Hablan los hechos

Por Deisy Francis Mexidor *

Cada año un tercio de la producción mundial de alimentos para consumo humano termina en vertederos, mientras 821 millones de personas a nivel global, una de cada nueve, sufren de hambre.

La alarmante cifra traduce que casi 1 300 millones de toneladas de comida se pierden en medio de tantas necesidades, alerta el Fondo de la ONU para la Alimentación y la Agricultura (FAO), al advertir que es preciso redoblar esfuerzos si se quiere alcanzar el objetivo global de Hambre Cero en 2030.

Los estimados indican que solo de ahorrar una cuarta parte de lo que ahora se desperdicia, se podrían alimentar a 870 millones de personas que no tienen qué llevar a sus bocas.

Al propio tiempo los efectos dañinos del cambio climático disminuirían, pues tal fenómeno es responsable del ocho por ciento de las emisiones globales de gases de efecto invernadero. Además, el 30 por ciento de la tierra agrícola del planeta se utiliza para producir alimentos que nunca serán consumidos.

Algunas estadísticas de prensa arrojan datos que impresionan: el 45 por ciento de las frutas y vegetales cosechados en el planeta van al basurero, lo que equivale a cerca de 3 700 millones de manzanas, igual ocurre con el 30 por ciento de los cereales o 763 000 millones de cajas de pasta y el 20 por ciento de los 263 millones de toneladas de carne producidas anualmente.

Ante semejante escenario, el 19 de diciembre de 2019, la Asamblea General de las Naciones Unidas designó el 29 de septiembre como Día Internacional de Concienciación sobre la Pérdida y el Desperdicio de Alimentos.

La fecha intenta sensibilizar sobre la importancia de este problema y sus posibles soluciones con miras al cumplimiento de la meta 12.3 de los Objetivos de Desarrollo Sostenible.

Es doloroso que se desaproveche tanta comida, especialmente con el índice de pobreza que impacta al planeta. Solo en América Latina, donde se disipan alrededor de 348 000 toneladas de alimentos, existen más de 40 millones de personas que pasan hambre.

El exdirector general de la FAO José Graziano da Silva expresó en mayo pasado, cuando ya el planeta experimentaba los efectos de la pandemia de la Covid-19, que «las previsiones son muy malas».

Si en 2019 más de 820 millones de individuos no tuvieron garantizada su dieta diaria, «podemos subir hasta 1 000 millones», apuntó.

A juicio de Graziano da Silva, el impacto mayor será sobre la mala nutrición, que provocará números aún más elevados que con el hambre.

«Mucha gente que depende del trabajo cotidiano ya no recibe nada o casi nada. Si no trabajan, no comen, lo que ocurre no solo en países en desarrollo», lamentó.

· Prensa Latina

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