El futuro del mundo y la salud ambiental del planeta descansan en las manos de los delegados técnicos y jefes de estados de 195 países representado en la cumbre de Lima COP20, Perú, estos tendrán como responsabilidad, los primeros, discutir y elaborar, en la primera semana de trabajo, del 1 al 7 de este mes de diciembre, los acuerdos marcos que luego serán firmado por los jefes de estados en la segunda semana de la COP20 de Perú 2014; estos acuerdo servirán de base para un acuerdo global, que sustituya el protocolo de Kioto y que logre detener el acelerado proceso de emisiones que está realizando el modelo de desarrollo económico actual, basado en la quema de combustibles fósiles, el cual reviste la mayor amenaza de la humanidad.
Brasil presento una propuesta basada en el principio de una responsabilidad compartida, pero diferenciada; que no es más que entender que todos tenemos una responsabilidad frente al fenómeno del cambio climático, mas existe una gran diferencia entre países, ya que no pueden llevar la misma carga los estados pobres o en vía de desarrollo, que los industrializados; se tiene que diferenciar las responsabilidades debido a que la gran culpa debe de caer en los estados que han logrado altos niveles de desarrollo impulsados por la industria que genera grandes emisiones.
En la COP20 de Lima, los representantes de Brasil proponen formar bloques de países en función de su desarrollo económico, y que cada bloque tenga niveles diferenciados de responsabilidades; esto porque existen diferencias abismales entre las emisiones que realiza cada país; para tener una idea de la necesidad de diferenciación de responsabilidades, podríamos decir que los Estados Unidos tienen 271 veces más emisiones que la República Dominicana y 3025 veces más que Aruba, entonces, ante estas diferencias de emisiones, la responsabilidad debe de ser diferenciada en función de lo que cada estado está incidiendo en el cambio climático.
A continuación compartimos algunos datos de la propuesta Brasileña, discutida como parte de los trabajos de la primera semana de la COP20, en un trabajo realizado por una fuente externa.
Fecha de Publicación: 06/12/2014
Fuente: Adital
País/Región: Internacional
Hasta hace muy poco tiempo, el debate acerca del medio ambiente giraba en torno de la mensuración de la interferencia humana en la alteración del clima mundial. Todo indica que ésta ya no es la gran cuestión de la agenda global. Durante la primera semana de la 20ª Conferencia de las Partes sobre el Cambio Climático de las Naciones Unidas (COP20), que ocurre desde el último 1º de diciembre, en Lima, capital de Perú, la discusión se concentra en los riesgos que la transformación climática presenta a la población y a la economía, y los posibles mecanismos de enfrentamiento de este nuevo contexto. Para ello, una propuesta brasilera que cambia el compromiso de cada país ya fue aceptada por la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
Según la propuesta de la diplomacia brasilera, los países en desarrollo serán divididos en diferentes grados de responsabilidad por el calentamiento. La idea fue lanzada por el país en noviembre de este año y permite que naciones emergentes como China, Brasil e India asuman compromisos más ambiciosos de recortes de emisiones.
Países denominados menos desarrollados, o sea, más pobres y menos industrializados, serían sólo estimulados a reducir emisiones, quedando libres de cumplir la meta. Esto porque esas naciones, sobre todo las situadas en África y en Asia, son una parte muy pequeña del conjunto de emisiones mundiales. En el caso de los países en desarrollo, las metas de recorte serían relativas, quedando dependientes del crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB), del número poblacional o de las proyecciones de emisiones.
Por su parte, los 37 países considerados desarrollados tendrían metas de reducción de emisiones y de ayuda financiera. Para este caso, los científicos recomiendan un recorte global del 40% al 70% hasta 2050. Con este modelo de división, la expectativa es que los países pobres que mejoren sus patrones de vida migren, gradualmente, hacia el centro, asumiendo metas de recorte de emisión más rígidas.
Una ventaja de esta propuesta es que va a incluir en el acuerdo a Estados Unidos y a las naciones emergentes, que son los grandes emisores y que venían rehusándose a adoptar medidas. Una desventaja está en la ausencia de una ley que garantice el cumplimiento del acuerdo. La gran diferencia entre la propuesta brasilera y el actual modelo (Protocolo de Kyoto, de 1997) es que el número de países sometidos a metas rigurosas puede aumentar poco a poco.
Las primeras conversaciones de esta semana se sustentan en el debate con cientistas del Grupo Intergubernamental de Especialistas sobre el Cambio Climático (IPCC, por su sigla en inglés), del secretariado de la Convención y de los representantes de las Partes, para discutir datos técnicos. El momento sirve de base para la toma de decisiones políticas y funciona como un termómetro de cómo anda el proceso de negociación entre los países involucrados en la Convención.
En estos primeros días de debate, investigaciones técnico-científicas han sido utilizadas en el diálogo político para la elaboración del acuerdo climático. Comprendiendo que ya vivimos en un planeta climáticamente alterado por acciones dañinas para el ser humano, el esfuerzo de la Convención es buscar instrumentos que suavicen esa repercusión socioambiental. Con una temperatura promedio del planeta Tierra de 0,8°C más alta, el enfoque es entender lo que efectivamente es necesario hacer para que ese aumento no supere los 2°C hasta fines del siglo XXI.
El evento está dividido en dos partes. En la primera semana, se realizan reuniones oficiales y paralelas, con la función de alinear los temas y preparar la negociación de acuerdos. Los negociadores, miembros de los equipos de cada país, conjuntamente con el secretariado de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), avanzan en el proceso de formulación de las acciones y orientaciones mundiales. En la segunda semana de la COP20, con la presencia de los jefes de Estado, se firman los acuerdos formalmente.
Los días iniciales de la Conferencia cursaron bajo la expectativa de grandes cambios en el tratamiento de la cuestión, principalmente por el reciente anuncio de compromiso (informal, hasta ahora) entre Estados Unidos y China, los dos mayores contaminadores del Planeta (concentrando juntos prácticamente la mitad de las emisiones), de reducir la emisión de gases de efecto invernadero. El principal objetivo de la Conferencia es revestir un camino para un gran acuerdo global que será sellado en 2015, en París, capital de Francia, durante la COP21.
Ese borrador debe abordar las principales cuestiones del sector, debatidas hace dos décadas por los países. Una de ellas es la responsabilidad común de las naciones, pero diferenciada, respetando las llamadas condiciones de «desarrollo” de cada una. Así, todos los países van a asumir algún tipo de compromiso en relación con la mitigación del cambio climático. Los llamados «desarrollados”, históricamente los mayores responsables de la acumulación de gases dañinos en la atmósfera, deberán asumir compromisos más audaces que los demás. El evento se extiende hasta el próximo 12 de diciembre.