Aunque partidos de oposición se empeñan en no recocer los avances que ha experimentado el país durante los gobiernos del Partido de la Liberación Dominicana, las evidencias están presentes en todo el territorio nacional, y la mayoría de la población así lo expresa, y por eso confía en nuestro partido, como un verdadero impulsor de nuestro desarrollo. Los hechos están ahí. Desde el primer Gobierno el país fue abierto al mundo y las relaciones internacionales se ampliaron y fortalecieron.
Gracias a esa política hoy nuestra economía, a través de exportaciones, importaciones, cooperación, etc. , recibe sus beneficios en distintos órdenes. Recuerdo que en ese momento la importación de vehículos estaba prohibida, eso cambió y en los actuales momentos las ofertas de vehículos las encontramos hasta en los lugares más apartados de la nación.
La era de la tecnología digital en el país la pone en marcha el compañero Presidente del partido, Leonel Fernández. En el 1996 las instituciones públicas usaban maquinillas, hoy es difícil encontrar un joven, sin importar la clase social, que no sepa manejar una computadora, y el Estado se ha digitalizado por completo. En cuanto a infraestructuras, son los gobiernos del PLD que han dotado al país de una envidiable red vial, autopistas, carreteras, puentes, túneles y hasta de un metro que amenaza con ser expendido hasta otras provincias.
De la gestión de Gobierno del compañero Presidente de la República, Danilo Medina, también el PLD dejará un legado de ejecuciones en beneficio de la población dominicana. El programa de Alfabetización, convertido en un modelo para la región. Un modelo educativo público más digno para los sectores menos pudientes, apoyo a pequeños agricultores y a iniciativas empresariales comunitarias, entre muchas otras.
Que aún tenemos muchos temas pendientes, es verdad, pero hasta los países más avanzados los tienen, aunque sean de naturaleza distinta, pero hay otros que nos son comunes, como es el relativo al crecimiento desordenado de nuestras ciudades. Todavía la RD no dispone de las informaciones que le permitan evaluar el costo económico, social y ambiental que le representa el no disponer de un Plan Nacional de Desarrollo Urbano.
En los dos años que le quedan al partido, de este período de Gobierno, hay que avanzar para estructurar este Plan, fortaleciéndolo con las iniciativas existentes. El Ministerio de Obras Públicas debe hacer el primer aporte, que consistiría en parar la hemorragia de autorizaciones ilegales o pobremente sustentadas de permisos de uso de suelo que otorgan las Alcaldías o ayuntamientos, y que son la primera causa de la arrabalización y el desorden urbano de nuestras ciudades.
Obras Públicas no puede seguir siendo una especie de resguardo o escudo de las ilegalidades que cometen los ayuntamientos, otorgando licencias de construcción, convirtiendo en legales esas ilegalidades. Esto ocurre porque históricamente este Ministerio en su proceso de evaluación de los expedientes no valora la calidad de los permisos de los ayuntamientos, simplemente los acoge como válidos, aduciendo que la Ley 675-44 estable una especie de raya de Pizarro entre las competencias de ambas instituciones.