El Cairo, (Servicios especiales de Vanguardia del Pueblo) La Presidencia egipcia anunció que se abstendrá de comentar la absolución este sábado por una corte de apelaciones del ex presidente Hosni Mubarak, detonante de protestas que causaron tres muertos en esta capital.
De correspondencia con la Constitución, la Presidencia no comentará el veredicto y tiene plena confianza en el sistema judicial del país, dice la comunicación oficial.
El texto añade que el primer ministro Ibrahim Mahlab ha sido encargado de elaborar un procedimiento para compensar a los familiares de los muertos durante el levantamiento nacional que obligó a renunciar a Mubarak en febrero de 2011.
Tras conocerse el fallo, el fiscal general egipcio, Hisham Barakat, declaró que apelará el veredicto y anunció la creación de un panel de expertos para estudiar su fundamento legal.
Mubarak, su ministro del Interior Habil el Adly y cinco altos funcionarios de esa dependencia fueron exonerados de la acusación de haber permitido, en el caso del primero, y de ordenar, en el de los segundos, la muerte de más de 800 manifestantes en esta capital durante las protestas antigubernamentales en 2011.
Los hijos del ex presidente Gamal y Alaa, así como un rico empresario fugitivo, Hussein Salem, también fueron absueltos de cargos de corrupción y ganancias ilícitas, entre ellos vender gas a Israel por debajo de los precios del mercado.
El anuncio de las absoluciones llevó hacia los alrededores del Museo Egipcio, cerca de la plaza Tahrir, a entre mil y tres mil personas, según estimados divergentes, para una protesta pacífica.
Fuentes del Ministerio del Interior y testigos coincidieron en que la concentración se tornó violenta debido a que seguidores de la proscrita Hermandad Musulmana apedrearon a los soldados desplegados en la zona desde el jueves pasado, en previsión de disturbios convocados por una agrupación de partidos salafistas.
Los militares emplearon chorros de agua a presión, gases lacrimógenos y balines para dispersar la protesta, durante las cuales unas ocho personas resultaron heridas y alrededor de 80 arrestadas.
El estallido de violencia provocó el cierre de una estación de metro en la céntrica avenida Ramsés y el reforzamiento de las medidas de seguridad en la plaza Tahrir en previsión de nuevas manifestaciones de rechazo ante la sede del Tribunal Supremo, localizada en esa área.