Opinión

El Presidente de la República en el encuentro que sostuvo con periodistas del Palacio Nacional, llamó a la población a respaldar la instalación de las dos plantas a carbón mineral para la generación de energía eléctrica en Punta Catalina, Bani, y explicó las razones por las cuales hacia ese llamado. Tenemos que admitir, sin espacio para la duda, que la construcción de esas dos plantas es una decisión que puede considerarse de carácter patriótico, porque se está haciendo con una visión de futuro en favor del país. Si el Gobierno no se involucra en un proyecto de esta naturaleza, entonces, para el año 2016, cuando concluyen los llamados acuerdos de Madrid, el país tendría dos únicos escenarios en el sector eléctrico: 1) no renegociar los contratos con los generadores privados, con las consecuencias de un incremento de los apagones a un nivel prácticamente de oscuridad; y 2) acepta, como un matrimonio obligado, lo que se les antoje a los generadores.

Los miembros del PLD somos los primeros que debemos salir a respaldar la solicitud del Presidente. El PLD es el único partido del sistema que cuenta con organismos político-técnicos similares a la estructura de Gobierno. De manera particular, con vinculación directa a los objetivos del proyecto, existen tres órganos a nivel de secretarías, que son las de Energía y Minas, la de Economía y la de Medio Ambiente y Recursos Naturales. Cualquiera de ellas de seguro pueden hacer aportes importantes.

La Secretaria de Medio Ambiente del partido desde que el Gobierno anunció su decisión de construir las dos plantas para la generación de energía eléctrica, usando carbón mineral como combustible, ha venido dándole seguimiento al proyecto en cuanto a su componente ambiental, conociendo que hoy día la factibilidad de los grandes proyectos tiene tres ejes fundamentales: lo técnico, lo económico, y por supuesto, el medio ambiente.

El interés por el componente ambiental se debe a que éste tiene una alta valoración de parte de los organismos internacionales de financiamiento, y en muchos casos se sobrepone a los otros, pudiendo llegar a poner en riesgo inversiones como la que se hacen en la construcción de las dos plantas, dada la necesidad que tiene el país de acudir a los mercados de capitales.

La conspiración en contra de las plantas, como dijo el Presidente de la República, puede que tenga distintas causas y orígenes. Pero veamos un análisis relacionado con el tema ambiental, tomando como base las tendencias globales en cuanto a la generación de energía, y como referente a los Estados Unidos, debido a su incidencia a nivel mundial. Cuando nos detenernos a revisar que han estado haciendo los norteamericanos en los últimos años en materia ambiental, encontramos que han diseñado toda una estrategia económica y política, apoyada en el cambio climático y basada en el uso del llamado gas de esquisto, aprovechando el descubrimiento de importantes yacimientos de este hidrocarburo en los estados de Pensilvana, Texas, Luisiana y Arkansas. Esos yacimientos tienen reservas probadas de 62.2 billones de metros cúbicos, estimándose que esas reservas serían suficientes para cubrir la demanda actual de gas de Estados Unidos por unos 100 años.

En el denominado Programa de Compromiso Técnico de Gas no Convencional (UGTEP), Estados Unidos deja claros los objetivos que persigue al promover un mercado mundial de gas de esquisto. Para la puesta en ejecución del Programa los norteamericanos han adoptado un conjunto de decisiones y acciones que buscan asegurar su éxito, entre las que se pueden enumerar: 1) el reconocimiento de que actuar contra el cambio climático les representa una oportunidad económica y que esa nación podía y debía liderar en este siglo el tema, así lo indicó el Presidente Obama en un discurso en Georgetown University; 2) un plan de reducción de emisiones en su producción de energía a partir de carbón mineral, que incluye el cierre de algunas plantas a carbón (Fisk y Crawford en Chicago); 3) la Administración Obama se ha propuesto generar suficiente energía renovable en terrenos públicos con el fin de dar electricidad a seis millones de nuevas viviendas para 2020, lo que duplicaría la capacidad de proyectos de energía solar, eólica y geotérmica en propiedades federales; y 4) estrategias para que sus socios a nivel mundial se sumen al Programa.

En lo financiero la decisión más importante puesta en marcha, es la suspensión de préstamos para la construcción de nuevas plantas a carbón. Así lo hizo saber el Presidente Obama cuando dijo: “ya no financiaremos nuevas plantas de carbón en otros países”, agregando, que las naciones en desarrollo deben acompañar este tipo de acciones, porque “son a menudo las más vulnerables a los efectos del cambio climático”, decisión asumida por organismos financieros de ese país.

En lo que podría ser una especie de órgano impulsor y/o represivo del Programa, se ha instruido a la Agencia para la Protección Ambiental, EPA, para que prepare nuevas normas para el control de lo que ellos llaman “contaminación de dióxido de carbono sin límites causada por plantas de generación de energía eléctrica”. Con esa decisión EEUU busca reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero al 2020 en un 17%, con respecto a los niveles del 2005. Ese 17% de seguro será el referente para las próximas negociaciones sobre cambio climático. Los países que estén por encima de ese porcentaje tendrían que ajustarse, y para ello el gas de esquisto sería una buena alternativa si cuenta con una mercado sólido.

Estados Unidos también podría salir ganancioso en lo político, si logra que ese mercado de gas abarque la mayoría de los países. Eso podría provocar un cambio geopolítico importante, ya que se reduciría la dependencia de petróleo que controlan los países de Medio Oriente. En Latino América la vista podría estar puesta sobre Venezuela, de cuyo petróleo dependemos muchos países de la región.

La Republica Dominicana es socia de los Estados Unidos, y como tal, es lógico que ese país busque su integración en el llamado Mercado Mundial de Gas de Esquisto que impulsa; igual interés tiene para casi todos los países latinoamericanos. La oferta que hiciera el Subsecretario de Comercio de los EEUU para Latinoamérica, a nombre del Presidente Obama, para la instalación de una planta de 1,000 megavatios, a gas, dejó claro que a los norteamericanos les interesa incursionar en la generación de energía, bajo el enfoque de energía limpia. Más recientemente en la visita que hiciera al país el vicepresidente de Estados Unidos, éste anunció una iniciativa para apoyar al Caribe en la producción de energía renovable.

La urgencia de nuestro país es generar energía eléctrica al más bajo costo posible, lo cual es difícil de alcanzar aún usando gas de esquisto como combustible, debido a su alto costo. Suponiendo que la actual imposibilidad de la República Dominicana de integrarse a ese mercado de gas, se encuentre entre las dificultades para el avance de la construcción de las dos plantas a carbón, entonces deberíamos evaluar instrumentos jurídicos y económicos que permitan la incursión progresiva en el uso de ese hidrocarburo, al tiempo que especializamos recursos para acelerar programas de exploración de hidrocarburos, incluidas las rocas esquistosas de nuestro territorio, que tal vez puedan tener almacenado gas en cantidad explotable.

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