CURAZAO, el 4 de febrero de 1844, Juan Pablo Duarte, exiliado en Curazao, escribió una carta a su familia en la que le pidió vender los bienes que les dejó su padre Juan José Duarte, para poner los recursos a disposición de los trinitarios para contribuir a la fundación de la República Dominicana.
En el año 1843 Juan Pablo Duarte tuvo que salir al exilio, pero desde Curazao se mantuvo entregado a la causa patriótica.
Su padre murió cuando él se encontraba en Curazao, pero el hecho en lugar de desanimarlo, lo estimuló a seguir adelante para retornar a honrar los restos de su progenitor.
Desde Curazao ordenó a su familia vender los bienes que recibió en heredad para ponerlos a la disposición de la causa de la independencia. El objetivo se logró el 27 de febrero de 1844, cuando fue proclamada la República Dominicana.
Duarte regresó luego de proclamada la República, pero no buscó reconocimiento como premio por su obra. Sin embargo, al poco tiempo fue traicionado por los conservadores que tomaron el control político de la naciente República.