No podemos atribuir el golpe de estado en Chile en 1973 solamente a una crisis del sistema de elección popular proporcional, porque sesgaríamos nuestro análisis.
Para ser objetivos es necesario enmarcar esta, y las demás asonadas militares de la época, a las tesis de control político originadas en los organismos de inteligencia de los Estados Unidos.
Hay que recordar que hablamos de los años mas intensos de la guerra fría, donde en Asia, Africa y América Latina, se desarrollaba una lucha entre las superpotencias de la época, Estados Unidos y la URSS, por el dominio mundial.
Los norteamericanos, que ya habían sido retados al perder el dominio de Cuba, país que en los años 60 se declaró comunista, iniciaron un plan que se llamó Doctrina de Seguridad Nacional, por medio de cual convertirían a las fuerzas armadas de América Latina, en tropas de contraisurgencia y control de la población civil.
Para los que no vivieron la época, solo habría que recordar que en los cuarteles militares de la República Dominicana, existían carteles que rezaban lo siguiente: “Soldado dominicano, el comunista es tu peor enemigo”.
Este es un ejemplo simple de cuales era los objetivos de los que concibieron la DSN, consistía en que las fuerzas armadas locales combatieran los movimientos pacíficos o no que promovieran la doctrina comunista y si para ello había que tomar el poder por la fuerza, el fin ultimo de luchar contra el comunismo lo justificaba.
Para adoctrinar a las fuerzas armadas latinoamericanas los Estados Unidos dieron vida a la “Escuela de las Américas”, primero en Panamá y luego en Georgia, para crear en la policía y los militares latinoamericanos una casta de soldados fanatizados en el combate al comunismo y los grupos que pudieran ser acusados de esta tendencia.
Mas de 60,000 policias y militares pasaron por las aulas y campos de entrenamiento de la Escuela de las Américas, donde ademas de las enseñanzas tradicionales como tiro, marchas e inteligencia militar, se graduaron en técnicas de contrainsurgencia, guerra sicológica y métodos de interrogatorio, es decir torturas.
El objetivo primordial de los Estados Unidos y sus servicios de inteligencia, era usar los militares de cada país en un frente armado en contra de los insurgencia de origen marxista, quienes queriendo seguir el ejemplo de Cuba y su guerra de guerrillas, se multiplicaban en campos y ciudades de toda America latina.
Esto definitivamente era una política de exterminio, que sin duda alguna influyó en los cientos de miles de muertos y desaparecidos que sucedieron a los golpes de estado que como una plaga azotaron a todo el continente.
Como una forma de realizar de manera mas efectiva las acciones represivas, la Agencia Central de Inteligencia sirvió de agente coordinador entre las cúpulas militares de los países del cono sur, todos gobernados por militares, para poner en ejecución el llamado Plan Cóndor.
Este plan, consistía en coordinar la llamada guerra contra la subversión entre los regímenes militares, creando redes de terrorismo de estado multinacionales, de modo que se pudiera atacar a los “enemigos” del estado sin importar el lugar donde se hayan refugiado.
Fue necesario construir una red de dictaduras militares en todo el cono sur de America para crear esta multinacional del terror de estado; participaron militares de Chile Uruguay, Paraguay, Argentina, Brasil y Bolivia.
Miles de muertos, torturados y desaparecidos dejó la suma de lo que enseñaba en la Escuela de Las Américas y su implementación de modo extenso en la llamada Operación Condor.
Quisimos hacer este paréntesis para contextualizar históricamente la ola de golpes de estado que se sucedieron en America latina en la segunda mitad del siglo XX, aunque dentro del análisis de la crisis del presidencialismo proporcional, esto fue un efecto de la inestabilidad de gobiernos electos en minoría.
Seria bueno repasar cual ha sido el resultado de las democracias presidencialistas latinoamericanas desde sus guerras de liberación hasta nuestros días, es decir ya mas de 200 años.
Un golpe de estado es la toma del poder de modo violento y repentino, violando las normas institucionales de sucesión, estableciendo un Estado ilegitimo desde el punto de vista legal.
Pues solo durante el siglo XX lo que describimos anteriormente ocurrió 327 veces en nuestros países.
Antes de que fuera creada la Doctrina de Seguridad Nacional y comenzara la lucha este-oeste, nuestro continente estuvo plagado de asonadas militares y rupturas del orden constitucional.
Es mucho lo que podría ser objeto de análisis sobre este tema, definitivamente los resultados del sistema presidencial que adoptamos los latinoamericanos, no ha tenido el mismo efecto que en el país que lo creó: los Estados Unidos.
Quisimos comenzar esta entrega precisamente con una de las características que serian impensables en la democracia norteamericana; la intervención militar en los temas políticos que competen a los civiles.
El unico ejercito profesional que existió en los Estados Unidos fue el de los confederados en la guerra civil del siglo XIX y fue derrotado por un ejercito de voluntarios del norte.
El concepto de un ejercito profesionalizado tuvo en fuerte rechazo en la sociedad norteamericana y prevaleció el de ciudadanos en armas, que eran llamados cuando el país entraba en guerra.
Antes que un ejercito permanente, hasta después de la Segunda Guerra Mundial lo que existían en los Estados Unidos eran milicias estatales, constituidas por ciudadanos que daban su tiempo para el entrenamiento militar.
Al no existir un poder militar centralizado, mas bien una gran dispersión en los estados que componen la unión, entonces tampoco había posibilidad de que los militares se pusieran de acuerdo para derrocar el gobierno.
Algo pasa entonces con un sistema político que en solo 100 años ha provocado mas de 300 asonadas militares.
Un problema tan complejo debe tener múltiples factores que lo hayan hecho costumbre en la vida política de nuestros pueblos, ¿cuáles son las razones para que el sistema democrático presidencialista no haya funcionado en América latina?
En la multiplicidad vamos a escoger algunos que son notables: ha sido imposible para el poder civil tener control sobre el poder militar y esto por la centralidad que caracterizan a las democracias latinoamericanas.
Incluso en naciones federales como Brasil o Mexico el Estado Nacional tiene mucho mas poder que los estados federales, lo que no ocurre en los Estados Unidos, donde, en la relación a favor de los estados es abismal en relación al Estado Federal.
Como es una concepción centralizada del estado, entonces el objetivo deberá ser accesar por cualquier vía al ejercicio de ese poder central.
Tampoco hemos podido establecer un sistema bipartidista estable, que es lo que caracteriza al presidencialismo norteamericano, todo lo contrario, fruto de diferencias culturales e históricas nuestros sistemas partidarios son fraccionados con discusiones sobre temas ideológicos, burguesía, proletariado, iglesia, etnias, pueblos indígenas, etc., lo que antes que construir un sistema bipartidista ha creado un multipartidarismo que hace casi imposible obtener una mayoría legitima en un proceso electoral.
Esto produjo los llamados gobiernos de doble minoría, donde un presidente era electo con el voto relativo mayoritario y arrastraba consigo una minoría parlamentaria, lo que a su vez era causa de crisis y parálisis del gobierno.
Para resolver este problema se ha instaurado el sistema de doble vuelta electoral, de modo que un presidente tenga la validez del voto de la mayoría para llegar al poder y de este modo intentar dar estabilidad al sistema presidencialista en America latina.
A la salida de las dictaduras la mayor parte de los sistemas electorales fueron reformados para obligar a obtener una mayoría calificada para ser proclamado Presidente o Presidenta.
Hoy en dia 18 países de América latina poseen un sistema electoral donde se exige un umbral de votos para ganar una elección, esto persigue dar un solido nivel de legitimidad a quien sea electo y evitar que un candidato con mayoría de voto negativo pueda llegar a la presidencia.
Entonces lo que estamos construyendo es un multipartidarismo de mayoría, ya que ha sido imposible, por las características propias de nuestros pueblos, que se produzca un bipartidismo estable.
Este multipartidarismo implica las alianzas de diferentes fuerzas políticas, en primera o segunda vuelta electoral, por la imposibilidad de que una sola de ellas sea capaz de obtener la mayoría calificada que se necesita para ganar la elección.
La tendencia entonces ha sido moverse del sistema de mayoría relativa que existía en los años 70 al sistema de doble vuelta para intentar crear dos polos electorales que se disputen las elecciones en primera o segunda vuelta.
De los 18 países que exigen mayoría calificada, 14 exigen mayoría absoluta, es decir mas del 50%; otros 4 exigen una mayoría especial de entre 40 y 45% por ciento para ganar en primera vuelta.
Ahora, el peso simbolico de la presidencia afecta también a quien es electo con esta mayoría absoluta, porque se cree depositario de toda la voluntad del pueblo, sin tener en cuenta la existencia del Congreso, donde se encuentra la representación mas plural de voto que se ejerció para llegar a la presidencia.
Los pro y los contras de este presidencialismo de mayoría absoluta, una modificación del presidencialismo relativo, una de las causas de la inestabiidad política de America Latina, la desarrollaremos en nuestra próxima entrega.