Londres, (Servicios especiales de Vanguardia del Pueblo) Oficiales de la inteligencia británica reconocieron hoy ante la Cámara de los Comunes el carácter inevitable de una acción terrorista del movimiento radical sunita Estado Islámico (EI) en el Reino Unido.
Los funcionarios de Scotland Yard y del MI5 (servicio de inteligencia interior) señalaron que el nivel de actividad de agrupaciones como el EI hacía muy probable un ataque en próximos meses en territorio británico, destaca el diario The Times.
En los últimos cuatro meses se abortaron al menos tres complot terroristas en esta capital, destaca la versión digital del rotativo que cita a fuentes de inteligencia.
Las autoridades del Reino Unido elevaron el pasado 29 de agosto el grado de alerta por terrorismo de sustancial a severo, después de analizar la posibilidad del regreso a casa de nacionales que participaron en las filas del EI en actos violentos en Iraq y Siria.
Al menos 500 británicos se unieron al movimiento radical sunita, el cual operaba desde 2011 contra el gobierno del presidente sirio, Bashar Al Assad, con la anuencia y ayuda de Occidente hasta que inició sus acciones en Iraq en junio de este año.
En octubre último, la cancillería británica emitió un aviso para todos los turistas nacionales en el orbe, ante la posibilidad de que se conviertan en blanco de actos terroristas.
Tal advertencia estuvo relacionada con la participación del Reino Unido en la coalición liderada por Estados Unidos para atacar posiciones del EI en Iraq y Siria, aún cuando Damasco denunció esas acciones como una violación de su soberanía.
En este mes, el comisionado de la Policía Metropolitana (Scotland Yard), sir Bernard Hogard-Home, afirmó que los altos índices de inmigración interferían en los esfuerzos de su país por combatir el terrorismo.
La policía presentó dificultades para conocer las actividades de grupos de foráneos que se comunican en otro idioma entre si dentro de esta nación, destacó el funcionario.
El gobierno del primer ministro conservador David Cameron aplica una dura política contra los inmigrantes, incluidos los provenientes de la Unión Europea, que ya le trajo fricciones con la jefatura comunitaria.