Del Partido

Dije en una ocasión que los primeros meses de Gobierno fueron como subir una cuesta de barro en medio de una lluvia y descalzo. Pero ya estamos en el firme. Ya estamos en el firme. En el mes de agosto estaremos más en el firme todavía, y después comenzaremos la bajada. Si este gobierno ha podido subir la cuesta con tantas dificultades y está en el firme, bajará con más facilidad. Si este fue un buey que haló tanto, que pudo subir, yo creo que bajando halará mucho más. Los que les dicen desde el día 27 de febrero que este Gobierno está engañando al pueblo, lo están engañando a ustedes.

Lo importante no es cómo se empieza, sino cómo se termina. A nosotros nos dejaron todas las sogas amarradas y hemos tenido que irlas desamarrando poco a poco. Ya están desamarradas. Ahora nos sentimos libres para trabajar por el pueblo y cada día irán trabajando más, y llegará un momento, pronto, no ahora, en que no faltarán brazos en la República Dominicana. No tarde ni ahora, pero pronto.

El pueblo puede estar seguro de que estamos luchando por él. El pueblo puede estar seguro de que nos preocupa su situación. No vivimos tranquilos. Cuando algunos de esos opositores dice que nosotros estamos paseando en yate, no está diciendo la verdad. Cuando nosotros salimos en una fragata que debe estarse moviendo siempre, salgamos nosotros o no salgamos, porque los barcos no pueden estar parados (y por cierto el Yate Patria, el antiguo Angelita, si lo mantenemos parado mucho tiempo se nos va a echar a perder), los barcos tienen que moverse siempre.

Cuando nosotros salimos, lo hacemos para trabajar en el barco también, y sobre todo para tener tiempo de pensar en los problemas del país. Porque aquí no nos dan tiempo, no nos dan tiempo ni los problemas ni la gente. Y si nosotros cometemos un error desde la Presidencia de la República, por actuar precipitadamente, ese error le puede costar al país millones. No es cierto que salgamos a pasear. Los marinos y los clases y los oficiales de la fragata Mella saben que cuando nosotros salimos de aquí, llevamos siempre un secretario y una o dos maletas llenas de libros, llenas de papeles, para trabajar, para contestar correspondencia y para estudiar los problemas del país. Nosotros no tenemos edad para pasear, ni podemos dedicar el tiempo a pasear. Nosotros tenemos que trabajar por este país, y si salimos a veces en la fragata Mella, también salimos a trabajar. ¿O qué es lo quieren? ¿Qué uno esté amarrado al escritorio, encadenado al escritorio de la Presidencia todos los días, desde el amanecer hasta la noche, para darles el gusto a ellos, para que ellos no tengan nada que decir? ¿Y de qué hablarían entonces si nosotros no saliéramos de aquí?

Lo de San Isidro

Bien, ahora vamos a lo que en este momento es de gran interés nacional; vamos a hablar de lo que ocurrió en la Base Aérea de San Isidro el sábado día 13 de julio.

Se ha dicho en la prensa que un grupo de oficiales le sometió al Presidente de la República un ultimátum o un pliego de condiciones con varias condiciones, entre ellas, establecer un servicio de Inteligencia Militar y la de perseguir a líderes políticos, o hacerlos presos.
Lo que yo voy a decir aquí esta noche es la absoluta verdad. Repito que un gobierno democrático debe vivir en casa de cristal. No tengo por qué esconder nada, ni bueno ni malo. Y además, tampoco soy baúl de nadie, como dice la gente del pueblo.

El sábado fui a San Isidro. Me acompañó el general Elby Viñas Román, ministro de las Fuerzas Armadas. Iba conmigo en el automóvil. Y además, iba el Cuerpo de Ayudantes.

Yo lamento tener que andar por el país con ayudantes militares. Porque en realidad son hombres a quienes está matando el trabajo.
Es demasiado fuerte el tren de trabajo del Gobierno, y ellos tienen que seguir al pie del Presiente. Pero resulta que aquí hay gente con malas intenciones, y uno tiene que cuidarse. Y entre los deberes de las Fuerzas Armadas está proteger al Presidente de la República, está mantener la Constitución; y el Presidente, aunque le desagrade a cierta gente, es el Presidente Constitucional, que fue elegido por el pueblo. Por esta razón ando con el Cuerpo de Ayudantes Militares, a pesar de que me da pena que esa gente trabaje día y noche como lo hace. Pienso a menudo, por ejemplo, que el teniente coronel Julio Amado Calderón, que como yo tiene mujer y tiene hijos y no puede dedicarle a su hogar, no puede dedicarle a su mujer, no puede dedicarles a sus hijos un minuto de atención, porque tiene que trabajar constantemente al lado de Presidente de la República.

El Cuerpo de Ayudantes iba y conmigo el general Elby Viñas Román. Llegamos a San Isidro a mediodía. Allí en la Comandancia de la Aviación había una reunión de oficiales de alta graduación. Tan pronto yo llegué y nos saludamos, uno de los oficiales hablando a nombre de todos ellos dijo las siguientes palabras: “Presidente, queremos hablar con usted, porque estamos muy preocupados con las actividades de cierto sector político, queremos decirle que puede usted contar con nosotros, en cualquier medida que usted tome contra ellos”. Yo me senté y les expliqué a los militares lo siguiente: Un Gobierno democrático no puede ser democrático para unos sectores y dictatorial para otros.

Debo decir, señores, que yo no voy a repetir aquí palabra por palabra todo lo que dije allí, porque los tendría a ustedes frente a los televisores o frente a los radios una hora, que fue más o menos lo que duró aquella conversación, y por tanto voy a resumir, voy a tratar de decir en pocas palabras lo que dije entonces: No puede ser democrático para unos y dictatorial para otros, así como una dictadura no puede ser tiránica para unos y democrática para otros.

Si Trujillo hubiera permitido libertades a un sector de los dominicanos, su tiranía no hubiera durado. Si la democracia establece una dictadura para un sector dominicano, los que quedaran en libertad serían los primeros en acusar al Gobierno democrático de ser una tiranía. Si el Gobierno persiguiera a cualquier sector de este país, y en esa persecución tuviera la desgracia de matar a un joven, los otros sectores que están en libertad acusarían al Gobierno y a las Fuerzas Armadas inmediatamente de asesinos trujillistas. Y la prueba es la siguiente: ¿Quiénes pidieron aquí la derogación de la Ley de Emergencia? La Unión Cívica y el Partido Revolucionario Social Cristiano. ¿Quién pidió que el 12 de julio fuera declarado día de conmemoración nacional? La Unión Cívica.

Hay ya, y esto no lo dije entonces, pero lo digo esta noche, hay un líder político que hace tiempo que viene diciendo que el Gobierno es un Gobierno fascista, totalitario, que coquetea con los comunistas.

Ya se ha preparado con tiempo para acusarnos de fascistas cuando nosotros comencemos a perseguir a cualquier dominicano. Ya ese líder político tiene la base de la acusación de fascista, y además nos acusa de neotrujillista. Por ahí se irían todos. Nosotros no hemos vuelto a nuestro país a perseguir. Nosotros somos afirmativos, no negativos. Pero en última instancia les dijimos, si las Fuerzas Armadas persisten en eso búsquense otro que gobierne porque yo no estoy dispuesto a encabezar una dictadura total o parcial en la República Dominicana.

La oficialidad reaccionó inmediatamente diciendo que no habían querido decir eso, que nadie había pensado en eso, porque tampoco ellos querían una dictadura; y estoy hablando aquí esta noche con la presencia en este acto de dos de los que estuvieron presentes, de manera que si olvido algo de la verdad, ellos pueden llamarme la atención. La oficialidad reaccionó y varios comenzaron a protestar y a decir que de ninguna manera ellos podían aceptar que yo renunciara a la Presidencia de la República, y que esa no había sido la intención de ellos. Les respondí entonces que el oficial que habló primero había dicho que me respaldarían si hacia tal cosa, lo cual quería decir que se me estaba señalando una línea, y a mí como Presidente Constitucional de la República no se me pueden señalar líneas políticas. Ustedes, les dije, han dejado de ser en este momento militares apolíticos, y se han convertido en políticos. No puede haber democracia con militares políticos, con militares que deliberen. Los militares, de acuerdo con la Constitución, tienen una función muy concreta. No pueden opinar políticamente. No pueden establecerle pautas políticas a nadie. Para establecer pautas políticas están los partidos y están las Cámaras y está la prensa. Y como ustedes han dejado de ser militares para ser políticos en este momento, yo no puedo seguir gobernando en el país, porque yo me temo que esto de ahora se repetirá en otra forma, no ya en este lenguaje, en esta discusión amistosa, sino con hechos.

Temo que algún grupo de oficiales guiados por políticos, porque ustedes, le dije, no amanecieron un día pensando en esto, esto se lo han hecho pensar a ustedes políticos que quieren usarlos con fines políticos, que un grupo de oficiales pensando ya con hechos, llevados ya por los políticos se presenten en el Palacio Nacional a sacarme de allí, y el día que eso ocurra, también va a haber oficiales del Ejército que saldrán a defender el Gobierno constitucional, y habrá lucha entre las Fuerzas Armadas, y habrá sangre, y yo no he vuelto aquí a derramar sangre. Yo no quiero que por mi causa se derrame sangre en la República Dominicana. Pero ellos me reclamaron y me pidieron que reconsiderara mi posición, y le ofrecí pensar en ello.

Mi deber era, antes de tomar una decisión, informarme. Salí de allí, volví a mi casa y después tomé información. De acuerdo con los informes que tengo, es cierto y verídico que un grupo de oficiales, reunidos en la Aviación, redactó un pliego de condiciones para someterme a mí, al Presidente de la República, pero cuando llegaron más tarde los oficiales de mayor graduación, entre ellos los jefes de las Fuerzas Armadas, les dijeron a esos oficiales que eso no se le podía hacer al Presidente de la República. E incluso les ordenaron que no estuvieran presentes en la reunión. El líder de ese grupo era el mayor Haché, y hoy mismo le he pedido al ministro de las Fuerzas Armadas y al general Luna la cancelación del mayor Haché. Y el autor político de esa intriga que pudo ser y desgraciadamente puede ser el principio de una era de sangre entre hermanos y sobre todo entre los propios miembros de las Fuerzas Armadas, el autor político fue un sacerdote, un sacerdote político, capellán de la Aviación, que se llama Marcial Silva; y he pedido la cancelación de ese mal capellán.

Nadie persiguió en este país y probablemente en América nadie, a ciertos sectores políticos, a las fuerzas de izquierda, con más violencia y más efectividad que Rafael L. Trujillo, y no acabó con esa fuerza. Hoy son muchos mayores. Nos dejó el problema a nosotros y ahora hay personas en este país que quieren que nosotros les dejemos el problema a nuestros hijos, y no lo resolvamos como debemos resolverlo, con inteligencia y amor al pueblo.

Campaña de comunista

La campaña de comunista que comenzó el sacerdote Láutico García y que en estos momentos están haciéndonos otros sacerdotes jesuitas en la Línea Noroeste, esa campaña ahora ha derivado. Ahora yo no soy comunista, sino que le estoy entregando a los comunistas el país. Ningún Presidente ha sido más anticomunista después de Trujillo que Ydigoras Fuentes, y lo tumbaron los militares diciendo que bajo el Gobierno de Ydigoras había peligro comunista en Guatemala. Es decir, se está buscando pretexto siempre; si aquí no hubiera un solo comunista, se acusaría al Gobierno de trujillista, y de que le está entregando el Gobierno a los trujillistas, y si aquí tampoco hubiera trujillistas, se acusaría al Gobierno de estar haciendo alcantarillado, lo cual es un crimen ante la patria.

No se debe conspirar en una democracia, pero resulta que los militares no conspiran por sí solos. Lo he dicho muchas veces. Yo estuve un año y medio como Presidente de un partido en este país, y jamás me acerqué a un militar para pedirle que conspirara contra Balaguer o contra el Consejo de Estado.
Los Militares no conspiran si no los llevan a conspirar políticos civiles. Se ha estado conspirando y la responsabilidad no es de los militares; es de los que quieren el poder en este país a toda costa, y quieren utilizar a los militares como escalafón para encaramarse en el poder.

Nadie tiene la bola mágica en las manos para ver el futuro. Yo no sé lo que puede pasarme a mí como persona y como Presidente de la República. Sí sé que en este país un golpe de Estado va a durar menos que una cucaracha en un gallinero, porque sé que hay fuerzas, fuerzas militares que están dispuestas a defender la Constitución a cualquier costa. No se puede decir que las Fuerzas Armadas son reaccionarias o golpistas. Eso no es cierto. Se ha seducido algunas veces, a muy pocas personas, bajo el engaño de que van a luchar contra los comunistas; se les induce poco a poco a irse poniendo frente al Gobierno.

Pase lo que pase

Repito que no sé lo que me va a pasar, pero si me ocurre algo, a los militares demócratas de este país, al pueblo, a la juventud dominicana, quiero decirle los siguiente: pase lo que pase, no permitan que este país vuelva a comprometerse en contratos con empresas refinadoras de petróleo, no permitan que la tierra dominicana vaya a manos extranjeras, no permitan que siga el latifundio campeando por su respeto y que los campesinos sin tierra estén recorriendo los caminos muriéndose de hambre para venir a las ciudades a pedir con las manos extendidas un pedazo de pan para poder comer. Luchen por la independencia de la República Dominicana, pero luchen también por el mantenimiento de las libertades públicas; y si me pasa algo, como testamento les dejo estas palabras que quiero repetir esta noche, las palabras con las cuales terminé el discurso de inauguración del nuevo Gobierno revolucionario, el 27 de febrero de 1963: “Dominicanos, mientras nosotros gobernemos en este país no perecerá la libertad”.

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