Opinión

La República Dominicana, a través del Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales, se apresta a iniciar en los próximos días el segundo Inventario Nacional Forestal. El primero fue realizado durante los años 1968 – 1972, para lo cual se contó con la asistencia técnica de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO). Desde entonces, son muchos los cambios que se han producido en nuestros bosques, por lo que se hace necesario un nuevo inventario.

Un inventario forestal se realiza con el objetivo de obtener información detallada sobre los bosques, que permita un mejor manejo de los mismos y sirva de orientación a las autoridades para decidir las políticas a implementar en este subsector, teniendo como marco general garantizar la sostenibilidad del bosque. Es lo más cercano a un censo, por lo que la FAO recomienda que estos se realicen cada diez años.

Como resultado del primer inventario forestal concluido en el año 1972, se estableció la Escuela Nacional Forestal, se inició el primer Plan Nacional de Reforestación y se elaboró el Plan Indicativo de Administración Forestal, documento (el Plan Indicativo) que sirvió de guía para organizar la Dirección General Forestal -entidad desaparecida con la promulgación de la Ley 64-00- y para el manejo, en esos años, de nuestros principales bosques.

Tal y como ha sido divulgado por el Ministerio de Medio Ambiente, la última medición de cobertura forestal de la Republica Dominicana nos da una cifra superior al 39 %. Ese dato, si bien es razón para sentirnos prudentemente optimistas (sin descuidar la vigilancia), no nos permite conocer los aspectos particulares de los diferentes bosques que tenemos. Por eso, mediante el inventario que está a punto de iniciarse, podremos conocer, además de los datos cuantificados de cobertura, la composición de los bosques, las pérdidas o ganancias que se han dado, su calidad y degradación, y algo muy importante, establecer una línea de base actualizada y creíble, para monitorear su evolución.

En correspondencia con los acuerdos internacionales firmados por el país, este inventario forma parte del conjunto de actividades preparatorias de los países que integran la Comisión Centroamericana de Ambiente y Desarrollo (CCAD), para acceder a los fondos REDD (Reducciones de Emisiones de la Deforestación y Degradación Forestal), para conocer lo que ocurre a nivel regional en relación a los bosques y para unificar los planteamientos de la Región en relación al cambio climático. La Agencia de Cooperación Alemana (GIZ) ha asumido la asistencia técnica y financiera del proyecto.

A diferencia del inventario del 1972, en esta ocasión se ha considerado ir mas allá de lo propiamente forestal e incorporar detalles de la biodiversidad del bosque, para lo cual se cuenta con la participación del Jardín Botánico Nacional y del Viceministerio de Áreas Protegidas y Biodiversidad, entidades que darán su apoyo en el reclutamiento de personal, en la confección del material necesario para el trabajo de campo y en la evaluación de la información recolectada.

El levantamiento de este inventario forestal coincide en el tiempo con la realización del VIII Censo Agropecuario Nacional, así como con la discusión que bajo la responsabilidad del Ministerio de Economía, Planificación y Desarrollo se realiza, para la elaboración del proyecto de ley de ordenamiento territorial. Como se sabe, el ordenamiento territorial es una herramienta fundamental que dentro de la Estrategia Nacional de Desarrollo está llamada a orientar la política acerca de lo mejor que se debe hacer en cada región y área del territorio aun no comprometida definitivamente.

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