Opinión

Es innegable que la mayor reivindicación social de los pueblos es la garantía de un sistema sanitario eficiente, ágil, confiable, de fácil acceso, de calidad, oportuno y de bajo gasto de bolsillo para el usuario. En el año 2002 fue aprobado por el congreso dominicano la Ley de la Reforma del Sector Salud que vendría a garantizar un servicio de salud cuya cobertura alcanzaría a todos (as) por igual; doce años han pasado de este episodio y todavía no hemos encontrado la formula que nos permita satisfacer la demanda de una población cada día más exigente y conocedora de sus de derechos.

Las distorsiones, las interpretaciones de las leyes, los comerciantes de la salud, entre otros, lograron sacar sus garras con tiempo y constituyéndose en Administradores de Riesgos de Salud (ARS), Prestadores de Servicios de Salud (PSS), Administradores de Fondos de Pensiones (AFP) y otras diabluras, se han adueñado del sistema de salud de la República Dominicana distorsionando la esencia y el propósito de la de salud.

El Seguro Nacional de Salud (SENASA) que corresponde al Estado Dominicano para cubrir a los pobres y más pobres ha sido atosigado de parte de la competencia privada, que lo tienen en capilla ardiente, esperando el momento para quedarse con todo y así brindar salud solo a los que pueden pagar sin importar el don más preciado del ser humano, que es la vida.

El Ministerio de Salud Pública tiene que debe jugar el rol facultado por las leyes de ser un ente rector y regulador del Sistema Sanitario, en cambio ha sido torpedeado y amenazado con las acciones que se ha intentado aplicar.

Han existido muchas debilidades en la aplicación de las leyes y no se ha adecuado el sistema para poder competir mediante ofertas con el Sector Privado a quienes tampoco ha podido regular y quienes como pulpos cada día hacen más fuertes sus tentáculos.

Jamás se podrá lograr equidad en salud mientras el sector público sanitario no se adecue en infraestructuras, tecnologías y Recursos Humanos competentes comprometidos. Si la entrada al sistema de salud es por las Unidades de Atención Primaria, es por ahí que hay que empezar a trabajar, dotándolas de todo lo necesario y concienciando a las gentes de que esa es su primera parada cuando de servicio de salud se trate; pero hay que construir todas las necesarias, no como hasta ahora que a doce años de la promulgación de las leyes no tenemos garantizadas con calidad ni el 50%.

Debemos abocarnos a fortalecer los diferentes niveles de Atención en salud, pues con Unidades de Atención Primarias (UNAPS) fuertes y funcionando, el segundo nivel de atención tiene que ser dotado y adecuado a los requerimientos que exige el sistema, solo así y eficientizando las referencias y contrarreferencias ó retornos, evitamos el congestionamiento y la arrabalización de los centros de Salud del tercer Nivel ó de Salud Especializados.

Corresponde al PLD y sus gobiernos continuar avanzando hacía una meta que brinde salud para todos (as) con igualdad y seguridad. Es tiempo de tomar el toro por los cuernos y dirigirse en lo inmediato a la revisión de las leyes de salud para corregir distorsiones que existen entre ellas; para corregir artículos y reglamentos que ya están obsoletos.

Adecuar y poner al unísono las leyes de Salud con la ley de Colegiación Medica que están chocando entre sí. La ley igual para todos por lo que hay que sentarse con el sector privado de la salud, Superintendencia de Salud y Riesgos Laborales (SISALRIL), La Dirección de Información y Defensa de los Afiliados a la Seguridad Social (DIDA), El Consejo Nacional de Salud (CNS), El Programa de Medicamentos Esenciales (PROMESE), y otros para que se entienda que el rector y regulador es el Ministerio de Salud Pública y que Salud Pública solo tendrá bajo su dependencia el Sub-Sector de Salud Colectiva incluyendo el programa de Enfermedades inmunoprevenibles.

Es necesario revertir el modelo actual de aplicación para brindar salud; es verdad que se inició al revés, pero con voluntad política, decisión, compromisos, gerencia y respeto a las leyes, hay que accionar en este sentido, si en verdad queremos salud para todos (as) en el año 2024.

Este tema es interesante y tiene infinidad de aristas que no podemos tratar ampliamente debido al espacio cedido en el periódico, pero seguiremos hablando sobre el particular y de otros temas de salud considerados de primer orden para la población dominicana.

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