La instalación de un eficiente sistema de transporte urbano, la creación de más espacios públicos y la optimización de la infraestructura sanitaria son de los principales retos a tomar en cuenta en un proyecto de planificación integral del Gran Santo Domingo. Esta ciudad, con la mayor supremacía de la Hispaniola, espera con urgencia las acciones que aceleren su desarrollo.
Y aunque en la actualidad se están realizando proyectos importantes como el Plan Maestro del Alcantarillado Sanitario del Gran Santo Domingo, para el arquitecto urbanista Marcos Barinas es aún insuficiente en comparación con la lista de tareas pendientes para organizar la ciudad.
Barinas destaca que La vida sana depende mucho de los servicios sanitarios que tiene una ciudad. Deplora que solo el 18 por ciento de las calles de Santo Domingo son servidas por redes de alcantarillado sanitario, 4,700 kilómetros lineales de calles y aceras no tienen sistema alguno. De las 12 plantas de tratamiento existentes, sólo 5 están en funcionamiento dejando al 95 por ciento de la población de la ciudad sin este servicio fundamental.
Las consecuencias de esta ineficiencia, explica, afecta a los habitantes de Santo Domingo, al país y también al planeta. «Entre los efectos globales asociados con el tratamiento inadecuado de las aguas residuales se destacan el aumento de enfermedades y de la mortalidad, sobre todo infantil y la dificultad en acceder a recursos frescos de agua potable para consumo humano», plantea el experto en urbanismo y ambiente
Este descuido puede conllevar la pérdida de ingresos de la pesca y la agricultura, la mala calidad del agua en las costas ,disminuyendo el ingreso por turismo; además de la pérdida de valiosa diversidad biológica, entre otras.
El gobierno, a través de la Corporación de Acueducto y Alcantarillado de Santo Domingo (CAASD) propone soluciones al problema. Desarrolla el citado plan sanitario a un plazo de 35 años con miras a cubrir todos los municipios de la ciudad.
Este proyecto busca solucionar de manera definitiva el problema de las aguas pluviales y residuales del Distrito Nacional y la provincia Santo Domingo. Está fundamentado para ejecutarse en cinco fases en las que se prevé la rehabilitación de 218 kilómetros de redes, la expansión de 3,340 kilómetros de redes secundarias y terciarias, y más de 535 mil conexiones domiciliarias.
«La travesía parece larga, costosa, incluso inalcanzable. Sin embargo, podemos empezar con acciones concretas que contribuyan desde la escala local a mitigar el impacto ambiental de las redes sanitarias existentes”, sostiene.
Barinas, quien fungió como director técnico del Consejo Nacional de Asuntos Urbanos (CONAU) y director de Urbanismo en el Instituto Nacional de la Vivienda (INVI), explica que es necesario que los espacios públicos de la ciudad sean creados a partir de la densidad poblacional que hay en ciertos sectores.
Las circuscripciones 1 y 2 de Santo Domingo cuentan con un espacio público equivalente a 16 metros cuadrados por persona. Penoso cuando se compara con el 0.9 metro cuadrado por persona corresponde a la circunscripción 3, que es donde se encuentran los barrios de la zona norte de la ciudad. «Lo mismo ocurre con los otros municipios de Santo Domingo. Son municipios en crecimiento y necesitan espacios públicos».
Explica que es necesario crear los parques urbanos que se acomoden al crecimiento poblacional que está teniendo esta ciudad. «El único que se ha hecho nuevo como parque urbano es el cachón de la rubia, que está vinculado al sistema de parques nacionales de los humedales del Ozama, pero no tienen los servicios ni la planificación que se necesita».
Ahora los espacios públicos donde la gente va, comenta, son los centros comerciales. «El sector comercial ha aprovechado esa falta que hay en la ciudad, la gente al no encontrar un lugar donde ir que sea decente, que esté protegido y limpio, tienen que ir a meterse en una plaza de esas».
Barinas lamenta que cada año se quiera buscar soluciones momentáneas como Brillante Navidad o las piscinas del malecón, “pero nadie piensa en proyectos a futuro”.
Como consecuencia de que la ciudad de Santo Domingo es una ciudad donde predomina el sistema de transporte privado, está causando fuertes daños a la calidad de vida de los ciudadanos. «Los dominicanos gastamos más en transportación y en educación que lo que gastamos en aspectos importantes como la renta. Los europeos, por ejemplo, tienen la educación y la transportación gratis o casi gratis. Para nosotros es el gran porcentaje de nuestros ingresos. Yo diría que el 30% se va en transportación. En tu pagar la gasolina y los impuestos de un carro».
Entre las importantes acciones que se están implementando para la solución del la crisis del transporte en la ciudad de Santo Domingo se destacan el proceso de aprobación de la ley de Movilidad, Transporte Terrestre, Transito y Seguridad Vial de la República Dominicana, como el Plan Maestro para el Reordenamiento del Transporte Público del Gran Santo Domingo que ejecuta la Oficina para el Reordenamiento del Transporte (OPRET), iniciativa, esta última, de las gestiones del expresidente Leonel Fernández.
Entre las acciones más destacables de estas acciones se encuentra la construcción del Metro de Santo Domingo donde actualmente se transportan 210 mil pasajeros diarios. Uno de los principales aspectos positivos que aporta es la disminución de las emisiones de muchos millones de toneladas al año de gases que provocan el efecto invernadero.
El Metro, en constante expansión, toca todo el perímetro de Santo Domingo, desde el Río La Isabela hasta el mar Caribe, y desde límite de Santo Domingo Oeste, la Avenida Luperón con John Kennedy, hasta el límite del Santo Domingo Este: el Río Ozama.
El Plan Maestro para el Reordenamiento del Transporte Público del Gran Santo Domingo, que incluye la construcción de las líneas 4, 5 y 6 del Metro así como la instalación de toda una red de líneas alimentadoras que cubren la ciudad a lo largo y ancho.
Para Barinas, la construcción del Metro de Santo Domingo es una acción positiva y necesaria. Considera que éste es un elemento importante como parte de un sistema de transportación efectivo.
Mientras tanto, para Barinas Santo Domingo constituye un buen ejemplo de una crisis de transporte, sustentado en un modelo privado, que se traduce entre otras cosas en la enorme congestión del tráfico, consecuencia de un número excesivo de vehículos particulares, fomentado por el modelo de autopistas.
Aboga porque los dominicanos hagan consciencia sobre las consecuencias a futuro de una crisis del transporte y que se llegue a un pacto social en el que participen gobierno central, el gobierno municipal y la sociedad civil.
A su entender, este pacto debe tomar en cuenta una planificación eficiente de transportación masiva, no pesada, conforme a un ordenamiento previo y centralizado que sea cohesivo con la complejidad municipal del Gran Santo Domingo.
Considera necesario la creación de una infraestructura adecuada para el transporte masivo con carriles exclusivos para buses articulados y mejoría del espacio peatonal. Se recuerda que este modelo se inició con la creación de la Oficina Metropolitana de Transporte (OMSA), descontinuado hace algunos años.
Barinas coincide en que el sistema de transporte público organizado necesita servicios troncales expresos y servicios alimentadores en los que participen tanto empresas privadas como asociaciones con concesiones de operación. «Este esquema permite a los motoconchistas integrarse al sistema».
Recomienda además que la ciudad se deshaga de medio millón de unidades de transportación privada. Eso incluye motores y carros privados. «Solo así podemos tener una ciudad con un sistema de transportación pública efectivo y a partir de ese sistema de transportación pública debe empezar a normarse cierto crecimiento. Eso es lo que se llama desarrollo a partir del tránsito».