Hace cuarenta y un año, con la aspiración de completar la obra que comenzó Juan Pablo Duarte el 16 de julio de 1838, el 15 de diciembre de 1973, el ex presidente de la República, profesor Juan Bosch y un grupo de compañeros encabezaron el congreso constitutivo del Partido de la Liberación Dominicana (PLD) en honor al patricio Juan Pablo Duarte. En su discurso que fue trasmitido por la emisora Radio ABC, Bosch dijo que ningún nombre más apropiado que el de Juan Pablo Duarte “para bautizar el Congreso Constitutivo de un Partido que aspira a terminar la obra que él comenzó cuando juramentó a los componentes de la célula inicial de la Trinitaria”.
Proclamó que el PLD se propone terminar la obra que empezó Duarte. “A la segunda parte de la doctrina le correspondería hablar de los derechos sociales de los dominicanos, a los cuales no se refirió Duarte porque en su época no se pensaba ni aquí ni en otros muchos países del mundo en la existencia de tales derechos”. Advirtió que para que el Partido sea lo que “históricamente le corresponde ser debemos tener presente en todo momento que el PLD tendrá muy poco que hacer o no hará nada de lo que está llamado a ser si le aplicamos las ideas y la manera de actuar que predominan hoy en el Partido Revolucionarios Dominicano, del cual venimos todos o casi todos los que tomamos parte en este Congreso bautizado con el nombre del Padre de la Patria”.
Recordó que había dicho muchas veces, la última de ellas el día 16 de agosto de 1973, que dejaría al PRD el día que me convenciera de que él no podía seguir siendo lo que debía ser.
Pues un partido político tiene una finalidad y sólo ésa: “La de luchar por el desarrollo político y social de su país. La militancia de un partido se beneficia en la medida en que ese partido logra hacer desarrollar política y socialmente el país. Ahora bien, hay casos en que una parte de la militancia obtiene beneficios a costa del país y aún con perjuicios para éste y citó como ejemplo lo que se veía en el Partido Reformista y el Partido Revolucionario Dominicano, en el momento que habló. Refirió que había dirigentes perredeístas que estaban desorientados y no habían llegado a darse cuenta de hacia dónde va su Partido.
Dijo que luchó en el PRD por un partido que se basara en decisiones de organismos, así como darle la disciplina necesaria para que pudiera hacerles frente sin debilidades a los malos días que le esperaban al país; y aunque a la vista de los que no entienden de esas cosas cosechó un fracaso porque en vez de seguirlo en esos propósitos una mayoría de los dirigentes conocidos del PRD o saboteó sus esfuerzos o no los comprendió o no fue capaz de cooperar con ellos, “lo cierto es que conseguimos dentro del PRD un número importante de hombres y mujeres que apreciaron en su justo valor nuestra posición y se sumaron a la tarea que nos habíamos propuesto llevar a cabo”.
Recordó: “Quedarnos en el PRD era lo más cómodo y lo más seguro, pero no era lo más patriótico. Para algunos de nosotros ha llegado la hora de descansar; pero retirarse de la lucha es una manera de traicionar, y nosotros no tenemos madera de traidores”. Bosch había cumplido 64 años.
Insistió en que no podían aplicar al PLD las ideas y la manera de actuar que predominaban en el Partido Revolucionario Dominicano “y eso significa que no podemos reproducir en el PLD al PRD. Si hacemos del PLD lo que ha llegado a ser el PRD tendremos en fin de cuentas un PLD que más tarde o más temprano terminara siendo lo que es el PRD”.
En contraposición dijo que “la consigna de los peledeístas, no el lema del PLD, deberá ser ésta: “Servir al partido para que el partido pueda servir al País”. Mujeres y hombres capaces de sentir eso que acaban ustedes de oír es lo que necesita el Partido de la Liberación Dominicana, y con esas mujeres y esos hombres cumpliremos el propósito de terminar la obra que empezó Juan Pablo Duarte”.
Pidió para el PLD gente dispuesta a hacer sacrificios por el partido y por el país, y advirtió que desde el día de la fundación el PLD iba “a exigir en nuestra organización una disciplina estricta pero consciente; una disciplina que prepare a los peledeístas para hacerles frente con entereza a todas las adversidades; reclamaremos dedicación al estudio para poder desarrollar la conciencia política; pediremos una vida pública y una vida privada que se correspondan, porque nadie puede ser al mismo tiempo luz de la calle y oscuridad de la casa, o al revés. No nos proponemos levantar un partido de santos, pero tampoco uno de diablos; a lo que aspiramos es a que el PLD sea un partido de dominicanos serios, de dominicanos capaces de hacer sacrificios por su país, entre ellos el pequeño pero fecundo sacrificio de estudiar para conocer cuáles son las causas de nuestros males y cómo deben ser combatidas y el grande pero hermoso sacrificio de luchar por las ideas aprendidas mediante ese estudio”.
A seguidas Bosch llamó la atención: “Queremos en el PLD dominicanos que ofrezcan, no que pidan; que a la hora de la verdad den un paso al frente para combatir, no para beneficiarse. No nos importa que sean pocos, que el pueblo tiene razón, cuando dice que vale más estar solo que mal acompañado”.
En el orden nacional dijo que el PLD va a luchar por la libertad nacional y por el derecho de los dominicanos a vivir libres del miedo al gobierno y a las necesidades; en el orden internacional vamos a luchar por esos mismos principios para todos los pueblos del mundo. Dijo que las mujeres y los hombres que formamos ahora parte del PLD, tienen por delante una lucha larga, porque la liberación de un país tan sometido y tan dependiente como la República Dominicana no se consigue en poco tiempo.
En su discurso en el acto de fundación Bosch llamó la atención del auditorio de que la organización de un partido se describe en los estatutos, y generalmente los estatutos son hechos por una comisión y son adoptados luego por un congreso de delegados escogidos por todos los miembros de ese partido. Pero sucede que por mucho que discutan los delegados, los estatutos necesitan ser probados en la práctica porque lo que se imaginan los hombres, aun con los mejores deseos, es siempre diferente en alguna medida de lo que puede aceptar la realidad social.
Citó como un ejemplo que cuando estuvo en la dirección del PRD procedió a reorganizar el partido para lo cual concibió un tipo determinado de organización: “se redactaron los nuevos estatutos y se pusieron en vigor, y al cabo de tres años todavía teníamos que tomar nota de los arreglos que debían hacérseles porque constantemente descubríamos que había que ajustarlos a esta y a aquella características de la cambiante realidad del partido. Con esa experiencia tan cercana habría sido un error presentarle a este Congreso Constitutivo un proyecto de estatutos para que lo discutiera y sacara de ese proyecto de estatutos los definitivos del PLD.
Por esa razón propuso a los compañeros Delegados, que eligieran por el término de dos años un Comité Central del Partido y que le dieran autoridad para que redacte los proyectos de doctrina, de estatutos y de reglamentos, y que esos proyectos sirvan durante los dos años de vida del Comité Central como documentos constitutivos del Partido.
También propuso que si en algún momento dentro del plazo de los dos años el Comité Central elegido está en capacidad de convocar el Primer Congreso del Partido, deberá incluir necesariamente en su convocatoria la discusión y la aprobación de los documentos fundamentales que refirió.
Aclaró que los fundadores del PLD no estaban haciendo campaña de afiliación y “no tenemos el menor interés en atraer a nuestras filas a ningún perredeísta. El que está confundido hoy despertara mañana y cuando despierte vendrá al PLD, pero no vendrá porque nosotros lo llamemos; vendrá porque lo llame su conciencia o se quedara donde está porque ahí se siente cómodo”.
Expresó que no había olvidado a los que cayeron como perredeístas en los doce años y medio de luchas que llevaba el PRD en el país cuando decidió dejar sus filas para fundar el PLD. “De esos muertos se han olvidado los que se han vendido al enemigo, no nosotros. En este país no hay nadie que pueda decir que nosotros nos hemos vendido al enemigo; ni aun el más irresponsable y el más perverso de los dominicanos, se atrevería a decirlo. Dejemos a los muertos tranquilos para que cumplan con su hermosa función de iluminar las conciencias de los vivos”.
Afirmó que los han honrado “consagrándonos al servicio del país y los seguiremos honrado hasta el último día de nuestra existencia; y hoy invocamos su recuerdo y su ejemplo, junto con el recuerdo y el ejemplo de todos los que han caído en la larga guerra del pueblo dominicano para conquistar un lugar entre los países independientes del mundo”.
El líder fundador del PLD dejó en la mente de los presentes que el PLD nació para completar la obra de Juan Pablo Duarte. Pues sería una estructura política para servir al pueblo.
Bosch y los compañeros que lo acompañaron en la fundación del PLD, habían renunciado a sus funciones en el PRD. “El líder fundador del PLD tenía 64 años cuando el 15 de diciembre de 1973 lo dejó constituido”, recuerda el doctor Franklin Almeyda Rancier, el más joven del pequeño grupo de fundadores hace 41 años.
Almeyda Rancier anota que el PLD se fundó convocando a los jóvenes. “Aún siendo el líder fundador un envejeciente al romper con el PRD, renunciando a sus filas y liderato, integró el primer Comité Político con personas muchísimo más jóvenes que él”.
El PLD fue fundado por Juan Bosch, José Joaquín Bidó Medina, Antonio Abreu, Rafael Alburquerque y Franklin Almeyda.
El 18 de noviembre de 1973, el Profesor Bosch había renunciado de la Presidencia y membrecía del Partido Revolucionario Dominicano, con un pequeño grupo de dirigentes. Su La decisión dio origen a la organización política de mayores triunfos electorales en la historia democrática de República Dominicana, el PLD.
Franklin Almeyda, actual miembro del Comité Político, en cuya casa se decidió el nombre del PLD y se adoptó la decisión de crearlo, recuerda que ya el ex presidente Bosch tenía el esquema de lo que sería la nueva entidad partidaria, su línea organizativa y sus propósitos educativos en política.
Apunta que, presidiendo una reunión de la dirección del PRD, Bosch fue impactado por la forma en que uno de sus integrantes enfocaba uno de los temas tratados y optó por retirarse de la misma: “Don Juan se levantó de la reunión y dijo de forma determinante que no regresaba”. El ex presidente descendió la escalera del salón de reuniones en la segunda planta del anexo del patio de la sede nacional, junto al árbol de limoncillo.
Al renunciar de la presidencia y militancia perredeísta, el profesor Bosch sostuvo que el PRD había cumplido su misión histórica: “Efectivamente, ya el PRD cumplió su papel histórico en la política nacional”, dijo en unas declaraciones a la prensa el 18 de noviembre de 1973.
En su libro “El PLD y las Fuerzas Sociales”, Franklin Almeyda precisa que la renuncia de Bosch “tuvo varias causas, una de ellas ha sido vista, se trata del efecto emocional que produjo en Bosch el derrocamiento y muerte del presidente de Chile, Salvador Allende, el 11 de septiembre de 1973, lo cual constituyó un hecho trágico pero que dolorosamente confirmaba su tesis de que era imposible que una fuerza progresista asumiera el poder, aun por la vía electoral, y se mantuviera en él, en esos tiempos de bipolaridad capitalismo versus socialismo”.