La conflicto tiene una alta connotación negativa, y la evitamos.
Sin embargo, no es posible concebir la vida ni la existencia en el universo sin conflictos, definido este como choque, combate, lucha de sentimientos contrarios y antagonismo.
Tomas F. Crum en “La magia del conflicto” y Terry Dobson en “Aikido en la vida diaria”, nos plantean otra posibilidad. Aquella de que los conflictos, no solo pueden ser positivos, sino necesarios para la existencia.
¿O podría ser posible la belleza de las olas sin el conflicto de las aguas y el viento? ¿Podríamos percibir la música y los sonidos sin el conflicto de los sonidos y el silencio?
¿Podríamos escuchar los sonidos. Hablar sin el conflicto de las ondas sonoras con nuestro tímpano. ¿Podríamos pronunciar palabras…podríamos masticar sin contraponer una mandíbula a la otra, podríamos caminar sin la resistencia que nos ofrece la gravedad de la tierra?
¿Qué tiene que ver eso con el conflicto que tenemos en nuestras familias, en nuestra sociedad, y en nuestros países? Solo que la perspectiva con que nos acercamos a los conflictos, podría ser diferente, si los vemos como negativos o positivos, o simplemente “interesantes” (PNI, Eduardo de Bono).
Un padre o una madre que percibe como una lucha de poder el que su hijo tome una ducha, reaccionará reafirmando su poder y agravando la situación probablemente.
Un país que vea la inmigración como una amenaza a su identidad, reaccionará defendiéndose.
El Aikido, arte marcial surgido después de la II guerra mundial, usa la fuerza para armonizar y vencer. postulados son usados hoy en psicología, solución de conflictos, y en el comercio.
Hoy se plantea la posibilidad de que la tortuga y la liebre llegaron juntas a la meta al unir sus capacidades en lugar de competir.
Por supuesto, todos hemos escuchado la versión de Caperucita; ¿pero nos hemos preguntado cual es la versión del lobo? Espero exponerla en una próxima entrega.
Mientras, podemos practicar pensando si en el conflicto que enfrentamos, es posible otra perspectiva más allá de la que nos dicta la costumbre, o la cultura.
Del choque de dos energías diferentes, podemos prender un bombillo (al menos con el sistema de Edison, pero con el de Tesla, no son necesarios los alambres).
De todo esto nuestra conclusión es que de los conflictos podríamos derivar cosas positivas si ponemos nuestra mente en ello, para lo cual debemos cambiar nuestras creencias y puntos de vista.
Tener la capacidad y disposición de convertir los conflictos en oportunidades. ¿O acaso fue la escalera inventada por una que no necesitaba elevarse?
Los conflictos son tan frecuentes y presentes en nuestras vidas que todos hemos desarrollado estrategias de cómo manejarlos, pero no siempre las más efectivas, pues muchas nos llevan a desastres mayores, y con no poca frecuencia a desbalances interiores que afectan nuestra salud física y emocional.
De esto podemos deducir que ciertamente los conflictos pueden ser dominados, y que técnicas son posibles de aprender como un manojo de herramientas para cada ocasión.
Estas técnicas y nuevas perspectivas ante el conflicto serán analizadas oportunamente. Suerte que contamos con algo maravilloso que llamamos mente y su instrumento fundamental, el cerebro, esto sujeto a discusión y análisis.