Opinión

Si imaginariamente contáramos con tres telescopios giratorios cada uno de los cuales nos permitiera ver el mundo de derecha a izquierda todo alrededor y de arriba hacia abajo en completa circunferencia, obtendríamos una visión global tridimensional. Uno de los telescopios enfocaría el universo biológico, otro el psicológico y un último el mundo social.

Podríamos cambiar el orden siempre y cuando nuestra evaluación final incluya la tríada. Para que el Homo sapiens se desarrolle en equilibrio requiere de una armonía entre su cuerpo, la mente y el entorno social, incluido el ambiente. La perpetuación de la especie depende del ciclo reproductivo a través del cual se transfieren los ingredientes y la información necesaria para la continuidad y progreso de la humanidad. lo que mucha gente no alcanza a comprender es que a pesar de la cultura o tradición, nada permanece igual en el tiempo, lo que equivale a decir que todo cambia.

Imbuido de la mística hipocrática ingresamos a la Facultad de Medicina de la entonces Universidad de Santo Domingo. Nuestro gran objetivo era servir a los demás a través de los conocimientos y destrezas aprendidas durante seis años consecutivos. Pensamos equivocadamente que el pensamiento filosófico era mutante. Para esa época atendíamos a enfermos e inmunizábamos a niños y mujeres embarazadas. Prestábamos servicios a nivel público a través de los hospitales; no se cobraba la atención. Nos trasladamos a la ciudad de Chicago a laborar en un hospital privado en el cual ya no cuidábamos a enfermos sino a pacientes que pagaban sus atenciones a través de Compañías Aseguradoras.

De regreso al suelo nativo nos encontramos que ya a los pacientes se les llamaba clientes y más recientemente usuarios y a los galenos se les identifica con el nombre de proveedores. El sistema sanitario es hoy un gran mercado en el cual se aplica la ley de la oferta y la demanda. Cada ciudadano o familia está obligado a enrolarse en una aseguradora, la cual a su vez contrata los servicios de distintos especialistas a quienes se les restringe y condiciona los cuidados, estudios analíticos y recetas que pueden ordenar para el usuario. Hay un desfase entre las Escuelas de Medicina, las Residencias Médicas y las necesidades de la sociedad en su conjunto. La tendencia es a condicionar a las Facultades de Ciencias de la Salud para que produzcan el tipo de profesional que las Aseguradoras demandan. Igual suerte correrán los distintos Programas de Residencias Médicas.

La mística hipocrática se ha transformado en un mito antes del fallecimiento y posterior entierro. Queda por verse en el tiempo los beneficios que recibirán la mayoría de pobres y desempleados de este nuevo modelo de gestión sanitaria. Afortunadamente para los dominicanos, nada dura para siempre, y más temprano que tarde el país encontrará el modelo sanitario idóneo que se ajuste a su realidad biológica, psíquica y social.

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