SANTO DOMINGO, el 26 de noviembre de 1820, nació en la ciudad de Santo Domingo, Pedro Alejandrino Pina, quien se destacó como político y militar. Fue de los nueve fundadores de la Sociedad Secreta La Trinitaria, el 16 de julio de 1838, el partido político concebido por Juan Pablo Duarte para crear la República Dominicana.
También fue de los fundadores de la sociedad cultural La Filantrópica, otra entidad al servicio de la causa independentista. Y fue de los principales colaboradores de Juan Pablo Duarte.
En 1843 tuvo que salir al exilio junto a Duarte para evitar ser asesinado por el Gobierno haitiano que había descubierto el proyecto para fundar República Dominicana.
Regresó al país luego que fue proclamada la República Dominicana el 27 de febrero de 1844.
Juan Pablo Pina era un promotor del pensamiento liberal. Como Juan Pablo Duarte tenía el criterio de que en la República Dominicana tiene que imperar un régimen democrático normado por la justicia.
Fue miembro de la Junta Central Gubernativa y parte del grupo que sufrió la persecución de la maquinaria de represión del general Pedro Santana, quien dio un golpe de Estado y sacó del organismo a todos los seguidores de Duarte.
Pina fue parte del grupo de trinitarios que la Junta Central Gubernativa, controlada por Pedro Santana, declaró el día 22 de agosto de 1844 traidores e infieles a la patria.
En el momento que se produjo la decisión, Duarte, se encontraba escondido en Puerto Plata, luego de que fue calificado de anarquista por el general Santana.
La Junta Central Gubernativa cuando declaró a Duarte y a Juan Pablo Pina, entre otros trinitarios, traidores a la patria, era presidida por el General Pedro Santana. La completaban los miembros Tomás Bobadilla, Manuel Jiménes, Félix Mercenario, Toribio Mañón, J. Tomás Medrano, Norberto Linares, Toribio L. Villanueva y Félix M. Marcano, secretario.
Para actuar contra los trinitarios la Junta tomó en consideración dos solicitudes: una que contenía 68 firmas de ciudadanos calificados de «notables padres de familia», y otra suscrita por 628 oficiales superiores y demás miembros del Ejército.
«Es absoluta necesidad que para la seguridad y tranquilidad del país, se castigara á todos los autores y cómplices de la sedición, á cuya cabeza había figurado el general Juan Pablo Duarte; y cuyo objeto fue trastornar y derrocar el Gobierno supremo establecido en virtud del manifiesto del 16 de enero, que formó las bases de la revolución». (sic)
Asimismo, consideraron que en las actuales circunstancias era necesario «obrar á verdad sabida, buena fé guardada, y con la suprema ley, y sin embargo de que las leyes en vigor y las de todas las naciones, habían previsto la pena de muerte en iguales casos, usando la factura paternal que la caracterizaba y por otros motivos de equidad y consideración, declaraba que los generales de brigada Juan Pablo Duarte, Ramón Mella y Francisco Sánchez, los comandantes Pedro Alejandrino Pina, Gregorio del Valle y Juan Evangelista Jiménez, el capitán José Illas y el ciudadano Juan Isidro Pérez, habían sido traidores é infieles á su patria, y como tales eran indignos de los empleos y cargos que ejercían, de los que quedaban depuestos y destituidos, ordenando que todos ellos fueran inmediatamente desterrados y extrañados á perpetuidad del país, sin que pudieran a volver a poner el pié en él, bajo la pena de muerte, que sería ejecutada en la persona del que lo hiciera, después que fuera aprehendido y se justificara la identidad de su persona, á cuyo efecto se le daba poder y facultad á cualquier autoridad civil y militar que verificara la captura». (sic)
Advertía que todo se ejecutaría «sin perjuicio de las indemnizaciones civiles que debieran al erario público ó á algunos ciudadanos particulares, por la mala inversión que hubieran tenido en sus empleos, por el abuso de poder que hubieran hecho, ó por los daños y perjuicios que hubieran causado».
El mismo día 22 de agosto, luego de ser conocida la sentencia de la Junta Central Gubernativa fueron expulsados del país con destino a Inglaterra, los generales Francisco del Rosario Sánchez, y Matías Ramón Mella; así como Pedro Alejandrino Pina y Juan José Illas.
El grupo fue embarcado en el bergantín británico «Capricornio».
Con la decisión se intensificó una política de intolerancia que culminó con la salida al exilio de Juan Pablo Duarte, sus seguidores y su familia.
El 25 de agosto de 1844, el General Pedro Santana acusó a Juan Pablo Duarte y a sus amigos de ser «espíritus turbulentos» que violaban el orden y los principios de la República, con el propósito de sumergirla en la «división y la anarquía, forjando mentiras para fascinar a los incautos crédulos».
Juan Pablo Pina murió en San Juan de la Maguana en 1870.