Editorial

Entre los múltiples retos que tiene nuestro país para lo que resta del 2014 y el próximo año, la seguridad vial debe constituir sin la menor duda uno de sus más perentorios objetivos o metas.

Ya conocemos de la fatídica condición de nación con el segundo puesto en la lista con mayores niveles de muertes por causa de accidentes de tránsito.

Si este balance es triste y preocupante para nuestro país y otras muchas naciones, el hecho de que más de un tercio de los 1.2 millones de personas que perecen a causa de accidentes viales sean menores de 25 años, hace más doloroso y trágico este flagelo que enlutece a millares de familias en todo el mundo, como parte de unas cifras en las que lastimeramente los dominicanos ocupamos el segundo puesto.

Nuestro apreciado colaborador Mario Holguín, recoge en su entrega semanal de Vanguardia del Pueblo detalles que por dolorosos y preocupantes, no dejan de ser esencialmente edificantes, en torno a la vigencia de la declaración global de la juventud sobre seguridad vial.

Por ser víctimas principales de esta epidemia que y por ser los portadores y generadores de los cambios y avances que han de operar en el mundo, la juventud está llamada a constituirse en bastión fundamental que anime y fuerce la ejecución de cuantas medidas sean necesarias para detener la tragedia de unas estadísticas mortales que de no afrontarse con todo rigor social e institucional, continuará cobrando víctimas incrementadas en forma exponencial.

Desde la familia, en la escuela, los medios de comunicación, los clubes y todo conglomerado social, la toma de conciencia sobre el flagelo de los accidentes de tránsito debe ser el gran reto para la República Dominicana.

Estamos perdiendo valiosas vidas. Jóvenes estudiantes, trabajadores y llenos de ilusiones, se pierden en nuestras calles y carreteras, víctimas de la inconciencia que los arrastra a la velocidad, al consumo de alcohol mientras conducen, a liberarse de los cinturones de seguridad, a transitar en motores sin usar el valioso casco protector o a desafiar a la muerte en la práctica insana de carreras de autos y motores en transitadas avenidas.

Pero perdemos vidas de jóvenes, niños y adultos en accidentes de tránsito también por la falta de acciones eficaces y oportunas por parte de autoridades que históricamente, en sucesivas administraciones, no han colocado como orden prioritario la impostergable meta de la seguridad vial en sus planes de gobierno.

Vanguardia del Pueblo aprovecha este periodo festivo de Navidad, pero de profundo sentimiento humano y cristiano, para que nos aboquemos todos, autoridades y pueblo, a la toma de conciencia e implementación de cuantas medidas sean necesarias para que salgamos de una vez y por todas de las dolorosas y trágicas estadísticas que nos colocan en los primeros niveles de muertes y mutilaciones como consecuencia de lo que ya ha sido tipificado como creciente epidemia mundial.

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