Los supervivientes de ataques cardiacos que ingieren la cantidad recomendada de fibra en la dieta podrían vivir más, sugiere un estudio reciente.
Muchos estudios han hallado que los amantes de la fibra tienden a tener un riesgo más bajo de contraer enfermedades cardiacas en primer lugar. Los expertos dijeron que los nuevos hallazgos sugieren que la fibra, sobre todo los granos integrales, también ofrecen beneficios tras un ataque cardiaco.
Los investigadores hallaron que de más de 4,000 adultos de EE. UU. que habían sufrido un primer ataque cardiaco, los que comían bastante fibra eran menos propensos a morir durante la próxima década.
Y la fibra de los granos pareció ser particularmente importante, reportaron los investigadores en la edición en línea del 29 de abril de la revista BMJ.
Las personas que comían la mayor cantidad de «fibra de cereales» (de alimentos como la avena, la cebada y la pasta de trigo integral) tenían un 27 por ciento menos de probabilidades de morir durante el periodo del estudio, frente a los que comían la menor cantidad.
Los hallazgos no prueban que la fibra en sí prolongue las vidas de los supervivientes a ataques cardiacos. Quizá las personas que comen alimentos ricos en fibra difieran en muchas maneras con respecto a las que consumen poca fibra.
Y el estudio no pudo explicar todas esas diferencias potenciales, dijo Eric Rimm, profesor asociado de la Facultad de Salud Pública de la Universidad de Harvard e investigador principal del trabajo.
Pero todos los supervivientes al ataque cardiaco en el estudio eran médicos, enfermeras u otros profesionales de la salud, un grupo bastante homogéneo, anotaron los investigadores. También tomaron en cuenta factores como el uso de medicamentos, los hábitos de ejercicio y el peso de las personas.
Rimm dijo que la moraleja es que «los supervivientes a ataques cardiacos podrían considerar consumir más alimentos ricos en fibra, lo que incluye los granos integrales, las frutas y las verduras».
En general, los expertos recomiendan que las mujeres consuman unos 25 gramos de fibra al día, mientras que los hombres deben intentar comer 38 gramos. Los hallazgos actuales sugieren que eso podría ser suficiente para beneficiar a los supervivientes a ataques cardiacos. Los hombres en el 20 por ciento superior de ingesta de fibra consumían en promedio 37 gramos al día tras el ataque cardiaco, mientras que las mujeres consumían en promedio 29 gramos al día.
Durante casi una década, esos hombres y mujeres tenían alrededor de un cuarto menos de probabilidades de morir, frente a los supervivientes de ataques cardiacos que se hallaban en el 20 por ciento inferior de ingesta de fibra, que consumían en promedio de 12 a 16 gramos de fibra al día.
Cuando el equipo de Rimm observó más de cerca las fuentes de la fibra, solo la fibra de los granos se vinculó estadísticamente con un riesgo más bajo de muerte por enfermedad cardiaca, o por cualquier causa.
¿Significa esto que solo los alimentos como la avena y el arroz integral importan? No, aseguró Rimm. Sugirió que las personas que sobrevivan a ataques cardiacos se propongan una dieta de «alta calidad» con bastantes granos integrales, frutas y verduras.
Esos alimentos no solo son ricos en fibra, apuntó Rimm, sino que también contienen minerales, vitaminas y sustancias químicas vegetales importantes.
Una cardióloga preventiva que revisó el estudio apuntó que enfatiza la idea de que no todos los carbohidratos son iguales, y que los granos integrales ricos en fibra no son iguales que los carbohidratos refinados de la comida procesada.
«Creo que en general los carbohidratos tienen mala fama», señaló la Dra. Suzanne Steinbaum, directora del Programa de Mujeres y Enfermedades Cardiacas del Hospital Lenox Hill, en la ciudad de Nueva York.
Pero la fibra, lo que incluye la fibra de los granos, puede reducir el colesterol y ayudar a regular el azúcar en sangre, dijo Steinbaum. También puede ayudar a las personas a comer menos, porque fomentan una sensación de saciedad.
Pero la fibra no es una cura mágica contra las enfermedades cardiacas. «No hay que obsesionarse con un solo grupo alimentario», advirtió Steinbaum.
Apuntó a un ensayo clínico reciente que halló que la dieta mediterránea reduce las probabilidades de enfermedad cardiaca y accidente cerebrovascular en los adultos. Esa dieta es rica no solo en granos integrales, sino también en legumbres, frutas y verduras, y las grasas «buenas» del aceite de oliva, los frutos secos y el pescado.
Lo que la dieta mediterránea no incluye es carne roja, lácteos enteros ni comida procesada.
Steinbaum dijo que este último estudio «nos ofrece más información que podemos usar para aconsejar a nuestros pacientes cardiacos sobre cómo ser tan sanos como puedan. Una dieta rica en fibra es una buena idea».
La Asociación Americana del Corazón (American Heart Association) recomienda comer de seis a ocho porciones de granos cada día, preferiblemente granos integrales. Una rebanada de pan integral, media taza de avena o de arroz integral, y tres tazas de palomitas de maíz son ejemplos de una porción de grano integral.