SANTO DOMINGO, el 19 de octubre de 1915, llegó a la ciudad de Santo Domingo, el secretario estadounidense William Russell, enviado por el Gobierno de los Estados Unidos de América, para que exigiera el cumplimiento de la convención de 1907, que colocaba a las aduanas dominicanas bajo el control del Gobierno norteamericano. Una versión de la época da cuenta de que presionó al Gobierno del presidente Juan Isidro Jimenes para que aceptara un experto financiero y disolviera la Guardia Nacional.
La Convención de 1907 autorizaba a Estados Unidos a controlar las aduanas dominicanas para cobrar lo que el país debía a acreedores estadounidenses.
Estableció que “Hasta que la República Dominicana no haya pagado la totalidad de los bonos del empréstito, su deuda pública no podrá ser aumentada sino mediante un acuerdo preciso entre el gobierno dominicano y los Estados Unidos.
“Por igual acuerdo será preciso modificar los derechos de importación de la República, por ser condición indispensable para que esos derechos puedan ser modificados y que el Ejecutivo dominicano compruebe y el Presidente de los Estados Unidos reconozca que tomando por base las importaciones y exportaciones de los dos años que preceden al que se requiere hacer la alteración en los referidos derechos, y calculado en monto y la clase de los efectos importados o exportados, en cada uno de esos dos años, al tipo de los derechos de importación que se pretendan establecer, el neto total de esos derechos de Aduanas en cada uno de los dos años, excede de la cantidad de dos millones de pesos oro dominicano”.
El 19 de noviembre de 1924, entre las motivaciones que alegó el Gobierno de Estados Unidos para iniciar un Gobierno de Ocupación fue la de que la República Dominicana incumplía sus compromisos financieros.
La Convención había sido firmada el 8 de febrero de 1907. En virtud ella Estados Unidos pasaría a administrar las aduanas de dominicanas.
El convenio desató un movimiento de protesta en el país, porque se consideraba antipatriótico, pero los negociadores dominicanos Emiliano Tejera y Federico Velásquez, sostuvieron que era la única solución posible ante las continuas demandas de los acreedores europeos y frente a la insistencia de Estados Unidos para que el Gobierno dominicano pusiera en orden sus finanzas.
Al asumir el control de las aduanas, Estados Unidos se comprometió a pagar con los ingresos a los acreedores externos e internos. La Convención Dominico-Americana fue ratificada por el Congreso dominicano el 3 de mayo de 1907.