Opinión

Luego de varios meses de debate, análisis, discusiones en la opinión pública, consultas, opiniones, defensa del país en foros extranjeros, artículos, estudios, ensayos, declaraciones; luego de que este Gobierno se dispusiera a buscar una solución a una situación que arrastramos desde hace tantas décadas; luego de que nuestro Presidente Danilo Medina reiterara una y otra vez, en distintos espacios y ante distintas figuras, su deseo de “buscar una solución humana” a la situación de los “afectados por la sentencia 168-14, del Tribunal Constitucional”; luego de todo eso, finalmente, en tan solo 8 meses, tenemos un instrumento legitimo, legal y con rostro humano que como abogada de formación, entendemos pondrá fin a este problema.

La solución ya no podía esperar más. Aunque es justo reconocer que el Presidente Medina fue muy prudente al no permitir que el tiempo jugara en su contra y se tomara una decisión que luego afectara al país, al Gobierno y a nuestros ciudadanos.

Lo que se ha sometido al Congreso Nacional como “Régimen Especial para Personas Nacidas en el Territorio Nacional inscritas irregularmente en el Registro Civil dominicano y sobre Naturalización”, es una pieza legislativa que crea y concibe una solución pragmática a un problema que nunca ha sido teórico, si no práctico y real. Miles de personas afectadas por un Registro Civil que por décadas funcionó precariamente, otros miles viviendo en el anonimato obligatorio, ante la realidad social vivida, principalmente, por los dos países que ocupan la Isla de la Hispaniola.

El Presidente Medina muy sabiamente ha sometido este proyecto al “fuego lento” del consenso y del diálogo; y todos los sectores políticos que hemos abordado y escuchado, han valorado la pieza como una solución definitiva a la situación creada por la inercia de un Estado que no comprendió, en aquel entonces, la dimensión del problema que estaba creando.

Todos aportamos, desde nuestros espacios, a una pieza consensuada, que ahora será entendida por la ciudadanía y la comunidad internacional como lo que es, una ley con rostro humano, de la cual todos debemos sentirnos muy orgullosos como dominicanos, porque una vez más demostramos con hechos y no solo con palabras, la nobleza de nuestro corazón, la justeza de nuestro accionar y la grandeza de nuestra alma dominicana.

Un aspecto muy positivo que nos muestra todo este proceso de consenso hacia esta Ley, es la madurez de nuestra clase política. Las posiciones encontradas ante esta situación fueron debatidas en los medios de comunicación, en los artículos de opinión, en los espacios académicos; nunca en las calles.

Desde un inicio mostré mi oposición a medidas extremas y sujetas a las emociones, que no eran aceptables, lógicas ni prácticas. Nuestro país debía actuar con respeto a sus instituciones, su soberanía y las expectativas de sus ciudadanos; desde la comprensión de una realidad humanitaria de la cual nuestro Estado, y las distintas administraciones que ha tenido, habían sido responsables.

Ahora corresponde a quienes representan nuestra diplomacia, preparar espacios en cada país donde mantenemos relaciones y ante cada organismo internacional, para explicar la solución que se ha dado a esta situación, quizás una de las pocas veces en la historia de la humanidad donde un país ha resuelto un problema migratorio y fronterizo sin la necesidad de un conflicto armado.

La tarea de recomponer nuestra imagen internacional es vital, para asegurar que continúen llegando al país los turistas que sustentan gran parte de las divisas que generamos, así como las inversiones que necesitamos para mantener y elevar nuestro crecimiento económico.

El Presidente Danilo Medina ha demostrado a la ciudadanía que no pretende solucionar los problemas para la conveniencia de sectores particulares, ni respondiendo a presiones y chantajes. El Presidente Medina ha demostrado su capacidad de aportar al país las soluciones que necesita, aún cuando requieran sacrificio.

Ahora nos queda ejecutar las disposiciones de este proyecto, organizar, de una vez y por todas, el Registro Civil dominicano, regular la entrada de extranjeros, aplicando reglas claras que aporten a nuestra seguridad jurídica y física.

Y nos queda ahora dedicar nuestras energías a los demás problemas que afectan la nación, para buscar soluciones definitivas, tal y como hizo el Presidente Medina con el problema migratorio. El país requiere dejar atrás los obstáculos que históricamente han retrasado su desarrollo, para que nos podamos dedicar a preparar a las siguientes generaciones para enfrentar los obstáculos del mañana.

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