La Organización Internacional de Trabajo ha establecido que el mundo enfrenta una crisis del empleo cada vez más grave: los jóvenes tienen tres veces mayores probabilidades de estar desempleados que los adultos, y casi 73 millones de jóvenes en el mundo están buscando trabajo. Es alarmante como incide de forma negativa en la conducta de nuestros jóvenes la problemática del desempleo, factor este que alcanza a desgastar la relación del seno familiar, la interacción social y sobre todo afectar la salud física y emocional de quienes pasan por dicho proceso.
Los países que invierten en empleos de calidad pueden avanzar rápidamente en el plano económico y en este sentido puede resaltarse de forma positiva los esfuerzos que se han hecho durante las gestiones del PLD para reorientar la oferta curricular acorde con las demandas del mercado laboral técnico-profesional. Basta citar las mejoras en Infotep, la creación del Itla y el Instituto Técnico Superior Comunitario ITSC, modelo del Comunity College, valorado esfuerzo dentro y fuera del país bajo la administración del expresidente Leonel Fernández y continuado durante la actual gestión del presidente Danilo Medina, al que se agregan iniciativas de suma importancia como el Programa Quisqueya Aprende Contigo, dirigido a alfabetizar a toda la población, entre las cuales ha sido considerable la cantidad de jóvenes incorporados a la instrucción escolar.
Se estima que un nivel adecuado de educación y calificaciones aumenta la capacidad para innovar y adoptar nuevas tecnologías. Es el factor que determina la diferencia entre el crecimiento incluyente y el crecimiento que deja fuera a amplias franjas de la sociedad. Una sociedad que ha recibido una formación adecuada y que puede seguir aprendiendo, impulsa la confianza de los inversores y, por añadidura, el crecimiento del empleo.
Las cifras son abrumadoramente reveladoras. Seis de cada diez desempleados en el mundo son jóvenes. Sólo en América Latina hay cerca de 8 millones de jóvenes desempleados y otros 27 millones que trabajan en condiciones de informalidad. De acuerdo con el reporte del Fondo de Población de la ONU, en todo el planeta hay 73,4 millones de jóvenes desocupados, cifra que representa casi un 40 por ciento del total de personas sin trabajo. La Organización de Naciones Unidas (ONU) advirtió que en el planeta el 60 por ciento de los jóvenes ni estudia ni trabaja, dato que refleja una de las tendencias más alarmantes del mercado laboral durante 2014. Si desde la crisis económica de 2008 los índices de desempleo se dispararon en diferentes regiones del planeta, han sido los menores de 25 años los más afectados por esa situación, como demuestran las cifras expresadas en el informe Estado de la población mundial 2014.
Según un estudio de investigación publicado en el diario de La Habana (Fuentes Latinas), el leve repunte de la economía global parece insuficiente para retomar los niveles de empleo previos a la crisis, pues solo en los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), 16,3 millones de personas ha estado sin trabajo por más de 12 meses, el doble que en 2007. Dentro de los 34 miembros de la OCDE, muchos de ellos países ricos, casi 45 millones de habitantes están en paro actualmente, 12,1 millones más que antes de la crisis económica.
El propio Fondo Monetario Internacional (FMI), cuyas recetas son criticadas frecuentemente por la imposición de políticas neoliberales que están terminando con los derechos de los trabajadores, reconoció recientemente la existencia de una crisis laboral que tiene a 200 millones de personas sin laborar.
Para diversos especialistas, las causas de esa problemática, que no es exclusiva de Europa, se encuentran en la crisis iniciada en 2008, la cual llevó al retroceso de la actividad económica, la disminución del consumo interno y la interrupción de la inversión empresarial. Las políticas de austeridad implementadas para revertir ese fenómeno, no han permitido reducir hasta ahora el déficit y la deuda pública, sino que, por el contrario, han llevado al aumento del desempleo, la precariedad y la pobreza.
Pero, según la OCDE, la crisis no ofrece todas las razones para explicar la baja recuperación que ha tenido el mercado laboral, pues tendencias a largo plazo como el envejecimiento poblacional y el aumento en las habilidades de los trabajadores también ha influido. Así, el organismo destaca que la sobre-dependencia de los empleos temporales está dañando a las personas y a la economía, y advierte que el crecimiento de los salarios reales se ha desacelerado significativamente.
En su informe Perspectivas del Empleo 2014, la entidad señala que la recuperación sigue incompleta, y por ello advierte que el alto desempleo a largo plazo, al transformarse en un problema estructural, no será revertido automáticamente por un repunte del crecimiento económico. Para que la creciente población del planeta tenga acceso al mercado laboral, deben crearse globalmente 600 millones de puestos antes del año 2030, advirtió un informe del Banco Mundial presentado ante los ministros de Trabajo y Empleo del grupo de las 20 principales economías del orbe (G-20).
De acuerdo con el estudio, los mercados en vías de desarrollo han tenido un mejor papel en la creación de nuevos puestos que los países desarrollados del G-20, pero en general la situación no inspira optimismo. Si bien durante el año que concluye la región de América Latina y el Caribe mostró desaceleración económica con respecto a los años precedentes, eso no impidió que las tasas de desempleo continuaran bajando en los países del área.
En la 101. ª reunión de la Conferencia Internacional del Trabajo en junio 2012, la OIT adoptó una Resolución a favor de una acción inmediata, renovada y específica dirigida a abordar la crisis del desempleo juvenil. Al mismo tiempo, el reporte de la OIT advirtió que la tasa de desocupación juvenil urbana bajó de 14,5 a 14 por ciento, pero sigue siendo entre dos y cuatro veces la de los adultos, al tiempo que el 40 por ciento de quienes no laboran en el área son jóvenes.
Pese a que durante 2014 el desempleo siguió el descenso registrado en años anteriores, la OIT llamó la atención sobre el hecho de que se están creando menos oportunidades laborales, lo cual podría reflejarse en los datos de 2015.Según la entidad, durante los próximos 12 meses el índice de paro urbano se incrementará hasta dos décimas y podría llegar a 6,3 por ciento, lo que equivaldrá a la existencia de 500 mil desocupados más. En su informe mundial 2014/2015, la OIT advierte sobre el estancamiento de los salarios en muchos países e identifica el mercado laboral como un factor que impulsa las desigualdades.
¿Cómo afecta esta problemática en nuestros jóvenes, quienes movidos por el deseo de superación y a través de un esfuerzo continuo se preocupan no sólo por hacer una carrera universitaria, sino que motivados por ser competentes y poder estar acorde con las exigencias académicas que exige el mercado, se preocupan por ir más allá haciendo una maestría, una especialidad e incluso a lo largo de su vida un doctorado, en ocasiones en países que le ofrecen condiciones como becario para una doble titulación? ¿Qué sucede en el caso del hermano menor que teniendo como referéndum a su hermano y viendo que a pesar de sus múltiples esfuerzos por salir adelante después de alcanzar los estudios antes citados se vuelve un ente incontratable porque sus capacidades están muchas veces por encima de las expectativas del empleador, o peor aún , qué sucede cuando ese joven acepta un salario injusto o que no se corresponde con la preparación del mismo?
Veamos las respuestas a estas y otras interrogantes que pudiesen surgir desde el ámbito psicológico…
El desempleo puede ser una de las experiencias más traumáticas para las personas que lo viven, ya que impacta todos los ámbitos de su vida, incluida la salud, explica Robert L. Leahy, director del Instituto Americano para Terapia Cognitiva en Estados Unidos. La consecuencia más frecuente y común en la salud, por la que atraviesa una persona por falta de empleo, es la depresión, explica el investigador; sin embargo, existen otras complicaciones asociadas y derivadas al desempleo, tales como:
·Desesperación,
·Angustia y ansiedad, que si no es tratada de forma correcta ejerce un riesgo inminente sobre la vida del individuo (ver art. Trastorno Ansiedad Generalizada, sección opinión).
·La necesidad de buscar empleo genera estrés, y quienes no saben controlarlo, suelen tener peor salud mental que el resto de sus competidores.
·Agresividad, irritabilidad y otros factores asociados a esta conducta.
·A nivel familiar, puede generar conflictos con la pareja debido a los problemas económicos, incluso provocar divorcios.
·Enfermedades crónicas. El estado anímico merma la salud en general, y si no es causa directa, si se asocia con el desarrollo o prevalencia de diabetes, hipertensión y hasta problemas cardiovasculares.
·A nivel social, el desempleo genera marginación y discriminación en determinadas poblaciones, por lo que una persona desempleada se aísla, deja de disfrutar sus actividades y padece letargo y fatiga crónica, además de que puede asociarse con conductas violentas y delictivas. Además de aprender a sacar y valorar las ventajas competitivas frente a la falta del empleo, se recomienda que para evitar consecuencias en la salud por desempleo, las personas aprendan a invertir su tiempo y esfuerzo en actividades que logren mantenerlos ocupados pronto y en condición de salud aceptable, a partir de lo cual se puede volver a escalar la pirámide laboral.
Como se observa, tan alarmante es la cifra de jóvenes desempleados como las consecuencias que se generan a raíz de este flagelo. Por eso urge buscar una solución inmediata a dicha problemática porque a pesar de que se han venido ejecutando mejoras incalculables en el sistema económico, educativo y social, es necesario profundizar en la elaboración de un plan de acción que ayude a afrontar con mayor vigor este enemigo ya no tan silente de la población.