De un tiempo a esta parte, tras ser derrotadas todas las campañas de diatribas contra el liderazgo del Partido de la Liberación Dominicana, algunos sectores han vuelto a levantar la tesis de que la fuerza electoral y poder legítimamente logrado por el PLD, buscan instaurar un régimen de partido único.
La afirmación carente de toda verificación política o académica, tiene una simple explicación: las cinco derrotas electorales consecutivas sufridas por la oposición y la configuración de un panorama que no les permite atisbar esperanzas en el favor popular.
No hay aspecto administrativo o institucional en que las comparaciones, típicas en los procesos comiciales, puedan serle mínimamente favorables, lo saben muy bien y, por si las dudas, Vanguardia del Pueblo se encarga de recordarlos.
Ningún partido del sistema ha hecho más que el PLD por el bienestar de los dominicanos y las dominicanas, a pesar de que grupos y sectores permanentemente intentan colocar piedras en el camino hacia el desarrollo integral de nuestra población.
La gente lo sabe, y lo puede verificar en su cotidianidad. En la alimentación, en la salud y en la educación hemos logrado importantes progresos y seguimos avanzando sin distracciones, a pesar de todas las musarañas políticas sacadas de la imaginación opositora.
Mientras algunos hablan de “partido único”, lo que se verifica en la práctica es un aumento en el número de entidades, por efecto del surgimiento de fuerzas “emergentes”, o por la mutación de viejas estructuras, a tal punto que en los comicios del 2016 podrían participar alrededor de 30 organizaciones políticas.
La confusión y el rumor podrían ser armas efectivas frente a un conglomerado con escaso desarrollo político, bajos niveles de información y total amnesia, pero esas características no corresponden al pueblo dominicano que cada vez se evidencia más agudo, más firme en sus convicciones y exigencias.
La gente sabe por experiencia que tiene en el PLD una excelente maquinaria para el logro de sus más preciadas aspiraciones económicas y sociales en un ambiente de institucionalidad, justicia y democracia.
Los mismos que ahora hablan de “partido único”, previamente gastaron esfuerzos en denostar el sistema de partidos vigente, sobre el cual ha caminado la democracia dominicana con sus virtudes y superables defectos.
Para hablar de unipartidismo habría que retrotraer al país a la expresión trujillista que fue el Partido Dominicano, algo inimaginable en estos tiempos de apertura e inclusión.
Lo que ha estado ocurriendo con el PLD y el favor popular, en lugar de enervar las bajas pasiones opositoras, debería ser analizado concienzudamente para conocer cuáles son los elementos que lo determinan, y elevar el debate a planos positivos, discutiendo quien puede hacerlo mejor.
El posicionamiento gubernamental que hoy exhibe el partido morado, en otros tiempos lo tuvieron, sucesivamente, el PRSC y el PRD, durante ciclos políticos determinados por las circunstancias y el accionar de esos partidos, que desafortunadamente para el país, no pudieron mostrar los resultados que hoy se les reconocen al PLD.
La organización que fundara Juan Bosch en 1973 es un laboratorio donde se trabaja permanentemente en procura de las fórmulas para superar los males ancestrales, que otros regímenes nunca abordaron con la suficiente idoneidad.
Un solo botón de la muestra peledeista lo constituye la gestión que encabeza el Presidente Danilo Medina, cuyos programas sociales, lo mismo que los de su antecesor, constituyen magníficos ejemplos de creatividad y compromiso con la redención de los más necesitados, reconocidos en el ámbito internacional.
Quienes hablan de que República Dominicana se encamina a un sistema de partido único, no explican que es eso, ni con qué se come, mientras evitan discutir con seriedad los asuntos que más preocupan a la población, como es una justa distribución del ingreso.
Tampoco contribuyen a la modernización de las estructuras partidarias con aportes valiosos para la vigencia de una ley que asegure la buena marcha y la mejor estructuración de las agrupaciones políticas.
La discusión del proyecto de Ley de Partidos Políticos parece una magnífica ocasión para que, a la luz de la ciencia política se asuman actitudes sabias y responsables para el fortalecimiento de nuestro sistema democrático, enfocadas en el bien común, lejos de los resabios por los fracasos electorales pasados, o del porvenir.