La búsqueda del sueño americano ha sido una meta constante para todos los inmigrantes que desean acceder al país de las oportunidades, la sociedad utópica donde cualquiera puede triunfar si entrega su cuota de esfuerzo, y la tierra que no discrimina por origen ni religión.
A la vista de la historia de EE.UU, antigua y reciente, esos inmigrantes desconocen o cierran los ojos a la realidad de las tensiones raciales o la crisis económica y a las dificultades de su sistema democrático, pero nada de eso lo va a disuadir de sentar sus reales en la primera potencia del mundo hasta hoy.
Por lo tanto, la historia de los hermanos Warner no es tan diferente de la de todos aquellos que llegaron sin un dólar y que con trabajo duro y desempeñando mil oficios, lograron llegar hasta las cumbres del Olimpo Hollywoodense con una de las compañías más exitosas y longevas en el negocio del cine.
Hijos de judíos polacos y capitaneados por su padre Benjamín, quien sufrió la persecución del ocupante ruso de Polonia, los Warner tomaron el ejemplo de su padre para esforzarse en diversas áreas laborales y gracias a su ingenio, establecerse finalmente en Burbank, California.
En Grandes Películas de Hollywood: Historia de la Warner Bros, donde a lo largo de 480 páginas, los autores, Richard Schickel y George Perry, guían a los lectores en un recorrido de la rica historia fílmica de la Warner, ilustrada por fotografías, afiches, declaraciones y anécdotas de las más grandes figuras del séptimo arte.
El prólogo es de un prominente representante de su historia pasada y reciente, el incombustible Clint Eastwood, quien declara que: “Me han dado la libertad de hacer las películas que he querido (a veces incluso cuando todos sabíamos que no serían grandes éxitos de taquilla). Es una manera de hacer las cosas que, por desgracia, ya no resulta muy habitual en la industria del cine”.
Al iniciar su historia con Rin Tin Tin, Lionel Barrymore y Al Jolson dando el pistoletazo de salida al sonoro, los hermanos Sam, Harry, Albert y Jack, se inscribieron en lugares destacados en la historia de del cine.
¿Pero, que hacía a la Warner diferente de la MGM o la Paramount? La respuesta la tiene el durísimo James Cagney en un dialogo extraído de Jimmy The Gent, “Bajaba más, se quedaba abajo más tiempo y subía más sucia”. Un realismo que la acercaba al ciudadano común compartiendo sus problemas y preocupaciones.
Desde Michael Curtiz ,John Ford, pasando por Stanley Kubrick y deteniéndonos en Martin Scorsese, la Warner Brothers ha contado con una pléyade de directores muy creativos, malhumorados e independientes, marcando una diferencia con los otros estudios, que no tienen una política de tolerancia tan amplia con sus autores.
El gánster despiadado como Edward G. Robinson, el adolescente rebelde con James Dean, el atormentado Marlon Brando, las estrellas del musical como Busby Berkeley, y las grandes damas al estilo del Bette Davis, Lauren Bacall, Doris Day o Ingrid Bergman, enfatizan un eclecticismo con raíces eminentemente populares, tal y como analizan muy certeramente los autores del libro.
Si Sam puede tocar una vez más para Humphrey Bogart, y los rebeldes sin causa recuerdan diariamente a James Dean, quizás John Wayne se bañe en un río bravo, transportándolos a todos, incluyendo a Marlon Brando en un tranvía llamado deseo para morir baleados como Warren Beatty y Faye Dunaway, entonces el legado de estos hermanos sigue vivo en nuestras memorias.
¿Qué otro estudio puede presumir de contar con superhéroes de la talla de Batman y Superman al mismo tiempo? ¿O con la serie de filmes de Matrix, Mad Max o Harry Potter, clásicos populares que siguen rindiendo cuantiosos dividendos merced a sus pases en tv, ventas en DVD, Blu Ray y diversos artículos periféricos? Solo la Warner, supongo.
Los héroes comunes de esta casa productora, dígase Bullit y Steve McQueen, Martin Riggs y Mel Gibson, Harry el Sucio y Clint Eastwood, Bruce Lee, etc. etc., comparten el ADN de la Warner, realista, beligerante y no inmune a la perdición, como bien puntualiza Richard Schickel.
La historia de la animación es imposible escribirla sin mencionar Looney Tunes o las Merrie Melodies, el equipo formado por Tex Avery, Fritz Freeleng, Bob Clampett, Frank Tashlin, Chuck Jones y Carl Stalling, que no tienen paralelos, y que me perdonen los fans de Disney, pero sin Bugs Bunny, el Pato Lucas, Porky, Piolín, Speedy González, el Coyote, el Correcaminos, Elmer Gruñón, o Silvestre, la vida de muchos niños hubiese sido muy aburrida.
¿En qué lugar de Hollywood se reunió y se reúnen estrellas con aspectos tan raros como Humphrey Bogart, John Wayne, Joan Crawford, Betty Davis, James Cagney, Edward G. Robinson, Clint Eastwood, y otros, rodeados de directores políticamente radicales o de guionistas con tantas frustraciones personales como en la Warner? ¿Y qué si le creemos a Richard Schickel, que puede deberse al agua del tanque que abastece los estudios, con su logo, el símbolo distintivo de esta compañía?
Los autores Schickel y Perry nos envuelven en su narrativa histórica, salpicada de datos conocidos y no tan conocidos, poniendo de manifiesto su aprecio por películas que formaron parte de su vida desde pequeños, formando sus caracteres al responder las preguntas que estos tenían sobre temas sensibles, una muestra del poder expresivo del cine.
Este libro, editado para conmemorar los 85 años de la Warner Brothers, recurre a los riquísimos archivos de la compañía para ilustrar por medio de fotografías, afiches y entrevistas, y dar un completísimo panorama de este pilar Hollywoodense.
Describir la trayectoria de un estudio que asumió en los años 30 y 40 un pensamiento cercano a la clase trabajadora, que rompió esquemas de la censura acerca de la violencia y las represiones morales, que produjo obras con denuncias políticas importantes, no es tarea fácil.
La Warner fue fundada por hijos de inmigrantes que no se olvidaron de sus raíces para producir un cine divertido y a la vez que reflejaba las condiciones socio-económicas del ciudadano común, ha mantenido esa tradición en el inestable mercado cinematográfico actual.