Naciones Unidas, (Servicios especiales de Vanguardia del Pueblo) La enviada especial de Naciones Unidas para el Sahel, Hiroute Guebre Sellassie, expresó en el Consejo de Seguridad preocupación por los numerosos reportes que sugieren el establecimiento de un bastión del Estado Islámico (EI) en el desierto libio.
Generan alarma los informes recurrentes sobre la presencia de campos de entrenamiento de los extremistas islámicos sunnitas en Libia, lo cual añade una nueva amenaza a la ya convulsa región, advirtió.
Para la diplomática etíope, este escenario pudiera representar mayor inestabilidad en el futuro cercano para los países ubicados entre el Sahara y la sabana sudanesa.
El EI lleva meses en la palestra por sus acciones violentas y gran crueldad en Siria e Irak, donde trata de implantar un califato.
Según Sellassie, la llegada de los takfiristas ratifica la urgencia de controlar la crisis en Libia, estado norafricano sumido en la inestabilidad desde 2011 cuando la OTAN intervino militarmente para apoyar el derrocamiento de Muamar Gadafi, quien fue asesinado.
El sur del país se está convirtiendo en un santuario del terrorismo, y eso amenaza a todo el Sahel, dijo en el órgano de 15 miembros, que en fecha reciente ha tomado decisiones para frenar el avance de los fundamentalistas, en particular la inyección que recibe de «combatientes extranjeros».
De acuerdo con la Enviada Especial, también disparan el peligro sobre la región las actividades de la milicia extremista Boko Haram, en el norte de Nigeria, y los conflictos en Mali y la República Centroafricana.