Opinión

A pesar de que el término imperialismo viene de imperio y es tan antiguo que puede ubicarse en los albores de la organización de los primeros grupos humanos, fueron los pensadores marxistas quienes definieron las características imperiales modernas. Cuando plantearon que este no era más que la división del capital y el trabajo a nivel internacional.

Según ellos, la propiedad del capital, la gestión de las empresas, los mejores empleos y el consumo, se ubica en los llamados países centrales o desarrollados y los países llamados ¨periféricos¨ aportan los trabajos de menos calificación y las materias primas, por lo que se produce lo que llaman ¨intercambio desigual¨.

De acuerdo a esta definición, se identifica claramente a los Estados Unidos, la principal economía del mundo, por lo tanto poseedor de los mayores capitales, dueño de la moneda de referencia mundial, asiento de empresas globales que llegan a todas partes del mundo, como el ¨gran satán¨ que explota a los pobres pueblos de lo que se ha llamado tercer mundo.

Sin embargo, lo que está ocurriendo en el mercado de la energía en los últimos meses índica que el concepto de imperialismo y enfrentamiento ¨norte-sur¨ ha cambiado para siempre, a partir de la expansión del conocimiento y el desarrollo global de nuevas tecnologías de parte de ingenieros e inventores de todas partes del mundo.

El uso del petróleo como arma en contra del ¨imperialismo yanqui¨ y los países desarrollados de occidente, estalló en 1973, cuando la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), agrupación que concentraba la mayor producción mundial, declaró un embargo en contra de las principales economías occidentales en 1973, como resultado de los históricos enfrentamientos en el oriente medio.

La fuerza política que les otorgaba la posesión de esta arma a los productores asociados en la OPEP, todos ubicados en el llamado ¨tercer mundo¨, se expresó con la subida de los precios de los productos y servicios, así como en las emblemáticas colas de vehículos en las estaciones de servicio de combustibles en los países desarrollados de occidente.

El embargo llevó a un periodo de estancamiento e inflación de la economía mundial, que se replicó con la crisis de 1979, la inestabilidad en el medio oriente y el aumento exagerado de los precios en varios periodos de la historia reciente.

La reacción de los capitales en los Estados Unidos, consistió a partir de ese momento en invertir en el desarrollo de investigación que hicieran viable la explotación de nuevas fuentes de energía y la diversificación del mercado petrolero mundial, de modo que ese país revirtiera la tendencia de importador neto, en que se había convertido al disminuir sus reservas, a exportador o por lo menos a producir la cantidad de hidrocarburos que necesita para garantizar el suministro ante una crisis mundial.

El resultado de años de investigación e inversión económica lo estamos viviendo en los últimos días, de pronto nos damos cuenta que el país del norte es el poseedor de las mayores reservas mundiales de petróleo y gas natural, gracias al desarrollo de la tecnología de extracción de los llamados hidrocarburos de ¨esquisto¨ que son yacimientos que se encuentran cubiertos por roca debajo de la superficie terrestre y los cuáles no eran rentables extrayéndolos con la tecnología convencional.

Los altos precios de los últimos años provocaron una fiebre de investigación e inversión, que ha convertido en los Estados Unidos en productor de 8 millones diarios de barriles de petróleo, colocándolo al nivel de Arabia Saudita como los mayores productores del crudo a nivel mundial.

El ¨fracking¨, que consiste en la inyección de agua a presión sobre las rocas subterráneas, para abrir un hueco por donde insertar mangueras para extracción de hidrocarburos, ha sido una revolución silenciosa que quitó gran parte del poder de la OPEP en el mercado petrolero, en este momento, los países que no son miembros de ese organismo producen más petróleo que el conjunto de estados que eran dueños y señores de todo el mercado energético hace unos años.

Hoy en día, fruto de la ¨lucha de los pueblos oprimidos en contra del imperialismo¨, el mercado de energía es más diversificado que nunca, se desarrollan fuentes alternativas con las olas, el sol, el viento, la energía nuclear, la biomasa, las pilas de hidrogeno; todas tecnologías resultantes de la investigación, la invención y la inversión de capitales.

Para que todo esto se haya hecho realidad, hubo que formar y dar facilidades a ingenieros de todo el mundo en las universidades de mayor prestigio mundial, en Latinoamérica no tenemos ninguna ubicada entre las primeras 100 a nivel global.

Donde se equivocaron los pensadores marxistas clásicos era en la descripción de un mundo estático, con enfrentamientos permanentes entre los poseedores del capital y los proletarios que, según ellos, solo tenían la fuerza de sus brazos para trabajar y que en un momento se rebelarían para crear un mundo de iguales, construyendo la llamada ¨dictadura del proletariado¨.

Lo cierto es que la última etapa de la sociedad moderna capitalista, lo que ha dado paso es a una pujante clase media, formada por científicos, académicos, profesionales e investigadores, que, apoyados por los dueños del capital han pasado del uso de la mano de obra intensiva a la del conocimiento extendido.

En ese mundo, los ganadores serán quienes apuesten por la construcción de generaciones de jóvenes instruidos en los nuevos conocimientos, ya que la lucha será por los cerebros capaces de inventar nuevas tecnologías y explotar los conocimientos acumulados por la humanidad en siglos de investigación y avances en todos los órdenes.

Quedarse atrapado en la contradicción norte-sur y el lenguaje arcaico de imperialismos y explotación, es simplemente una pérdida de tiempo.

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