SANTO DOMINGO, el 10 de octubre de 1864, el General Gaspar Polanco fue juramentado como nuevo Presidente de la República Dominicana. El día anterior, el 9 de octubre, había dirigido una conspiración que culminó con el derrocamiento del primer Presidente del Gobierno de la Restauración, el general José Antonio -Pepillo- Salcedo.
El Gobierno de Gaspar Polanco duró tres meses porque al caer en el descrédito porque otorgó múltiples privilegios a sus allegados, entre los que figuraban productores de tabaco del Cibao.
Además dirigió una administración del Gobierno que se caracterizó por su intolerancia política.
Polanco alcanzó sus méritos políticos y militares por su participación el 7 de julio de 1857, en el movimiento liberal que culminó con el derrocamiento del Presidente Buenaventura Báez, y su papel protagónico en la Guerra de la Restauración.
El 9 de octubre de 1863, Polanco y un grupo de oficiales del Ejército Restaurador, acusaron al Presidente Pepillo Salcedo de conducir la Revolución de la Restauración a la derrota.
El objetivo de los golpistas era evitar que Pepillo Salcedo renunciara y posibilitara el retorno al poder del ex Presidente Buenaventura Báez.
Atribuyeron a Pepillo Salcedo haber expresado que renunciaría y entregaría el poder a Báez.
Buenaventura Báez era considerado por Gaspar Polanco y sus hombres como un enemigo de los intereses del Cibao.
Incluso, formaron parte del movimiento cívico militar que derrocó el Gobierno de Buenaventura Báez en 1857.
El golpe de Estado contra el primer Gobierno de la Restauración culminó con la juramentación de Gaspar Polanco como nuevo Presidente de la República, el 10 de octubre de 1864.
El General Gaspar Polanco, entre las acciones de intolerancia política que caracterizaron su administración, ordenó el fusilamiento del derrocado Presidente Pepillo Salcedo.
El Gobierno de Gaspar Polanco fue derrocado por otro movimiento militar en enero de 1865.
La lucha entre los restauradores debilitó mucho los propósitos que dieron origen a la lucha para rescatar la soberanía.
Las mejores energías se concentraron en las luchas intestinas.