabilidad a nivel internacional. Para eso se creó la Organización de las Naciones Unidas, buscando construir a través de ella un orden internacional basado en reglas.

La ONU se articuló como un sistema integrado por organismos como el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional (FMI), la Corte Penal Internacional, la Organización Mundial del Comercio (OMC), la Organización Mundial del Trabajo (OIT), la Organización Mundial de la Salud (OMS), Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), entre otros.

Esos organismos contribuyeron y viabilizaron el funcionamiento cotidiano del mundo en que vivimos. Han sido motorizadores de la hiperglobalización en que ha vivido el mundo en los últimos 40 años, caracterizado por notables incrementos de los flujos de comercio, capitales, personas, ideas, cultura, etc. Como resultado de ese proceso se produjeron ganadores y perdedores. De manera concreta, en muchos países desarrollados esa hiperglobalización ha creado una sensación de vulnerabilidad que ha servido de caldo de cultivo para la emergencia de movimientos y líderes políticos que no solo han estado cuestionando la bonanza del orden internacional abierto, sino que ha comenzado a actuar en la dirección de desmontarlo.

Un gran ganador de ese proceso ha sido China que ha llegado al punto de disputarle el liderazgo económico a los Estados Unidos. El creciente poder económico de China ha llevado a los Estados Unidos a tomar medidas para detener el avance de ese país. En buena medida, la confrontación entre Estados Unidos y China es catalogada ya por muchos analistas como una nueva guerra fría.

Desde antes de que se produjera la pandemia de coronavirus, en ese contexto de confrontación con China, el propio gobierno de los Estados Unidos comenzó a promover el unilateralismo, poniendo en cuestionamiento a varios de los organismos creados bajo el amparo de la Organización de Naciones Unidas. El ejemplo más claro ha sido la actitud del presidente Trump frente a la OMC y la UNESCO.

Pero la crisis del coronavirus ha venido a agravar la situación de los organismos multilaterales, evidenciado en el ataque de Estados Unidos a la Organización Mundial de la Salud por lo que ha sido considerado como una actitud vacilante de esa organización en los primeros momentos de la pandemia, y por una supuesta parcialidad con China. Muchos han entendido que, con esa actitud, Trump lo que busca es mitigar el daño político que le ha producido el torpe manejo de la pandemia.

Algunos intelectuales consideran que la crisis del coronavirus muy bien pudiera ser la gota que colme el vaso de la hiperglobalización y que estemos camino a un mundo menos abierto, menos próspero, pero también menos libre. Estados Unidos, de promotor de lo multilateral hoy apuesta a lo unilateral.

Otras del Comité Político
últimas Noticias
Noticias Relacionadas