Después del aturdimiento social que produjo el ajusticiamiento del dictador Trujillo, la República Dominicana se convirtió en una caldera de presiones políticas, donde por un lado, se luchaba contra los remanentes del régimen que durante 30 años había gobernado el país, y por el otro se trataba de organizar un sistema de gobierno ajustado a las normas de una democracia liberal.
De nuevo, la larga lucha entre la tradición conservadora de la sociedad dominicana, que como hemos visto se inicia en los mismos albores de la República, y los intentos de construir un sistema democrático de acuerdo a las normas del liberalismo político, sería la encrucijada en que vería la nación.
El contexto geopolítico, económico y social, serían determinantes para el desenlace trágico que llevaría al país a varios gobiernos en un periodo de meses, elecciones libres y democráticas, golpe de estado, gobierno de facto, enfrentamiento entre facciones de las fuerzas armadas, guerra civil, invasión de los Estados Unidos, elecciones e instauración de un régimen de tendencia conservadora; todo esto en un lapso de 5 años.
Geopolítica
Desde el punto de vista de la geopolítica, el mundo de la década de los 60, estuvo marcado por el enfrentamiento entre las potencias nucleares surgidas de la Segunda Guerra mundial; la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) y los Estados Unidos de Norteamérica, se disputaban el control político y económico en un periodo llamado Guerra Fría; ya que, excepto en la península de Corea, no se produjeron enfrentamientos armados entre las llamadas superpotencias.
Sin embargo, estos países luchaban por mantener dentro de su área de influencia e imponer sus sistemas de gobierno, a los estados fronterizos que consideraban sus zonas de seguridad.
Con la llegada del régimen de Fidel Castro en 1959 y el posterior fracaso de la invasión de Bahía de Cochinos en abril de 1961, los Estados Unidos vieron cómo se asentaba un gobierno de confesión comunista a solo 85 millas de su territorio.
La relación entre la URSS y Cuba, sobre todo después de la fracasada invasión de Bahia de Cochinos, organizada por la CIA y grupos de cubanos exiliados, se estrechó de tal modo, que el Primer Ministro Soviético Nikita Krusckev le propuso a Castro, y fue aceptado, desplegar misiles nucleares en la isla de Cuba, lo cual fue enfrentado militarmente por los Estados Unidos amenazando con desatar una guerra nuclear.
Estos hechos ocurrieron en el 1962, este episodio es conocido como la Crisis de los Misiles y el mundo estuvo a punto de presenciar un holocausto nuclear en Cuba.
Economía
La República Dominicana a la caída de Trujillo era uno de los países mas pobres de toda América Latina.
La economia era débil, sustentada en los sectores primarios, que a su vez eran explotados por compañías extranjeras o emporios estatales dueños de enormes extensiones de tierra.
Estructuralmente el campo dominicano se desenvolvía de forma precaria, con técnicas de producción atrasadas y con una relación paternalista, incendiada por el dictador y clientelísta dependiente semejante a un feudalismo tardío.
La industria azucarera absorbía la mayor parte de la mano de obra en estos años y era conocida como la columna vertebral de nuestra economía.
La cifras son elocuentes para entender la dependencia del país con relación a la exportación del azúcar procesada a partir de la caña: en la década de los 60 y principios de los 70, la industria azucarera ocupaba el 70% del empleo industrial y más del 45% de la mano de obra económicamente activa, produciendo ademas el 64.4% de los ingresos por exportaciones.
La caída del régimen también desató una lucha sin cuartel de parte de los grupos oligárquicos en el país, por el reparto de las industrias y los bienes que habían sido propiedad del dictador y su familia, incluyendo los ingenios azucareros.
Trujillo amasó una enorme fortuna, constituida por amplios terrenos ganaderos, con producción de leche y todos sus derivados, industrias de sal, carne, arroz, tabaco, calzados, pinturas, 12 ingenios azucareros, licorera, seguros, fabrica de aceites comestibles, molinera de trigo, cemento, sacos, vidrio, papel, armería, aviación, aserraderos, naviera, periódicos, emisoras de radio y televisión, etc., las cuáles se convirtieron en el objeto de deseo de la clase oligárquica.
Sociedad dominicana
La mayoría de quienes poblaban la República Dominicana a principios de los años 60, eran campesinos, quienes tenían una relación muy especial con el régimen de Trujillo cultivada durante sus 30 años de dominio político.
En la práctica, Trujillo reforzó la existencia de un campesinado que era estimulado a la producción de bienes, al repartir pequeños lotes de tierra, los cuáles eran explotados por las familias campesinas con el apoyo del estado.
Además el régimen garantizó canales de distribución de la producción agrícola, concedió créditos, construyó canales de riego, caminos vecinales, de modo que el campesinado sirvió de soporte a los comerciantes exportadores, especialmente de café, cacao y tabaco, estableciéndose una relación comercial que aumentó los niveles de vida de los sectores rurales del país.
El regimen trujillista, en la práctica, se convirtió en el representante del campesinado, que era la inmensa mayoría de la población y construyó con ello una base política de apoyo, que jugó un papel invaluable para el régimen en las diferentes aventuras guerrilleras a las que se tuvo que enfrentar.
Elecciones libres
Este es la síntesis del panorama nacional e internacional con que se encontraron los exiliados dominicanos a su llegada al país en 1960.
Era una sociedad permeada por la práctica trujillista del paternalismo y el clientelismo, con una economía dependiente de las exportaciones azucareras al mercado de los Estados Unidos y con la resistencia del poder norteamericano a cualquier intento de construir otro régimen afin a la URSS, en lo que consideraban su patio trasero.
Después de la huída de la familia Trujillo en noviembre de 1961 y el derrocamiento y posterior exilio del Presidente Joaquín Balaguer en 1962, un Consejo de Estado con amplia representación de la oligarquía capitaleña y apoyada por la jerarquía católica, asume el poder con la encomienda de organizar las primeras elecciones libres en varias décadas.
Dos opciones principales se enfrentarán el 20 de diciembre de 1962, el Partido Revolucionario Dominicano que llevó como candidato al Profesor Juan Bosch y la Unión Cívica Nacional, que propuso al Doctor Viriato Fiallo, quien fue uno de los adversarios a la dictadura que no se fue al exilio.
Dos consignas: un resultado
Durante la campaña electoral de 1962 se manifestaron claramente las fuerzas políticas que prevalecerían en el periodo post dictadura.
El Profesor Juan Bosch, tuvo una lectura perfecta de lo que era la realidad dominicana de aquellos días; un país con más de una generación que creció bajo una dictadura unipersonal y absolutista, compuesta mayoritariamente por campesinos que habían seguido ciegamente a Trujillo, con una producción agraria basada en el latifundio y el minifundio y con profundo temor a cambios bruscos en su realidad diaria, es decir, una sociedad profundamente conservadora.
En cambio la oligarquía organizada alrededor de la Unión Cívica Nacional, basó su campaña en las consignas anti-trujillistas que habían sido tan efectivas para el derrocamiento de Joaquín Balaguer.
Hay que recordar, que Viriato Fiallo llegó a la candidatura presidencial con la única experiencia política de haber sido encarcelado por el régimen en varias ocasiones, y como fundador del movimiento apartidista UCN, que posteriormente convertiría en partido político para terciar en las elecciones.
Juan Bosch y su discurso
Con el diagnóstico correcto de lo que era la realidad dominicana, Juan Bosch impuso su experiencia política, haciendo empatía con las capas más humildes de la población dominicana.
Bosch usó por primera vez en una campaña electoral en la República Dominicana, los medios electrónicos de comunicación masiva, en este caso la radio, como método de penetración de sus ideas dentro de los estratos populares.
Siendo candidato, fue enfrentado por los sectores conservadores y la iglesia católica, siendo acusado de comunista, señalamiento que le perseguiría durante todo su mandato.
Ganó las elecciones ampliamente y propuso la primera constitución de corte liberal en la República Dominicana, desde que fue proclamada la Constitución de Moca en 1848.
La constitución liberal de la discordia
La propuesta del gobierno de Juan Bosch quedó para la historia en el texto de la Constitución que fue proclamada el 29 de abril de 1963.
En ella, entre otras conquistas propias de una democracia liberal, se garantizaron las libertades públicas, el derecho a la bonificación de los trabajadores de parte de las empresas donde ejercían sus labores, se proclamó la libertad sindical, el derecho a la vivienda, a la posesión de tierras, se garantizaron constitucionalmente los derechos humanos.
También se plantea una sociedad igualitaria en base al trabajo, declara delitos contra el pueblo, la sustracción de fondos públicos, la obtención de ventajas económicas ilícitas valiéndose del ejercicio de un cargo público, en la misma Constitución se establecen las penas para este tipo de infracción.
Un punto importante en la discusión de esta Constitución, fue la propuesta de revisión del Concordato, entre la Iglesia Católica y el Gobierno Dominicano, firmado en 1954, durante el viaje de Trujillo al Vaticano.
Este texto constitucional, probablemente el más avanzado en su época en toda América Latina, fue uno de los motivos principales que condujeron a los grupos conservadores y oligárquicos, derrotados en las elecciones, a conspirar y posteriormente derrocar al régimen presidido por el Profesor Juan Bosch.
Factores para la Ruptura Institucional
Los tres factores que encabezan este análisis se unieron para que el derrocamiento de Juan Bosch ocurriera un 25 de septiembre de 1963: la necesidad geopolítica de los Estados Unidos de no tener dudas en cuando a las intenciones de quien fuera gobierno en el país; la voracidad de la oligarquía que deseaba repartirse lo que quedaba de la riqueza de Trujillo y la desmovilización de la base de apoyo de Bosch, quien fue votado mayoritariamente por un campesinado conservador y temeroso de los cambios.
La victoria en las urnas de los liberales, abriría un espacio al caos y desgobierno para posteriormente devolver el poder a los sectores conservadores que tradicionalmente ha sido la clase gobernante en la República Dominicana.
La semana próxima continuaremos con la vuelta al poder de los conservadores de manos de la oligarquía de la capital dominicana.