Juan Bosch construyó el PLD dándole los instrumentos de estudio de la historia y de la sociedad, para producir inteligencia creativa y facilitar el debate constante de las ideas. Nada es permanente todo cambia, afirmaba, haciendo suya la explicación sobre la dialéctica y el cambio; lo único que nunca cambia es la existencia del cambio mismo. Ese es el dogma principal del Partido para verlo todo -sociedad, naturaleza e incluso el Partido- en movimiento.
Este preámbulo viene a cuenta a propósito de la crítica situación del PRD. Salió un grupo encabezado por Hipólito Mejía y ese hecho despeja a ese partido del sector más dado a lo ligero, el que juega con los temas serios y se presta para representar lo más atrasado.
Es fácil comprobar que esta crisis no es igual a otras anteriores, aunque se parece. Esta vez se debe a que los del PRM son muy atrasados y la sociedad dominicana ha crecido y el progreso va dejando atrás a los que se resisten a los cambios, a los que gustan de lo fácil y el desorden.
El indicador más visible del progreso es la infraestructura construida o el movimiento de la sociedad; aunque ese progreso se mide con efectividad por el crecimiento del Producto Interno Bruto. Estos datos son del Banco Mundial, en 1973, año de la fundación del PLD, estaba en 2 mil 344 millones de dólares; 23 años después, cuando pasa a gobernar en 1996, lo recibe en 18 mil 138 millones; lo lleva, aún bajándolo el gobierno de Hipólito Mejia -2000/2004-, en 2013 a 61 mil millones de dólares.
El desarrollo debió empezar en el gobierno de Juan Bosch, hace 50 años, pero el golpe de Estado de 1963 frustro esas posibilidades. Luego hubo una intervención militar para evitar su retorno. En 1973 se funda el PLD, y no es hasta el 1996 cuando empieza a gobernar y las fuerzas económicas son expandidas al desarrollo.
El historiador Frank Moya Pons, quien se negó a participar en la fundación del PLD, a pesar de la petición de Bosch, muestra ignorancia deliberada alegando que el desarrollo es desde hace 50 años y no desde 1996.
El sector que controla al PRD no tiene una mayoría significativa en la población electoral para resurgir en lo inmediato. En cambio, parece interesado en los temas relativos al progreso. Es obvio que puede aportar una relativa fuerza para asegurar mucho más el progreso y superar la desigualdad extrema. De ser así, dejemos que recupere su espacio propio en los cargos de elección popular que ganó y el PRM se llevó; aislemos este residuo atrasado concentrado en el PRM. Este grupo solo tiene prensa, no futuro.
El Bloque Progresista encabezado por el PLD, sustenta como su compromiso tres puntos básicos: 1.- Respeto a la gobernabilidad (eso significa dejar el desorden y consolidar las instituciones); 2.- Estabilidad y crecimiento macroeconómico;y, 3.- asumir la guerra contra la desigualdad extrema.
El debate nacional es fuerzas progresistas contra debilitadas fuerzas del atraso. De sumarse el PRD a estas posiciones, no solo se liquida al PRM como residuo político del atraso, sino que contribuiría a fortalecer al agrupamiento progresista compuesto por fuerzas políticas imbatibles para colocar el país entre los más desarrollados de Latinoamérica.