Lo más importante de las cifras oficiales del Banco Central reportando un extraordinario crecimiento del 7.1% del Producto Interno Bruto, el más alto de América Latina en el 2014, es que representa la continuidad de una tendencia iniciada desde el 2005.
El país no ha dejado de crecer a partir del 2005, superando a muchos de sus pares latinoamericanos,desde que está bajo la dirección de administraciones peledeístas, superando incluso los graves retos de las crisis hipotecaria y financiera que recesaron la economía occidental en los años 2007 y 2008.
Pero también es destacable que, por primera vez en mucho tiempo, todos los sectores básicos del modelo económico dominicano crecieron con vitalidad en un mismo año, ejemplarizando sobre la consistencia del esquema planteado.
Y como si todo esto fuera poco, las cifras que reporta el Banco Central no dejan dudas de que, aún sometidos a las graves tensiones que significan una profunda recesión de nuestros principales socios europeos que todavía persiste, crecemos corrigiendo males estructurales que son consubstanciales del modelo, como es el caso del déficit de cuenta corriente del balance comercial de la balanza de pagos.
Con respecto a esto último, es bueno que se sepa que desde más de tres décadas la economía dominicana sólo obtiene superávit en su cuenta corriente del balance comercial, en los años en que ha decrecido 1989-90 y 2003. Esto lo que significa es que nuestro modelo, para crecer, necesita importar más que lo que exporta. Lo criticable es dejar que esta tendencia profundice en el tiempo.
“Resultados preliminares de la cuenta corriente de la Balanza de Pagos arrojan que la misma cerró el año 2014 con un déficit de 3.1% del PIB, llegando a su promedio histórico, tendencia a la baja que se espera continúe durante el presente año 2015 hasta situarse entre 2.3% y 2.5% del PIB”, comunicó el Banco Central, corrigiendo la tendencia alcista del año 2013.
Si a ello agregamos que también crecieron indicadores de la importancia de la inversión extranjera directa, las remesas y el turismo, precisamente los que aportan las divisas fuertes para enjugar los déficits de cuenta corriente comerciales, no tenemos más que felicitarnos por tan notable y sano comportamiento.