Washington, (Servicios especiales de Vanguardia del Pueblo) Más de un mes después del asesinato a tiros del joven negro Michael Brown en la localidad estadounidense de Ferguson (Missouri), el policía blanco que lo mató continúa hoy si ser sometido a la justicia.
Un grupo de manifestantes irrumpió anoche en una reunión de las autoridades del condado de San Luis (adonde pertenece Ferguson), para exigir que el agente Darren Wilson sea arrestado.
Los participantes en la protesta, entre ellos los padres de Brown, pedían «justicia para todos» y expresaron que seguirán insistiendo hasta que Wilson sea procesado por el crimen por el cual, hasta ahora, solo la opinión pública lo acusa.
Según los activistas existen pruebas suficientes para que el fiscal del condado de San Luis, Bob McCulloch, ordene la detención del policía, sin la necesidad de aguardar por un fallo de un tribunal investigador, que podría demorar meses.
Además, se solicitó la destitución de McCulloch y su reemplazo por un fiscal especial. La protesta ocurrió durante el Juramento de Lealtad en la reunión del Concejo de San Luis.
El pasado 9 de agosto a plena luz del día Wilson ultimó de varios balazos a Brown, de 18 años.
Testigos oculares dijeron que el muchacho, quien estaba desarmado, fue baleado pese a que no ofreció resistencia y tenía las manos en alto en posición de entrega.
El hecho generó una ola de manifestaciones y disturbios por más de dos semanas que fueron reprimidos violentamente por la policía y la Guardia Nacional.
Las acciones se extendieron a decenas de ciudades de Estados Unidos, reabriendo aquí el debate racial.
Ferguson es una municipalidad de unos 21 mil habitantes y cerca de 67 por ciento de sus habitantes son afroamericanos.
La muerte de Brown sirvió de catalizador para que el secretario de Justicia, Eric Holder, asignara un equipo de investigadores para que estudie el prejuicio racial en la aplicación de la ley en cinco ciudades de la Unión y recomiende estrategias para atender el problema a nivel nacional.
El caso de Michael Brown recuerda el de Trayvon Martin, también un adolescente negro, asesinado en febrero de 2012 por el entonces vigilitante voluntario George Zimermman, quien permaneció más de 40 días en libertad antes de ser interpelado por la justicia y al final resultó absuelto de culpas en julio de 2013.