Opinión

La historia financiera contemporánea está cargada de las ocurrencias de estafas financieras que comienzan con la promesa de multiplicar el dinero con cierta rapidez y facilidad, cuya finalidad es que quienes participan en esta trampa recibirán en lo inmediato grandes rentabilidades que ninguna otra actividad económica puede proporcionar, es como si usted tiene hierro y se lo convertirán en oro de una vez. Los estafadores financieros inician su genialidad financiera invocando la famosa teoría de las burbujas financieras denominadas “Gran Tonto” en el cual cada día aparece un nuevo tonto que se deja arrastrar con la historia del bienestar y el dinero fácil. Estos genios financieros establecen sus fases de actuación para atraer al público que van a ser sus víctimas.

En efecto, en una primera fase su ecuación inicia con atraer un gran número de personas que van a invertir su capital a los cuales se le encomienda buscar más personas para participar en el negocio bajo la promesa de garantizar el éxito, cumplido esto a los primeros inversionistas se le paga de manera puntual sus intereses con la inyección de dinero de los nuevos inversionistas que han llevado. Sin lugar a dudas, esto da un ejemplo de reputación y solvencia impresionante y estimula a que nuevas personas confíen en este gran negocio, por lo que ya no existen dudas acerca de la solidez y responsabilidad de la nueva fábrica de millonarios.

Dado la confianza lograda en el público que invierte su dinero, este negocio aparenta alcanzar un éxito como ningún sector de la economía y eso da señales de sostenibilidad y estabilidad. Ahora bien, en virtud de que los pagos de los intereses y la devolución del capital salen del mismo público inversor, sin que estos se percaten, entonces el número de inversores van disminuyendo por la salida de los primeros exitosos y el negocio que parecía la panacea ya no puede responderle a quienes entraron de último a esta trampa financiera y se inicia el proceso de desconfianza en el cual todo el mundo comienza a darse cuenta que ha sido estafado por gente que no le conocen el rostro que le han malversado su dinero y le han desgraciado sus sueños y su futuro convertido en tragedia. Es aquí cuando los inversionistas tontos hacen pública sus denuncias de ser estafados y reclaman su dinero y justicia.

Es a esta operación de entrada con éxito y salida con tragedia financiera que en economía se conoce como pirámide o estafa piramidal cuyo esquema funcional se sustenta en que los participantes refieran otros clientes para poder generar los beneficios suficientes para pagar los compromisos de los intereses, pero es en ese proceso que los promotores van logrando recibir el dinero con que terminan estafando al público. Pero es que el riesgo de este negocio funciona hasta que llegue el último participante, pues cuando se pare la entrada de nuevo publico ahí mismo se desploma y descubre todo el esquema de estafa y a los estafadores.

Esa fue la herencia que desde 1920 dejó en USA el delincuente italiano Carlo Ponzi cuando promovía pagar un 50% de interés en un plazo de 45 días y 100% en 90 días con el cual logró estafar 40 mil personas y U$15 millones. Pero ya antes en 1889 William Miller pagando 30% de interés estafó U$22 millones y 15 mil personas. Han sido muchos los continuadores de este esquema de estafa en el mundo, desde Al Capone en 1930 hasta llegar en el 2008 en EEUU a Bernard Madoff considerado el responsable de la estafa más grande en la historia de Wall Street, cuyo fraude cometido alcanzó la temible suma de US$50 mil millones, siendo los más perjudicado empresas con el grupo financiero Santander, Fairfield Sentry, los bancos Royal Bank, HSBC y Momura del Japón.

Este esquema de estafa piramidal ha causado múltiples escándalo en el mundo, dejando pérdidas millonarias y problemas políticos como es el caso de Albania en 1997 donde hasta el gobierno fue víctima, Guatemala en 1994, chile en el 2007, Venezuela en el 2002, Ecuador en el 2005 y Colombia con un escándalo en el 2008 que estremeció el sistema financiero. En la Rep. Dom. desde 1998, con Momentum que estafó con RD$117 millones a 16 mil personas, múltiples entidades fantasma se han instalado y en febrero del 2011 la superintendencia de bancos denunció que Global Gifting Conection(GGC) tenía intenciones de operar, pero la persecución ha sido tímida ya que no existe una penalización de estas operaciones, en tanto, la Ley Monetaria y Financiera no faculta al regulador a ser ente persecutor, aunque si puede actuar, en el marco del numeral 1 del artículo 68, para sancionar, clausurar y someter a la justicia a quienes realicen ese tipo de operaciones. El caso de telexfree es uno más de los existentes.

En el proyecto de reforma a ley 183-02 se establece la penalización de esa práctica, pero el congreso aun no conoce esta reforma discutida y consensuada.

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