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Ramallah, (Servicios especiales de Vanguardia del Pueblo) La ciudad de Jerusalén semeja hoy un campo de batalla entre palestinos y tropas ocupantes por choques callejeros que estallaron tras la entrada en la mezquita Al Aqsa de judíos extremistas.

El acceso a Al Aqsa, uno de los tres lugares más sagrados del Islam junto a las de La meca y Medina, en Arabia Saudita, está vedado a la población autóctona menor de 50 años desde hace semanas por las autoridades de ocupación.
Las mujeres, a las cuales en ciertos momentos se les ha vedado la entrada a la mezquita, son obligadas a depositar sus documentos de identidad.

A principios de esta semana las fuerzas ocupantes clausuraron la mezquita, lo que provocó airadas protestas de varios países árabes entre ellos Egipto y Jordania, que tienen suscritos tratados de paz con Israel.

Versiones sobre una entrevista secreta del primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, y el rey jordano, Abdallah II, custodio de los lugares santos de Jerusalén, tanto musulmanes como cristianos, sobre la crisis en la ciudad no han sido confirmadas por las partes.

Los anuncios de la autorización de construcciones para judíos sionistas por el Gobierno israelí han convertido a Al Quds, nombre musulmán de la ciudad, en un barril de pólvora que estalla con frecuencia cotidiana.

Fuerzas ocupantes entraron esta mañana a través de las puertas Marroquí y de las Cadenas y dispararon granadas lacrimógenas y de sonido para dispersar a los fieles que oraban y preparar el acceso de grupos de extremistas que ultrajaron el templo islámico, acorde con testimonios llegados a esta ciudad.

La semana pasada el presidente palestino, Mahmoud Abbas, comparó a los grupos de pobladores sionistas con un rebaño de ganado por los excesos que cometen durante su estancia en la Explanada de las Mezquitas.

Hasta el mediodía por lo menos dos manifestantes palestinos habían sido internados en hospitales con heridas graves, uno en la cabeza y otro en el pecho, y otros con síntomas de asfixia por la inhalación de gases intoxicantes, acorde con los custodios de Al Aqsa.

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