Opinión

La reconversión productiva del sector agroalimentario dominicano se presenta como una alternativa para enfrentar exitosamente el proceso de apertura comercial a nivel multilateral, regional y bilateral.

El concepto de reconversión productiva agropecuaria ha sido desarrollado por expertos, que plantean distintos enfoques. En la década de los 60s, fue definida como el proceso de aplicar nuevos conocimientos científicos a los factores de producción con el objetivo de hacer de la agropecuaria uno de los sectores más dinámicos de la economía.

Se la define también como el cambio o transformación voluntaria hacia una agropecuaria diferente, innovando y agregando valor mediante el uso de sistemas tecnológicos eficientes en toda la cadena productiva.

Otros la explican como un intento de adaptación a las condiciones del entorno competitivo nacional e internacional, con el objetivo de incursionar con éxito en los mercados, consolidar y ampliar su presencia.

En Latinoamérica, se han dado distintas experiencias de políticas para la reconversión productiva, indicativo de que en la región hay conciencia sobre la necesidad de acciones orientadas a la modernización.

Para citar sólo algunos ejemplos, en Costa Rica se cuenta con el Programa de Reconversión Productiva, en Argentina existe un Programa Federal de Reconversión Productiva para la Pequeña y Mediana Empresa Agropecuaria -Cambio Rural-, y en México está el Programa Integral de Reconversión.

En el caso específico de Chile, la política está más enfocada hacia el tema de la modernización de la agricultura, existiendo una política diferenciada de apoyo a la Producción Familiar Campesina.

Así define la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación de Méjico (2004) los tipos de conversiones y reconversiones productivas:

Conversión de cultivos: introducción o establecimiento de un cultivo o especie alternativa con una mejor adaptación agroecológica y de mayor competitividad.

Cambios tecnológicos: Conjunto de adecuaciones o ajustes a corto plazo realizados a la tecnología dentro de las especies o cultivos establecidos en un área con el objetivo de mejorar productividad, competitividad y sustentabilidad.

Reconversión Productiva: Cambio de la actividad agropecuaria o Forestal buscando aprovechar la actitud potencial del área o sitio con un uso óptimo del suelo.

Recuperación de zonas degradadas: Conjunto de actividades tendentes a rehabilitar un ecosistema degradado, para recuperar las funciones originales y mantener las condiciones que propicien su persistencia y evolución.

La reconversión productiva del sector agroalimentario dominicano se presenta como una alternativa para enfrentar exitosamente el proceso de apertura comercial a nivel multilateral, regional y bilateral.

Esta apertura plantea dos retos: competencia en el mercado doméstico frente a las importaciones con preferencias arancelarias o más competitivas, y aprovechamiento de los mercados externos con productos de calidad, valor agregado y precios competitivos.

En la mayoría de nuestras áreas, la reconversión debe estar anclada en la aplicación de tecnologías generadas o validadas y ajustadas a nuestras condiciones, siempre y cuando los resultados hayan mostrado el potencial para aumentar la productividad, contribuir con la seguridad alimentaria y garantizar acceso a los mercados internacionales.

Un ejemplo práctico lo constituyen más de treinta (30) productos tecnológicos que se han generado, validado y/o ajustado en el Sistema Nacional de Investigación Agropecuaria y Forestales (SINIAF), los cuales están disponibles para su uso.

Aquí mencionamos algunos:

Seis (6)validaciones y ajustes tecnológicos financiados y supervisados por el Consejo Nacional de Investigaciones Agropecuarias y Forestales (CONIAF) y ejecutadas por el Instituto Dominicano de Investigaciones Agropecuarias y Forestales (IDIAF), en variedades introducidas de yuca Valencia, CM6921 y TAI 8, en Santiago Rodríguez, Mao Valverde, Espaillat y La Vega Real, con rendimientos promedios de alrededor 30 quintales por tarea (una tarea equivale a 629 m2), en el caso de la primera (Valencia) con características deseadas para el mercado de exportación.

La variedad CM6921, conocida en la zona de Santiago Rodríguez como Lima 21, posee alta tolerancia a plagas y enfermedades, prospera en terrenos accidentados, tolera periodos cortos de sequía y sobre todo se puede consumir en fresco y para la producción de casabe. Los rendimientos de estas variedades triplican el promedio obtenido por las tradicionalmente cultivadas en esas áreas.

En la actualidad se implementa un proyecto de transferencia de tecnología para producción de habichuela, financiado y supervisado por el CONIAF y ejecutado por el IDIAF en Puerto Escondido, Postrer Rio y La Descubierta, provincia Independencia.

Allí, el cambio tecnológico propuesto es la siembra en hileras; reducción a la mitad de las semillas usadas tradicionalmente en la zona, aplicaciones de fertilizantes bajo un calendario establecido y control integrado de plagas y malezas.

Bajo este nuevo esquema se obtiene un promedio de 1.8 quintales (180 libras) por tarea comparado a 0.6 quintales (60 libras) por tarea, que es el promedio de producción en la zona de influencia del proyecto.

Hay que destacar, que algunos productores utilizando el mismo paquete tecnológico han obtenido de 2.0 a 3.2 quintales por tarea. El “nuevo” concepto de producción aparte de utilizar menor cantidad de semillas para siembra (50%), también utiliza menos mano de obra en riego y control de malezas y con ello se reducen los costos de producción.

Duplicar o triplicar los rendimientos de habichuela no ha sido un milagro, es el resultado de la transferencia de tecnología simple, nada del otro mundo.

Resulta evidente, que lo que estaba faltando en estas zonas era la disposición de llevar a los agricultores la tecnología ya generada en habichuela y que de por sí es muy conocida en la provincia de San Juan.

Estos son ejemplos de géneros tecnológicos del SINIAF y de igual modo podríamos puntualizar en arroz con el logro de nuevas variedades y estrategias para su manejo, nuevas variedades de leguminosas comestibles (habichuela y guandul).

El SINIAF ha entregado a los productores por intermedio del Ministerio de Agricultura las variedades de habichuela (frijol): Buena Vista, de color rojo moteado, grano largo, tolerante a la roya y al mosaico dorado; la variedad Jaconim, de grano tipo Yacomelo (Cranberry); la variedad Blanco San Juan y la DPC 40, de grano negro.

De igual manera tres nuevas variedades de guandul a saber: IDIAF Navideño, sensible a foto periodo; IDIAF Primor, insensible a foto periodo, con hábito de crecimiento tipo uno (determinado), de granos grandes aptos para enlatados y la variedad Arroyo Loro IDIAF, con características similares a la anterior pero de crecimiento indeterminado.

Así podríamos seguir describiendo productos disponibles en café, cacao, frutales y otros aportes del SINIAF sobre los cuales deben descansar los planes de reconversión agrícola.

En el SINIAF existen logros tangibles del trabajo de campo del CONIAF, IDIAF, ONGs, y de las facultades de Agronomía y Veterinaria de las universidades dominicanas.

Para garantizar la sostenibilidad del proceso, cursan maestrías y doctorados en universidades de los Estados Unidos, Alemania, Brasil, México, Chile y Puerto Rico, jóvenes dominicanos que tienen compromisos contractuales y vendrán a fortalecer el Sistema de Investigación con nuevas ideas, y con el entusiasmo propio de una nueva generación que desea aplicar los conocimientos adquiridos para ayudar a desarrollar el proceso de reconversión productiva del país.

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