La cultura iberoamericana congrega similitudes y contrastes, confluencias antiguas y modernas para conformar una identidad, un ámbito medular en la región, que ahora aúna proyectos en aras de una coordinación estratégica.
Estas fueron señales derivadas de la XVII Conferencia Iberoamericana de Cultura, que sesionó en México el 29 de agosto último con el propósito de fortalecer la cooperación regional en esta área y compartir proyectos factibles de largo alcance.
Amelia Roque, corresponsal de Prensa Latina en México, refiere que los resultados serán presentados a los jefes de Estado y de Gobierno en la XXIV Cumbre Iberoamericana, que se efectuará en la ciudad portuaria de Veracruz los días 8 y 9 de diciembre próximo con el lema «Siglo XXI: Educación, Innovación y Cultura».
A juicio de Rafael Tovar, presidente del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes de México, el desarrollo de herramientas tecnológicas, de la comunicación, de nuevas concepciones y de un modo de interactuar hace prácticamente posible cuanto consideraba como un sueño, un espacio común iberoamericano en este campo.
La secretaria general iberoamericana, Rebeca Grynspan, subrayó que este espacio existe por la diversidad y el sentimiento arraigado de nuestros pueblos, que han hecho de la convivencia una señal de identidad, y mencionó a las comunidades indígenas, a los afrodescendientes y el disímil mosaico cultural mexicano.
Álvaro Marchesi, saliente secretario general de la Organización de Estados Iberoamericanos para la Educación, la Ciencia y la Cultura, entiende la cultura como la capacidad de contribuir a la formación y el desarrollo de las personas de todas las generaciones.
La afluencia de opiniones apunta a una capacidad de gestión que permite sentar bases para tratar de dar respuesta a necesidades de desarrollo personal y colectivo, con perspectiva de género y atención a las minorías en el contexto actual.
Con participantes de 21 naciones, en el Museo Nacional de Arte, uno de los temas debatidos fue la agenda cultural digital, debido a programas de colaboración como Iber-media, que ayudó a la producción de más de 230 películas y documentales en el área.
Entre los programas de este tipo figuran Iberorquesta, Iberescena, Iberarchivos e Iberbibliotecas, hasta llegar de cuatro a 12 durante los últimos cinco años, además de que representantes de México y Perú propusieron el de Ibercocinas tradicionales.
Grynspan expresó que las experiencias exitosas en estos programas de integración iberoamericanos pueden ser aprovechadas por otras regiones que buscan intercambio y colaboración.
Otro de los asuntos discutidos fue el modo en que las sociedades de cada uno de los países del área consumen bienes y servicios culturales, y cómo se pueden tener datos mucho más precisos para poder actuar adecuadamente.
Mónica López, secretaria ejecutiva del Convenio Andrés Bello -organización de carácter intergubernamental que favorece el fortalecimiento de los procesos de integración y la configuración y desarrollo de un espacio cultural común- presentó la Hoja de Ruta para la Implementación de las Cuentas Satélite de Cultura.
Entre los retos a mediano plazo, enunció, «están la definición de estándares mínimos de información estadística para la puesta en marcha de las Cuentas Satélite de Cultura; el desarrollo de una metodología para la valoración de los soportes digitales-cultura digital, así como la definición de un manual específico para la valoración económica del patrimonio cultural y natural.
La primera Cuenta Satélite en materia cultural, en México, arrojó entre sus resultados que de 41 millones de usuarios que en 2013 ingresaron a Internet, 31 millones hicieron consultas culturales. «Esto habla de una realidad que tendremos todos que saber enfrentar, verla desde sus distintas dimensiones», particularizó Tovar.
Los participantes intercambiaron igualmente sobre el desarrollo de un proyecto, el Observatorio Iberoamericano de Cultura, y del programa Pablo Freire, de movilidad de estudiantes de Bellas Artes y Gestores Culturales.
Según Marchesi, debe avanzarse en la circulación de artistas y bienes culturales, y este encuentro también aportó soluciones para facilitar el intercambio de estudiantes de disciplinas artísticas.
Participaron en la conferencia iberoamericana representantes de Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Cuba, El Salvador, Ecuador, España, Guatemala, Honduras, México, Nicaragua, Panamá, Paraguay, Perú, Portugal, República Dominicana, Uruguay y Venezuela.
Tanto en la agenda digital, como en los Iberprogramas, las Cuentas Satélite de Cultura y los demás temas de intercambio, los participantes propusieron acuerdos que podrían favorecer una plataforma de desarrollo en los próximos años.