Leyendo la reciente obra de Thomas Pikkety titulada “Capital en el Siglo XXI”, que se ha convertido en una sensación mundial por sus postulados sobre la redistribución de la riqueza y el capital, es decir, la brecha económica entre ricos y pobres; pensé en una brecha propia de esta era de la globalización: la brecha digital.
Estamos transitando hacia un mundo que se dividirá entre aquellos que están conectados y aquellos que no; y entre los primeros existirán aquellos que están bien conectados y aquellos que están conectados precariamente. Es una situación digna de estudio, que se plantea en unos informes recientes publicados por la Unión Internacional de las Telecomunicaciones, uno, y otro por la firma Deloitte.
En ambos documentos se valora el impacto socioeconómico que tiene la expansión del acceso a internet, a través de la Banda Ancha, que no es más que una conexión de alta velocidad al Internet. Hoy en día, las nuevas tecnologías de banda ancha móvil nos alientan a pensar en sociedades totalmente conectadas.
¿De qué servirá o en qué beneficiará a la sociedad? Ambos informes, al igual que otros preparados por las firmas de tecnología Intel y Cisco; y los que ha preparado el BID, hacen estimaciones sobre el beneficio económico de la banda ancha. Deloitte afirma que aumentar el acceso a internet en los países en desarrollo, llevándolo al nivel de los países desarrollados, creará 140 millones de empleos a nivel mundial, a la vez que aumentará el PIB mundial en un 172%.
Más aún, la banda ancha permitirá que caminemos hacia una sociedad conectada, en capacidad de atender sus necesidades a través del uso de las TIC. La UIT ha elaborado un interesante resumen del impacto de la banda ancha en la educación, la salud, la agricultura, la inclusión financiera, el desarrollo de las MIPYMEs, la innovación y la investigación.
En América Latina, donde el 25% de la población es rural, el acceso a banda ancha es 30 veces más costoso y 3 veces más lento que en los países desarrollados. El BID estima que aumentar la penetración de banda ancha en un 10% trae consigo un crecimiento de la economía de hasta un 3.2%. Es una decisión económicamente viable, cuyo resultado, no solo será económico, también será social.
¿Dónde estamos en República Dominicana respecto a este tema? Hemos hecho grandes avances en términos educativos, especialmente en la alfabetización digital, a través de los Centros Tecnológicos Comunitarios. Recientemente los CTC han certificado 179 personas como Alfabetizadores Digitales, a través de los programas de formación de Microsoft.
Sin embargo, la banda ancha es una oportunidad para mejorar en los índices de uso de las TIC para la gestión de servicios gubernamentales, mejorar la productividad agrícola y potenciar el desarrollo de las MIPYMEs.
En este último aspecto, la banda ancha tiene un papel decisivo. Las empresas catalogadas como MIPYMEs que han invertido el 30% de su capital en servicios vinculados a las TIC, crecen, en promedio, 9 veces más rápido que aquellas que invierten 10% o menos.
Otro dato que me ha parecido interesante es el impacto de la internet en los indicadores de calidad de vida de los ciudadanos. Donde hay mayor acceso a internet de banda ancha y se promueve su uso productivo, se ha demostrado una disminución de los indicadores vinculados al crimen y una mejora sustancial en los que están vinculados al modo de vida de las personas.
La discusión sobre la banda ancha está en los principales foros mundiales. Justo la semana pasada, el Consejo Económico y Social convocó una reunión de alto nivel para hablar sobre las TICs en la agenda de desarrollo y en la consecución de los objetivos del milenio. El principal escollo para la conectividad es la necesidad de ampliar la banda ancha, incluyendo en las agendas nacionales las inversiones necesarias.
Así como hemos conectado físicamente todo el territorio nacional, con modernas autopistas, también es necesario invertir en las carreteras que conectan a las personas al Internet. El proyecto que ha anunciado el INDOTEL, que contempla invertir 30 millones de dólares para llevar 3,000 kilómetros de fibra óptica a todo el país, es una noticia alentadora para que nuestro país pase a la vanguardia de este tema.
Un ejemplo del éxito de la decisión de invertir en banda ancha es Colombia. Han logrado conectar más de mil municipios del país, aumentando el número de personas conectadas con un internet de calidad. Un 90% de las conexiones a internet en Colombia ya corresponden a banda ancha, lo que ha tenido un efecto económico interesante, aportando al PIB de dicho país.
El internet no es el futuro, es el presente. Su uso, difusión y promoción aporta a un país más próspero, organizado y seguro, donde los ciudadanos pueden ejercer sus derechos y exigir sus deberes, con confianza y calidad. La banda ancha es la espina dorsal de la Sociedad del Conocimiento y las TIC. Necesitamos hacer esa inversión, que tiene un gran retorno. ¡Manos a la obra!