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Roma, (Servicios especiales de Vanguardia del Pueblo) Los obispos asistentes al Sínodo sobre la familia, iniciado hace dos semanas en la Ciudad del Vaticano, concluyeron el sábado esa reunión con un mensaje sobre la inclusión de todas las personas en la Iglesia católica.

El texto, aprobado por amplia mayoría, indica que la institución religiosa es una casa con la puerta siempre abierta.

Durante la cita se discutieron a puertas cerradas asuntos complejos como el estatus de los divorciados católicos, la poligamia, la violencia doméstica, las relaciones homosexuales y los anticonceptivos.

Según Radio Vaticano, esta tarde los religiosos darán a conocer el documento final del Sínodo, el cual será entregado al papa Francisco y constituirá una herramienta de trabajo fundamental para el año venidero.

A lo largo de las conversaciones, la mayor parte de los obispos se alineó a la idea de una Iglesia de acogida, no de exclusión, de acuerdo con los reportes diarios divulgados por la sala de prensa de la Santa Sede.

Los padres sinodales explicaron que las principales amenazas enfrentadas por la familia son el debilitamiento de la fe y los valores humanos, así como el individualismo.

Además, subrayaron que otras dificultades son las derivadas del «fetichismo del dinero y la dictadura de la economía sin rostro y sin un objetivo humano».

Las consecuencias las sufren principalmente los padres y madres sin trabajo, impotentes frente a las necesidades de sus familias, y los jóvenes desempleados. Esta situación puede derivar en males como la drogadicción y el crimen, agregaron.

El mensaje incluyó un llamado a los Gobiernos y organizaciones internacionales a promover el bienestar de las familias.

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