Hablan los hechos

Los científicos de todo el mundo coinciden en señalar que las perturbaciones en el clima del planeta por al aumento de las temperaturas es una realidad que tendrá consecuencias devastadoras para todos los países del globo terráqueo.

Aunque existe cierto grado de incertidumbre en relación a la velocidad en que se producirán las variaciones climáticas y a la gradualidad de sus efectos, todas las predicciones indican que en las próximas décadas serán cada vez más frecuentes los fenómenos meteorológicos extremos, como huracanes, tsunamis, inundaciones, sequías, incendios, tormentas intensas, etc., lo que supone una grave amenaza a la sostenibilidad misma del planeta.

Particularmente inquieta el impacto que en el porvenir pudiera tener el cambio climático en la paz y la seguridad internacionales, debido a sus posibles repercusiones socioeconómicas y medioambientales, así como por su capacidad para potenciar los conflictos y amenazas existentes en el mundo.

Aunque sobre el tema aún existen numerosas incógnitas, la inmensa mayoría de los estudios que se han realizado sobre el cambio climático coinciden en advertir sobre la gravedad de los problemas que se ciernen sobre la humanidad asociados a dicho fenómeno, consecuencia directa de la actividad humana sobre el planeta.

En 1988 la Organización Meteorológica Mundial (OMM) y el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) crearon el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre Cambio Climático (IPCC) que tiene como función analizar la información científica y socioeconómica relevante para entender los elementos científicos del riesgo que supone el cambio climático, sus probables repercusiones y posibilidades de adaptación y atenuación del mismo.

En 1990 el IPCC produjo su Primer Informe de Evaluación en el que se asegura que el impacto más grande del cambio climático podría ser en la migración humana, con millones de personas desplazadas a consecuencia de las inundaciones, sequías, erosión de los suelos, etc.

En 1993 Norman Myers, profesor de la Universidad de Oxford, vaticinó que al finalizar el presente siglo podría haber en el mundo más de 150 millones de refugiados medioambientales. Más recientemente, el científico británico ha ajustado sus predicciones, asegurando que para el 2050 esta cifra podría alcanzar los 250 millones de personas.

Aunque duramente criticado por algunos científicos que le consideran extremista, el enfoque de Myers ha sido acogido por influyentes informes sobre el impacto del cambio climático, incluyendo el mundialmente conocido Informe Stern.

El Informe Stern sobre la Economía del Cambio Climático, redactado por el economista Sir Nicholas Stern por encargo del Reino Unido de Gran Bretaña, se dio a conocer a finales de 2006. En dicho informe se calcula en al menos un 5% del Producto Interno Bruto Global anual el costo y los riesgos del cambio climático, pudiendo esa cifra alcanzar hasta un 20 % del PIB si se toma en cuenta la diversidad de riesgos e impactos.

En abril de 2007 se publicó el Reporte Sobre Seguridad Nacional y Cambio Climático del Centro de Análisis Navales de Estados Unidos, un centro de investigación y desarrollo financiado por el gobierno federal, que ofrece servicios de investigación y análisis a distintas agencias militares y gubernamentales para ayudar a mejorar la defensa de los Estados Unidos.

En dicho reporte, elaborado por once oficiales del más alto nivel de las fuerzas armadas de los Estados Unidos, se analiza el impacto del cambio climático sobre la seguridad nacional y la estabilidad mundial.

En el caso de Europa se subraya la posibilidad de un incremento de las tensiones como consecuencia del incremento de los flujos migratorios provenientes de África y Medio Oriente debido al cambio climático.

La dimensión del fenómeno podría ser de tal magnitud que Europa tendría que centrarse en la protección de sus propias fronteras, lo que dificultaría la creación de coaliciones internacionales y la realización de operaciones conjuntas para el aseguramiento de la paz y la seguridad internacionales.

El potencial desestabilizador del cambio climático es particularmente alto en el caso del continente africano, donde se vería seriamente afectado el acceso a los alimentos, el agua potable y las tierras cultivables. El reporte predice el incremento de las tensiones y conflictos en este continente, así como el debilitamiento y colapso de gobiernos frágiles, con el consiguiente incremento de los movimientos migratorios, que serían masivos.

En Oriente Medio el problema fundamental vendrá por el lado de la escasez de agua, que se tornará significativamente más crítica, mientras que América Latina se aprecia vulnerable al aumento de los niveles del mar y el incremento de los huracanes. Países como Venezuela, Perú y Colombia tendrán problemas de abastecimiento de agua debido a la pérdida de los glaciares.

Los autores del reporte predicen un fuerte impacto del aumento del nivel del mar en la población de los países asiáticos que habitan en un rango de 45 millas de su línea costera, un área donde habita cerca del 40 por ciento de la población total. En este continente también se dificultará el acceso a los recursos hídricos y las tierras cultivables. La propagación de las enfermedades infecto-contagiosas alcanzará dimensiones colosales con fuerte potencial desestabilizador de toda la región.

El 11 de septiembre de 2009 el Secretario General de Naciones Unidas presentó al sexagésimo cuarto período de sesiones de la organización un informe de 34 páginas titulado “El cambio climático y sus posibles repercusiones para la seguridad”. Este informe contiene un resumen en el cual puede leerse lo siguiente:

“En general, tanto las opiniones de los gobiernos como la labor de investigación pertinente sobre las repercusiones del cambio climático para la seguridad encaran la cuestión desde una perspectiva de interdependencia entre la vulnerabilidad humana y la seguridad nacional. Señalan cinco vías por las cuales el cambio climático podría afectar la seguridad:

a) Vulnerabilidad: el cambio climático representa una amenaza para la seguridad alimentaria y la salud humana, y aumenta el grado de exposición de los seres humanos a fenómenos extremos;
b) Desarrollo: si como consecuencia del cambio climático se produce una desaceleración o una reversión del proceso de desarrollo, aumentará la vulnerabilidad y la capacidad de los Estados para mantener la estabilidad podría verse menoscabada;
c) Reacciones y seguridad: la inmigración;
d) Apatridia: la pérdida por un Estado de su condición de tal como resultado de la desaparición de su territorio tiene consecuencias para los derechos;
e) Conflictos internacionales: los efectos del cambio climático en los recursos internacionales compartidos o no delimitados pueden repercutir en la cooperación internacional”.

En octubre de 2012 se publicó el informe Climate Extremes: Recent Trends with Implications for National Security (Los Extremos Climáticos: Tendencias Recientes con Implicaciones para la Seguridad Nacional) realizado por la Universidad de Harvard, conjuntamente con la Academia Nacional de Ciencias y la Universidad de Columbia. Este estudio fue financiado por la Agencia Central de Inteligencia (CIA), dado los riesgos que el cambio climático entraña para la seguridad de los Estados Unidos.

El estudio constata que ha habido un incremento significativo en condiciones meteorológicas extremas en la última década, con sequías, tormentas, tornados, inundaciones e incendios, “y todo esto es congruente con una atmósfera más húmeda y más templada debido al desequilibrio radiactivo inducido por los gases de efecto invernadero”.

Sumamente importante es el estudio sobre el Impacto del Cambio Climático en la Seguridad Nacional y Regional de Colombia, realizado por el Center for Naval Analyses (CNA) de Estados Unidos, a petición del Ministerio de Relaciones Exteriores del Reino Unido. Las conclusiones de ese estudio están expuestas en un informe que lleva ese mismo título, publicado en octubre de 2009. El ministerio de exteriores británico pidió al CNA que se consideraran también los efectos del cambio climático en términos de seguridad regional, por lo que el informe contiene un capítulo (No. 3) dedicado al tema.

Las conclusiones de los especialistas del CNA sobre este último aspecto son las siguientes:

1.- La amplia cuenca caribeña (que incluye América Central y los países de la costa caribeña de América del Sur, además de las islas del Caribe), conjuntamente con la cuenca amazónica, son las dos regiones del hemisferio occidental con mayores posibilidades de verse afectadas de manera negativa por el cambio climático.

2.- Los efectos del clima que se prevén tendrán mayor impacto socioeconómico incluyen:

a) Huracanes: el calentamiento del océano aumentará la intensidad de los huracanes en la región y es probable que ocurran en un amplio rango longitudinal. Algunos modelos climáticos sugieren que cada vez serán más frecuentes. Las proyecciones económicas de los modelos climáticos indican que las pérdidas económicas debido a los huracanes en la cuenca del Caribe (excluyendo México) para el período 2020-2025 serán 4 veces mayores-aproximadamente US$40 mil millones-que las ocurridas durante los quinquenios entre 1979 y 2006. Estos impactos seguirán en aumento a lo largo del siglo 21.

b) Escasez de agua: Hay indicios de que las áreas de Guatemala, Honduras, Nicaragua y Panamá tendrán menos lluvias y que la temperatura promedio aumentará de manera impresionante. Esto probablemente generará escasez de agua, lo que reducirá la producción de los cultivos tradicionales y provocará la migración a las áreas urbanas y los países fronterizos.

c) Aumento del nivel del mar: La elevación del nivel del mar, que ya ha empezado, amenazará la infraestructura de las costas, los acuíferos locales, la riqueza pesquera y los medios de vida de cada país de la región. En los países donde la mayoría de los habitantes viven a lo largo de la costa, como Surinam o Guyana, se estima que las pérdidas podrían llegar a un tercio del PIB de estas naciones. Cuando se combinen con las pérdidas económicas derivadas de la destrucción de los arrecifes de coral que sustentan las reservas de peces y la industria del turismo, el efecto total en la economía de estos pequeños países podría ser devastador. El cambio climático exacerbará las amenazas que existen para la seguridad y multiplicará sus efectos potenciales, antes que crear nuevas amenazas.

3) En el caso de la cuenca del Caribe, los impactos del cambio climático incidirán en eventos relacionados con varios temas vigentes de seguridad: el debilitado Estado de Haití y la competencia por los reducidos recursos hídricos. También es altamente probable que la baja resiliencia de los Estados, combinado con los efectos del cambio climático, ocasione crisis humanitarias prolongadas y extensas, especialmente sequías y hambruna. La resiliencia de Haití es extremadamente baja debido a una falta de gobernabilidad y servicios públicos, una infraestructura deficiente, y al hecho de que su territorio ya está casi completamente deforestado. Las tormentas tropicales regulares causan inundaciones masivas, erosión y deslizamientos de lodo. Se prevé que el cambio climático reducirá las lluvias y aumentará la temperatura en Haití, lo que afectará la poca actividad agrícola que todavía existe. Como ocurrió en la primavera de 2009, los huracanes en Haití podrían desatar inmediatamente crisis humanitarias y, potencialmente, crisis políticas.

4) En América Central existen áreas en donde el uso de los ríos y de los recursos hídricos está en disputa (entre los ejemplos se encuentran el río San Juan que divide Nicaragua y Costa Rica, y los reclamos por los territorios marítimos en conflicto entre Nicaragua y Colombia; entre Nicaragua, Honduras y El Salvador por el golfo de Fonseca). Es probable que el aumento de la temperatura y la reducción de la precipitación reduzcan el nivel y caudal de agua de las principales vías fluviales de la región, lo que complicará su uso compartido. Además, los cambios en la costa debido al aumento del nivel del mar, así como la disminución de las reservas de peces y de otros recursos marinos, producirán estrés social y económico en las comunidades asentadas en la costa. Estos conflictos de larga duración por los recursos hídricos podrían agudizarse si la población demanda soluciones a sus gobiernos. En un contexto internacional, caracterizado por intensos sentimientos nacionalistas, estos conflictos podrían originar tensiones internacionales.

5) Las consecuentes crisis humanitarias harán que todos los países de la región tengan que recurrir constantemente a la ayuda humanitaria. En esas circunstancias, la migración hacia el exterior de estos países continuará en aumento.

Países como Venezuela, Perú y Colombia tendrán problemas de abastecimiento de agua debido a la pérdida de los glaciares.

Consecuencias para la región andina

Los planteamientos más importantes de los investigadores del CNA relativos al impacto del cambio climático en la región andina son los siguientes:

1.- Se prevé que los efectos anticipados del cambio climático en la región andina, en comparación con aquellos proyectados para la cuenca del Caribe, sean relativamente benignos. Sin embargo, el efecto más prominente – la disminución de los recursos hídricos de las zonas altas – presenta enormes desafíos y riesgos, incluso en términos de seguridad.

2.- Como sucede en Colombia, las regiones más vulnerables de estos países andinos al aumento de la temperatura son las zonas de altura. Estas zonas son vitales para las sociedades y economías de estos países. Esto se debe a que el almacenamiento (en forma de nieve, glaciares o páramos) y su consecuente descarga constituyen la fuente de muchos de los recursos de agua dulce de estos países. La desaparición de los glaciares ya ha empezado y se espera que continúe hasta 2050, cuando desaparezcan totalmente. Se prevé que potencialmente esto traerá los siguientes efectos críticos:

• Varias ciudades principales, incluidas La Paz, Quito y Lima, obtienen, como en el caso de Bogotá, de los glaciares y de la escorrentía de los páramos una significativa porción del abastecimiento público de agua. Estas municipalidades y naciones enfrentan la necesidad de contar con nuevas presas y reservorios que son altamente costosos para proteger su viabilidad en el largo plazo. Cerca de 40 millones de personas dependen directamente de los recursos hídricos de los páramos.

• En las próximas décadas, es probable que la rápida desaparición de los glaciares cause inundaciones, deslizamientos de tierra y otros eventos peligrosos relacionados con el clima, particularmente en los cañones de las montañas. En décadas posteriores, una vez que estos recursos hayan desaparecido, los sistemas hidrológicos que ellos sustentan se estabilizarán pero con un caudal mucho menor. Esto amenazará la sostenibilidad de las plantas hidroeléctricas, además de otras industrias y de la agricultura que dependen de estos caudales. Los problemas—aumento de las inundaciones, acompañado de la reducción del abastecimiento de agua—y sus soluciones tienen el potencial de generar conflictos, que podrían ser violentos y extenderse más allá de las fronteras nacionales.

Aun cuando los gobiernos sean capaces de responder efectivamente para evitar este peligro, tal cambio económico masivo y relativamente rápido probablemente induzca una migración de gran escala. La mayoría será de las áreas rurales a las urbanas, dentro de estos países, lo que aumentará la necesidad de servicios públicos en las ciudades principales. Sin embargo, al menos algunos podrán cruzar las fronteras (incluida Colombia, si la economía se viera menos afectada).

La densidad poblacional en Haití es de 400 personas por km.2, mientras que en República Dominicana es de 207 personas por Km.2, en ambos casos mucho más que en Chin… La isla española es, pues, un territorio superpoblado con recursos muy limitados y una porción de su territorio en franco proceso de desertización.

3.- Como en América Central, la disminución general de las lluvias y la reducción del caudal de aguas subterráneas por la pérdida de los glaciares, nieve y páramos significarán niveles más bajos de agua en las principales vías fluviales de esta región. El río Orinoco es el más importante de Venezuela y es la fuente de riego y de transporte de mayor trascendencia en ese país. La mayoría de sus cabeceras están ubicadas en Colombia. La declinación de su volumen podría traer problemas significativos para Venezuela. Sin una cooperación regional efectiva, las disputas por el uso de estos recursos hídricos podrían devenir en tensiones internacionales.

A continuación los expertos del CNA hacen la siguiente síntesis de los problemas clave de seguridad que se prevén en la cuenca del Caribe y en la región andina:

• Crisis humanitarias (inundaciones, sequías, hambruna, epidemias).
• Flujo masivo de refugiados, tanto dentro del país como fuera de sus fronteras.
• Aumento del crimen, incluido el crimen organizado (tráfico de productos ilegales).
• Mayor riesgo de inestabilidad política, conflictos sociales y violencia como resultado de crisis generalizadas y la falta de capacidad de algunos Estados para responder de manera efectiva.
• Alto riesgo de tensiones entre Estados en ciertas áreas, debido a la disminución de los sistemas fluviales fronterizos.

El Informe del CNA y el caso de la isla Española

El informe del CNA deja claramente establecido que la cuenca del Caribe es una de las zonas donde de manera más negativa impactará el cambio climático. Dentro de la cuenca del Caribe se hace mención especial de Haití como uno de los territorios que con mayor crudeza resultarán afectados por las consecuencias del cambio climático, dado su alto nivel de vulnerabilidad.

Esta vulnerabilidad está directamente relacionada con la debilidad y fragilidad del Estado, cuya capacidad de respuesta es sumamente limitada. El riesgo de que las precarias instituciones públicas se hundan definitivamente por las consecuencias socioeconómicas del cambio climático es sumamente alto.

A esto hay que agregar que Haití es, además, un volcán político, un territorio plagado de conflictos sociales, con unos niveles altísimos de delincuencia y de violencia de todo tipo, lo que constituye un serio problema para la gobernabilidad. Actualmente este país tiene un retraso de dos años en la celebración de las alecciones parlamentarias, lo que arroja dudas sobre la legitimidad del gobierno, cuyo jefe, el primer ministro, es designado por el Parlamento.

Pero el mayor problema que se prevé es el evidente impacto devastador que tendrán los efectos del cambio climático al interactuar con los terribles problemas medioambientales que actualmente afectan a Haití, la deforestación, la aguda escasez de agua potable y la tremenda contaminación de las escasas fuentes acuíferas de que dispone este país, mal distribuidas a lo largo y ancho del territorio, situaciones estas que de por sí tienen ya efectos devastadores en este país.

Todo esto hace a Haití sumamente susceptible a los huracanes, que según todas las predicciones serán cada vez más frecuentes e intensos, fenómenos que se combinarán con extensos períodos de sequía e intensas precipitaciones, con los correspondientes efectos nocivos de las escorrentías.

Un ejemplo del alto nivel de fragilidad de Haití es que la reciente sequía, que en nada se asemeja a lo que vaticinan los expertos, ha causado en ese país una hambruna que obligó a las autoridades del Programa Mundial de Alimentos a solicitar ayuda urgente para miles de personas con dificultades de acceso a la alimentación.

Antes del terremoto de enero de 2010, el acceso regular al agua potable estaba solo al alcance del 63 % de la población del país y apenas el 10% de los habitantes tenía acceso al suministro de agua corriente, y sólo de manera intermitente.

El acceso limitado al agua potable y a condiciones adecuadas de saneamiento sigue siendo uno de los principales riesgos para la salud pública en Haití. Antes del terremoto solo el 17% de la población tenía acceso a servicios de saneamiento. Los informes de la Organización Panamericana de la Salud destacan que en Haití es habitual ver basura doméstica, escombros, excretas y desechos biomédicos en las calles y los canales, considerando como un peligro altamente significativo el hecho de que más del 30% de los centros de atención de salud no tienen acceso alguno a agua potable y que, aunque el 80% de ellos tienen letrinas de pozo, solo la mitad de estas letrinas satisfacen los requisitos mínimos de saneamiento.

El cuadro dramático de la realidad haitiana de hoy sirve para dar una idea del efecto devastador que tendrá el cambio climático en este país, que se calcula agravará en todo el mundo el acceso al agua potable, las tierras cultivables y la incidencia de enfermedades infecto-contagiosas.

El informe del CNA vaticina un incremento de las crisis humanitarias prolongadas en Haití y un incremento de los flujos migratorios desde esa nación, que desde luego afectarán en primer término a la República Dominicana, tal y como ha venido ocurriendo hasta ahora.

Aunque en menor medida que Haití, República Dominicana también es un país altamente vulnerable al cambio climático. Su territorio también será afectado por los huracanes, las inundaciones, los largos períodos de sequía, el incremento en el nivel del mar, la disminución del caudal de los ríos y la contaminación de las aguas, entre otros males que acompañarán el problema del cambio climático. Pero también tendrá que hacerle frente al incremento de las migraciones desde el país vecino.

La densidad poblacional en Haití es de 400 personas por km.2, mientras que en República Dominicana es de 207 personas por Km.2, en ambos casos mucho más que en China, el país más poblado del mundo, que es de 140 habitantes por km.2 y, por supuesto, por encima de Estados Unidos, donde apenas es de 35 personas por km.2. La isla española es, pues, un territorio superpoblado con recursos muy limitados y una porción de su territorio en franco proceso de desertización. Los flujos migratorios que habrá de enfrentar la parte dominicana, con unos niveles de pobreza cercanos al 40%, podrían sencillamente hacer colapsar los servicios públicos y provocar crisis humanitarias de inmensas proporciones.

En un contexto caracterizado por el incremento de la demanda de ayuda humanitaria, tal situación podría adquirir un tinte sumamente dramático, provocando graves conflictos sociales internos y serios problemas de gobernabilidad.

En su discurso ante la VI Cumbre de la Asociación de Estados del Caribe el presidente Danilo Medina llamó la atención sobre el hecho de que en nuestra región se encuentran 5 de los 10 países más vulnerables del planeta al cambio climático, ocupando la República Dominicana la octava posición. Quizás por delicadeza obvió decir que en ese ranking Haití ocupa la tercera posición.

Quiere decir que de los cinco países de la región que figuran entre los más vulnerables del mundo al cambio climático, dos comparten la isla Española.

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