Economía

Si bien la sequía ha hecho estragos en la generación hidroeléctrica del país, al punto de que en 2014 entregó a líneas un 30% menos de energía que en el 2013, el mayor riesgo que enfrentan esas estructuras generadoras es la sedimentación, por deforestación incontrolada en sus cuencas.

La cuestión debe llamar a la máxima atención, porque una acción parecida de prevención y regeneración igual a la que demandan los embalses en peligro, lo reclama también la presa de Monte Grande que, si bien tiene más de 6 meses paralizada, es la única garantía de desarrollo agrícola y turístico, además de muchas otras actividades productivas, de la región Suroeste. Monte Grande pudiera suplir riego a más de 450 mil tareas incultas y suplir agua potable a las provincias de Bahoruco,Barahona, Pedernales y Jimaní, en especial, a sus enclaves de potencial turístico.

En 2014 las 32 hidroeléctricas grandes, medianas y pequeñas con que cuenta el país apenas entregaron 1,280gigavatios, cuando el año anterior habían producido 1,800 gigavatios que yaeran muy reducidos con relación a los 470 megavatios de capacidad nominal instalada de todas ellas.

Pudiera superarse la sequía cíclica que en estos momentos enfrenta todo la región caribeña y la isla Hispaniola en particular, pero la sedimentación acelerada de estructuras de presas diseñadas para dar servicios de 50 a 100 años, las tiene prácticamente inutilizadas.

Ese es el caso del complejo de cuatro generadores de las presas de Jigüey y Aguacate (dos generadores de 49 megavatios cada uno en Higüey y dos más de 26 megavatios cada uno en Aguacate), proyectos que apenas superan los 20 años de construidos y ya están amenazados de total inutilización.

Situación parecida afronta la presa de Sabaneta, con el agravante de que ésta obra, a la que se instaló en forma tardía un generador de 6 megavatios, es esencial para el riego del rico valle de San Juan de la Maguana, para lo que también dejaría de servir.

Situación menos grave, pero preocupante, afrontan también las hidregeneradoras de Valdesia (dos de 27 megavatios cada una), que se suplen del río Nizao, el mismo que alimenta en la cuenca más alta las presas de Higüey y Aguacate.

La situación de las presas de Sabaneta, Jigüey-Aguacate y Valdesia con su contraembalse Las Barías, ha acelerado el proceso de sedimentación en los últimos años por depredación de las cuencas de los ríos Sabaneta y Nizao por acción combinada de tumba de árboles de nacionales haitianos y algunos dominicanos desaprensivos, ya seapara leña y carbón que se transporta fácilmente hacia el otro lado de la frontera y ocasionalmente para conuquismo. Se asegura que una situación parecida empieza a sufrir la presa de Mao-Valverde, también por depredadores de origen haitiano.

En lo que respecta a la extensa cuenca de los ríos Yaque del Norte y Bao, que alimentan el complejo de presas Tavera-Bao-López Angostura, la situación se sedimentación más bien tiene que ver con la falta de un plan de acción de reforestación y conservación, como fue originalmente planeado.

Caso Monte Grande

La construcción de la presa de Monte Grande forma parte de un complejo ideado por el Instituto Nacional de Recursos Hidraúlicos desde la pasada administración, pero iniciado formalmente en la presente gestión gubernamental.

Los trabajos incluyen el recrecimiento con 9 metros de altura en la corona de la Presa de Sabana Yegua y la construcción de los desagües de emergencia o de fondo de este hiperembalse, que suple el agua del importante Canal Yaque del Sur.

El consorcio encargado de la obra, presidido por el gigante brasileño Andrade Gutiérrez inició los trabajos en el presente gobierno y atacó el proyecto en los frentes Sabana Yegua y Monte Grande.

Por causas todavía no explicadas, los trabajos de recrecimiento de la corona de Sabana Yegua y habilitación de los desagües de fondo, esto último para terminar con las famosas crecidas del Yaque del Sur aguas debajo de la presa que inundaban Jaquimeyes, fondo negro y otros poblados se encuentran muy avanzados, pero inconclusos.

En el caso de la presa de Monte Grande, la más reclamada y ambicionada obra del Suroeste, apenas se inició en febrero pasado con el túnel de desvió del río, y hace más de seismeses se retiraron todos los equipos del área de trabajo por alegada falta de recursos para continuar.

Monte Grande es probablemente la última de las grandes presas que se construyan en el país, aunque se sabe que la zona escogida para el embalse está rodeada de tierra muy erosionada que sólo con una reforestación preventiva puede garantizarle larga vida a la presa.

La dificultad para construir grandes presas en el futuro se debe a la gran cantidad de tierra que tendrían que anegar por centenares de años, precisamente en el momento en que el mayor crecimiento poblacional compromete esas tierras para asentamientos humanos,cultivos y otros usos.

La presa que deberá seguir a Monte Grande está destinada a erigirse en la región Este, para garantizar agua potable a todos los desarrollos turísticos de las provincias San Pedro de Macorís, La Romana e Higüey, y de esa manera librar a esas poblaciones de la necesidad de depender mayormente de aguas subterráneas, cada vez más escasas y salinizadas.

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